ESCRIBE PARA SENTIRTE MEJOR
¿Te sientes agobiado, como si todo corriera a tu alrededor y tú no pudieras llegar nunca a tiempo? Es porque intentas alcanzar el ritmo de los demás, pero te olvidas del tuyo propio. Cada persona tiene un ritmo diferente. Sé tú mismo y márcate tus propios tiempos.
El cuerpo humano tiene un auténtico reloj interno llamado ritmo circadiano. Está controlado por las hormonas y las sustancias nerviosas y cerebrales. Este reloj pone en marcha todas tus funciones fisiológicas inconscientes que son necesarias para vivir, pero también hace que te muevas, que trabajes y vivas tu vida, a un ritmo distinto del de los demás. Tener en cuenta tu reloj interno, es necesario para evitar muchos de los problemas que pueden surgir, si no cuentas con ello: insomnio, ansiedad, estrés, trastornos psicológicos, fobias, desórdenes metabólicos o de la alimentación, etc., además de un bajo rendimiento en el trabajo o en los estudios, apatía, cansancio crónico, falta de alegría, y otros muchos signos de que necesitas sincronizarte con tu ritmo interior.
Revisa tus horarios
A pesar de los horarios impuestos por la sociedad, es importante que te marques un horario diario, que se adapte a tu ritmo. Por ejemplo, para dormir bien es necesario respetar una hora fija a la que puedes acostarte cada noche y una a la que te levantes cada mañana. Pero, ¿qué ocurre si por tu trabajo, tienes que madrugar mucho y tu reloj interno es trasnochador? Tendrás que tomar algunas medidas como, evitar la siesta para así tener sueño cuando llegue la noche, decir no a la cafeína, a las cenas copiosas, o a ver mucho la televisión, antes de irte a dormir. Necesitas hacer cosas que te causen un efecto relajante como tomar un vaso de leche caliente o leer un libro. Y si el problema persiste, unos minutos de relajación con respiración profunda, pueden ayudarte mucho. Pero puede que te ocurra todo lo contrario. ¿Eres de los que sienten sueño después de comer? El cuerpo humano está programado para dormir una pequeña siesta sin que esto provoque ningún perjuicio para su rendimiento, al contrario, tras ese breve descanso, tu capacidad física e intelectual aumenta, además tu mente y tus músculos están más relajados y por tanto estarás prevenido frente al estrés y preparado para cualquier obstáculo al que tengas que enfrentarte.
Averigua cómo es tu ritmo interno
Es fácil saber de qué tipo es tu ritmo interno, tan solo debes preguntarte si prefieres madrugar o dormir hasta tarde. Si te gusta levantarte temprano y disfrutas con las primeras horas del día, tienes un ritmo interno diurno. Si por el contrario, por la noche serías capaz de seguir trabajando, aunque te acuestas para poder levantarte al día siguiente, tu ritmo interno es nocturno. Aunque esto puede variar en determinados espacios de tiempo y por distintas causas, como las preocupaciones, las emociones, las esperas o dudas sobre algo específico, etc. Y es lógico pensar que según sea tu ritmo en un momento determinado, sería aconsejable que adaptaras tus horarios a ello, aunque los meses siguientes cambien y tengas que reacondicionarte de nuevo. No importa, cada momento es diferente y así debes tratarlo, pues incluso un común cambio de estación puede afectar a tu ritmo interno, por ejemplo durmiendo mejor en invierno que en verano o viceversa.
La sociedad nos marca el paso
Hay personas a las que les cuesta muchísimo madrugar, pero por la noche están totalmente frescos. Este tipo de ritmo interno, lo tiene más complicado a la hora de adaptarse a los horarios marcados por la sociedad y los empleos, pero si tienes la suerte de ser de las personas que trabajan en casa, te recomendamos que realices tu trabajo durante la noche y te permitas levantarte dos o tres horas más tarde, de lo que lo harías habitualmente. Rendirás más y serás más feliz, no te sentirás cansado ni estresado. Pero es importante también que se lo hagas saber a los de tu entorno, para que puedan comprenderlo y evites malestares de convivencia, pues la mayoría de las personas viven adaptándose a un ritmo diurno, sin tener en cuenta el suyo propio, quizá por desconocimiento o porque no pueden cambiar sus horarios cotidianos.
