LAS 24 FORTALEZAS PERSONALES
Sexta parte
Martin Seligman dice que las Fortalezas son características psicológicas, personales, que cada uno puede desarrollar y mejorar si pone esfuerzo y determinación. Se agrupan en 6 categorías de virtudes. Todas ellas tienen en común que forman parte esencial del Ser Humano. Cada persona las tiene desarrolladas en mayor o menor medida, y la parte positiva es que todos, con voluntad y deseo, pueden conseguir que su perfeccionamiento personal se vea apoyado por todas ellas.
VI – TRASCENDENCIA – Fortalezas que forjan conexiones con la inmensidad del Universo y proveen de significado a la vida.
20 – APRECIO DE LA BELLEZA Y LA EXCELENCIA
También estamos capacitados para admirar la belleza, la excelencia, lo sublime, las maravillas… estamos capacitados para el asombro, la admiración, la fascinación… somos capaces de apreciar la naturaleza, el arte…
Pero tenemos que lograr también que lo cotidiano se convierta ante nuestros ojos en la maravilla que ya es y sepamos apreciarlo también.
No sólo lo deslumbrante es digno de admiración, sino lo pequeño, lo que puede pasar desapercibido, lo que se esconde entre lo cotidiano y por eso es menospreciado.
Es bueno ponerse de vez en cuando unos ojos nuevos y con ellos ver de un modo nuevo.
Es bueno pararse, y fijarse, para apreciar.
21 – GRATITUD
En las relaciones familiares, o con las personas con las que tenemos mucho trato y continuado, va desapareciendo la gratitud: todo entra en lo “normal”, lo que no es extraordinario ni requiere un agradecimiento. Y eso es un error.
Parece que no hay que agradecer que te preparen la comida, que te digan algo bonito, que se acuerden de tu cumpleaños, que te sonrían amablemente… y eso hay que repararlo.
Dar las gracias es satisfactorio, y recibirlas es aún mucho más agradable.
Es una muestra de reconocimiento por el beneficio o atención que el otro nos ha dedicado, y hay que responder de igual modo en justa correspondencia.
Y yendo aún más allá, hay que agradecer al sol su calor, a la Tierra que nos acoja, a los alimentos, a la vida, a los padres, y a todas aquellas personas que a lo largo de nuestra vida han hecho algo para nuestro beneficio o comodidad.
“De bien nacidos es ser agradecidos”, así se dice. Y así es.
22 – ESPERANZA
Hay que confiar. Hay que tener esperanza.
Si ésta no está presente en nuestra vida, desaparecen bastantes de los motivos que nos impulsan a seguir en el día a día, a querer mejorar en cualquiera de los aspectos, a esforzarnos por cumplir las ilusiones y hacer realidad los sueños.
Nadie nos puede garantizar el futuro, pero hay que confiar en que va a llegar y hay que hacer lo necesario para que, cuando llegue, sea tal como lo deseamos.
La esperanza alimenta los ánimos –tan imprescindibles- y pone a nuestro alcance parte de la energía que se requiere para avanzar.
Creer en un buen futuro pone en nuestras manos la capacidad de conseguirlo.
23 – SENTIDO DEL HUMOR
Esta es una de las virtudes que más aporta al Ser Humano.
Y a los otros.
Tener a nuestro alcance la diversión, el humor, las bromas, las sonrisas, y ponerlos en práctica, hace que veamos las cosas de un modo menos trágico y que la confianza y la esperanza se instalen con más firmeza.
Si uno se ve a sí mismo reír, o por lo menos sonreír, eso le hace creer que está en la felicidad, o muy cerca de ella.
Nuestra autoestima se ve estupendamente afectada ante esas expresiones jubilosas, y nuestro inconsciente cree que somos felices y comienza a actuar con esa premisa.
Reír, sonreír, disfrutar del humor manda una información al inconsciente y al cerebro: “todo está bien”. Y aunque no sea cierto, porque TODO no está bien, la actitud desde ese momento cambiará.
El sentido del humor nos ayuda a ver el lado positivo de la vida.
24 – ESPIRITUALIDAD
El Ser Humano es una unidad, pero para entenderlo mejor hay quien lo divide en dos partes: una es mortal, cotidiana, tiene defectos y errores, transita por el mundo, mientras que la otra parte es espiritual, contiene el alma, lo sublime, lo trascendental, lo divino…
También hay quien no es de esa opinión, y cree que uno ha de vivir con este cuerpo y en este mundo, y tiene que desarrollar –por su propio bien, no es imprescindible buscar motivos superiores – todas las virtudes a las que se ha hecho referencia en los capítulos anteriores.
Si disponemos de esa maravilla que son las virtudes, y su aplicación a la vida cotidiana nos engrandece y hace que la relación con los otros mejore, adelante con ello.
Quien quiere desarrollar la espiritualidad como algo separado porque le resulta más digerible, que lo haga.
Si para alguien lo acertado es pensar que existe un propósito que va más allá y está por encima de lo mortal, que todo tiene un significado universal y que es más de lo que aparenta, y que las cosas que ocurren en el mundo, en la vida, tienen que ver con algo Superior, que lo promocionen, que lo vivan de ese modo.
Quien se sienta confortado y más tranquilo, o justifique su vida con el hecho de que hay una espiritualidad, un alma, un más allá, que lo incorpore a su vida.
A fin de cuentas, se trata de VIVIR bien y, en la medida de lo posible, lograr que VIVAN bien quienes están a nuestro alrededor.
Ojalá que el descubrimiento o conocimiento de estas virtudes sirva para tener, a partir de ahora, otra relación mejor con ellas.