LA SOLEDAD EN LAS MUJERES
Las mujeres son la base de la sociedad.
Han cambiado mucho las cosas en los últimos años para las mujeres, y uno de los cambios que sufrimos es tener que vivir en propia carne las contradicciones que se derivan de la educación que recibimos, en el que se nos enseñaba que un príncipe azul, hoy desteñido, llegaría a nuestra vida a salvarnos, a hacernos felices; nos prepararon para ser amas de casa, y en algunos caso super-woman, con una casa impecable, un estado físico óptimo y unas cualidades personales y culturales a la altura del momento histórico que nos toca vivir. Hemos renunciado a muchas cosas y hemos tenido que tragar con otras que no nos apetecían, pero que tocaba vivir, y muchas se acostumbran a la soledad. Nos estudiamos a Masters y Johnson, para tener nuestra sexualidad sana y al día, vimos películas, obras de teatro, óperas, exposiciones, museos, hemos leído hasta la saciedad, muchas pasaron por el quirófano para embellecerse aún más y de repente te encuentras auténticos monumentos de mujer, ejemplo de cultura, belleza, bondad y bien hacer más sola que la una, totalmente emancipada, pero anhelando una pareja, que cada vez se antoja más complicada pues el nivel que ella ha adquirido es tal, y la calidad de algunos hombres también tal que se sumen en la más profunda de las decepciones amén que demográficamente somos muchas más mujeres que hombres.
Nos hablaron tanto y tan bien del amor, que el que encontramos o el que nos falta no se corresponde con lo que nos contaron y el despiste es tal, que un día nos encontramos muy felices por nuestro estado de libertad, porque tenemos ese espacio personal, por los logros personales y laborales y de repente un domingo por la tarde la melancolía se ceba en el alma y añoras la maternidad, o la caricia o el mimo, verte reflejada en los ojos de alguien que te ame y te valore….
Es cierto que hay también otro sector importante de mujeres que han optado por una saludable soledad, escogida, y que viven rodeadas de una vida que han construido a su medida, que viajan solas o con amigos-as, que tienen momentos felicísimos de compañía de sus seres queridos con una cobertura de afectos que sustituyen cualquier relación sentimental, que vuelcan sus sueños y expectativas en el arte, la política, el trabajo… que se sienten totalmente autónomas, que viven el amor y el sexo responsable desde otra óptica, no centrada en el compromiso y que se sienten plenamente realizadas.
Sería bueno llegar a un equilibrio en aquellas que sufren la soledad y disfrutar cada momento de su vida, sin pensar que el único fin es una pareja, ver ese periodo de tiempo como un espacio para construir un nuevo espacio interior, conocerse a fondo, haciéndose preguntas tan simples como: ¿Soy egoísta?, ¿Tengo envidias?, ¿A quién?, ¿Por qué?. Pensar como nos comportamos en nuestras relaciones, observarnos, sin critica, pero si con ánimo de mejora, preguntando a nuestros seres queridos que opinan de nosotros y no enfadarnos ante su crítica, valorarla, aunque recordemos que cuando nos critican nosotros NO VEMOS ese defecto, porque sí lo viéramos lo hubiésemos solventado, así que con humildad acéptala, observarnos mucho y hacernos cargo de nosotras mismas.
A veces es soledad obligada después de una ruptura donde el vacío, el dolor, el desconcierto, la sensación de que todo se acaba ocupa todo nuestro ser, sentimos lástima por nosotras, es ahí donde más nos tenemos que querer y esforzar por enriquecernos, abrir nuevos caminos para nuestra vida, evaluar serenamente qué falló y resolverlo para otra ocasión, pero todo, siempre desde el amor más profundo hacia nosotras mismas, toda esa pasión, esa ternura, toda esa complicidad que guardamos para una pareja en ese momento hay que gastarla integra con nosotras, decía Bertrand Russell que el bienestar psicológico es fuente de felicidad, no te conformes con otra cosa, sonríe, ríe, cada edad tiene su belleza, cada situación también.
Cuídate en tu soledad, vístete hermosa cuando estés en casa, que tu lencería sea tan bonita que cuando pases por delante de un espejo de casa no te quede más remedio que llamarte ¡Guapa!
Aséate aunque no salgas ese día, mírate al espejo muchas veces y piropéate, que te guste tu casa, tenla limpia y con detalles que te identifiquen, pertréchate de hermosos libros, buena música, películas, y planes fantásticos, interésate por las cosas, ayuda a los demás, viaja aunque sea sola, busca lo que yo llamo un “nido” de buen@s amig@s, si el destino te tiene preparada una pareja bienvenida sea, pero si no, no esperes como cantaba Serrat a Penélope: “toda tu vida en el banco de la estación, con su bolso de piel marrón”.
Despéinate y VIVE, desde ahora mismo, sólo viviendo encuentras ese ansiado estado de serenidad y felicidad.
(Marian Bueno)
