LA MISMA COSA
A fuerza de no vivir
-sólo respirar y a medias-
fue deshaciéndose de los sueños,
acallando sus pulmones,
restándole latidos al corazón,
vaciando su mirada de los colores más brillantes,
apagando los deseos,
echando el cerrojo a una vida nueva
y negociando con la muerte una salida digna,
indolora y nada humillante,
un carruaje con flores,
un nicho con buenas vistas,
el Cielo sin infierno,
un olvido en la historia,
una extinción coherente,
y nada ostentosa,
porque a fuerza de no vivir
se dio cuenta de que esa vida,
y la muerte,
eran la misma cosa.
Francisco de Sales
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