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 QUE NO SE TE OLVIDE VIVIR CADA DÍA.



Marzo 05, 2018, 07:09:41 am
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Desconectado Francisco de Sales

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QUE NO SE TE OLVIDE VIVIR CADA DÍA.
« en: Marzo 05, 2018, 07:09:41 am »
QUE NO SE TE OLVIDE VIVIR CADA DÍA


En mi opinión, como en la tuya propia si te permites reflexionar sinceramente acerca de ello, la mayoría de los días nos olvidamos de vivir, porque la mayoría de los momentos andamos atropelladamente, pendientes de compromisos, obligaciones, responsabilidades, urgencias, trabajos, resultados, tengo que hacer, de prisa, no llego…y se nos olvida VIVIR.

La casi totalidad de nuestro tiempo de estar en este mundo se nos va sin que nos demos cuenta, sin que tengamos tiempo de VIVIRLO CONSCIENTEMENTE y con total presencia, sin que nos dediquemos a  disfrutarlos, más atentos a lo ajeno que a nosotros, más pendientes de lo que se nos impone o nos imponemos que de lo que hay en nuestro interior, de uno mismo, y de lo que REALMENTE queremos.

Desperdiciamos, derrochamos, malgastamos tanto de esta vida de la que disponemos, que al final nos quedamos sólo con las migajas de lo que podría ser nuestra vida, sólo nos quedan unos pocos minutos sueltos flotando medio muertos sobre un océano de minutos muertos.

“He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz”, decía el poeta.

Es dolorosa esta toma de conciencia, es tremendo darse cuenta de que eso es lo que hemos hecho o seguimos haciendo, es dramático el reconocimiento de una vida despilfarrada por la falta de atención, por no saber apreciar y valorar esta impagable e irrepetible vida que nos han regalado; es punzante un mea culpa entonado por no haber sido feliz, por haber cometido un pecado cuya penitencia y castigo es la irrecuperabilidad de todo lo perdido.

No haber sido feliz, como no haber VIVIDO, provocan una amargura inconsolable. Nada puede calmar esa angustia, nada aquieta esa congoja, nada evita esa opresión en el alma, nada seca la infinita lágrima.

¿Qué estoy haciendo con mi vida?, esto se lo debe preguntar cada uno y esperar quieto y sin prisa  hasta que aparezcan las respuestas. Y mejor esperar con un pañuelo preparado para las lágrimas, porque si uno se da cuenta de lo que está haciendo con su vida, de dónde está dejando la atención a sí mismo y a su vida, y cómo pierde impunemente tantos y tantos momentos que podrían ser brillantes pero acaban apagados, puede comenzar un gemido desconsolado, una pena de la que resulte difícil escapar, una torrentera de aguas desbordadas y una congoja de esas que matan el alma por el ácido que incorporan.
 
Este puede ser un final lógico para quien anda por el mundo sin reparar en los detalles, sin mirarse en el espejo varias veces al día, sin hacer un continuo examen de conciencia y del cumplimiento de los objetivos trascendentales en la vida, sin repetirse a menudo “soy yo, estoy aquí y ahora”, sin preguntarse, sin atenderse, sin llegar a ser él mismo.

Y si uno descubre que lo que encuentra en el pasado, o en el presente, le parece un poco deprimente, un motivo suficiente para la desesperación por eso de que no podrá remediarlo o recuperarlo, o si uno se encuentra al borde del precipicio y con ganas de dar un paso adelante, entonces es cuando se tiene que tomar una de las dos opciones que se presentan ante él: la de quedarse en esa insatisfacción, en el enojo, en el lamento, en el arrepentimiento y sin avanzar, o la de tomar consciencia de que la vida sigue gastándose aunque no se le preste atención, y entonces es el momento de ponerse manos a la obra, vivir atento a la VIDA, y hacer las cosas al gusto para que no se vuelva a repetir nada de lo que ha llevado hasta esa realidad que es el motivo del arrepentimiento.

VIVIR cada día requiere atención, requiere que se le conceda su sitio, merece preponderancia, que no se convierta en un hecho aislado dentro de la existencia, sino que sea el motivo principal de estar en la vida. Merece que no se olvide, que no se deje para más adelante porque puede que ese “más adelante” nunca llegue, o que al llegar sea ocupado por otro “más adelante” igual.

VIVIR es, y ha de ser, hoy. Todos y cada uno de los hoy de los que dispongamos.

Esto no es aplazable. El contador sigue sin parar hacia atrás, cada vez menos para llegar al final donde no habrá nada de lo que ahora podemos disfrutar.

No hay otra oportunidad: esta es irrepetible.

Y este asunto requiere una reflexión mucho más intensa que cualquiera de las que hayas hecho hasta ahora. Tal vez no lo resuelvas en cinco minutos, ni aunque lo hagas siete veces, sino que tal vez tengas que dejar que cale dentro de ti la inmensidad del asunto, de modo que no puedas ya sustraerte a su influjo, de manera que no tengas que recordártelo de vez en cuando sino que pase a formar parte de ti de modo que sea indisoluble: tú y tu vida, asunto primordial.

Te dejo con tus reflexiones…
« Última modificación: Mayo 10, 2025, 05:39:10 pm por Francisco de Sales »

 

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