Ritmos colectivos
Al igual que en la danza, existen diferencias entre el ritmo individual y el ritmo colectivo. Hay personas que se mueven, hablan, e incluso piensan, de forma más rápida y otras de forma más lenta, pero cuando esas personas de ritmos diferentes están juntas, bien en un mismo empleo o trabajando en un proyecto común, o entre miembros de una misma familia, pareja, amigos, etc. se crea un ritmo colectivo que generalmente está marcado por el ritmo interno de las personas más enérgicas, que arrastran inconscientemente el ritmo de los demás, adaptándolo al suyo. No siempre son las personas que tienen un ritmo más rápido, sino aquellas cuya energía transmite una mayor firmeza, serenidad, voluntad, fortaleza o dominio de sí mismos. Seguramente, alguna vez te has sentido agotado tras pasar tiempo con algunas personas cuyo ritmo es un tanto descontrolado. Esto es porque, ni tu ritmo propio, ni el de esas otras personas, han podido marcar el ritmo colectivo en la reunión, pues ningún ritmo era constante y coherente con los hábitos de vida y estarían un tanto debilitados. Se crea entonces como una lucha de ritmos en el que las personas reunidas suelen acabar agotadas sin ser conscientes de ello. Cuando tu ritmo interno es coherente con tu forma de vivir y está fortalecido, eres tú quien marca el ritmo colectivo cuando estás con más gente y siempre te sientes relajado y tranquilo.
Las edades de la vida
La sociedad no solamente marca unos horarios cotidianos sino que también marca un tiempo para cada fase de nuestra vida. La infancia, la adolescencia y una pequeña parte de la juventud, son generalmente los períodos de nuestra vida en los que nos dedicamos al aprendizaje, sin embargo, hay estudios que revelan que algunas materias académicas se aprenden más fácilmente cuando hemos alcanzado los treinta años. De adultos, estamos más capacitados para una mayor y más rápida comprensión, pues durante la infancia y la adolescencia, el estudio suele reducirse a memorizar datos, sin llegar a una absoluta comprensión de lo que se estudia. Aprender a conducir por ejemplo, es una algo que se aprende mejor y con una mayor responsabilidad, en la edad adulta. Cuando nos hacemos mayores, el ritmo de vida social nos lleva a emparejarnos y formar una familia. Encontrar un trabajo fijo, comprar una casa y tener hijos, son pasos tan marcados en nuestra sociedad que a veces se mira con extrañeza a la persona que no cumple con estos pasos, al llegar a su edad adulta. Sin embargo, no todos somos iguales ni queremos las mismas cosas. Para algunos, la idea de tener un trabajo fijo, puede limitar el dedicarse a una vocación tardía, o puede evitar trabajar en lo que realmente le gusta. Comprar una casa no parece lo más aconsejable hoy día, sin embargo el instinto de propiedad está muy marcado en sociedades como la nuestra. Tampoco todas las mujeres u hombres desean tener hijos al llegar a la edad adulta, porque quizá prefieran continuar desarrollándose laboral e intelectualmente, antes de conseguir tener el tiempo y la tranquilidad suficientes para dedicarse a su familia. Por todo ello, si sientes que no haces las cosas en el tiempo en que las han hecho los demás, quizá sea porque tienes un ritmo interno e individual muy marcado, que necesita expresarse por su cuenta.
La eterna juventud
Hoy día parece que todos pretendemos encontrar el elixir de la eterna juventud, pero no siempre es así. Muchas personas admiten con serenidad y alegría los diferentes ciclos de la vida, dando a cada uno, el valor que merecen. Esto no quiere decir que no puedas ser joven eternamente en tu interior. Siempre se ha dicho que la juventud está en el espíritu, esta es una forma poética de decir que, es joven quien se siente joven y acepta con tranquilidad e ilusión, el paso del tiempo. En la época de nuestras abuelas, era común que una mujer llegase a la ancianidad vestida siempre de negro y con el pelo largo y canoso recogido en un moño. En la época de nuestras madres, sin embargo, al llegar a los cuarenta o cincuenta años, las mujeres mayores se cortaban el pelo, se lo teñían y vestían faldas rectas por debajo de la rodilla. Hoy día la moda juega a nuestro favor, regalándonos atuendos más adecuados. Las mujeres llevamos diferentes cortes de pelo y diferentes colores, para alegrar así nuestro aspecto y darle un aire más juvenil. Todo esto beneficia a las personas individualmente y socialmente, pues sentirse joven y atractivo, es un síntoma de felicidad individual y colectiva, porque el mundo necesita personas que se sientan a gusto consigo mismas. Por ello, si te sientes joven y quieres vestirte de forma juvenil, tienes el derecho de hacerlo y también si quieres comportarte como si fueras un adolescente, siempre y cuando vivas en sincronía con tu ritmo interno y no tengas en cuenta las opiniones de los que no están de acuerdo. Vive a tu propio ritmo, pues es tu derecho y tu deber contigo mismo y también con el mundo.
El pescador y el turista
Existe un cuento que narra un encuentro con un pescador de un pequeño pueblo costero y un turista que estaba haciendo fotos del puerto. Al ver al pescador, tan pobremente vestido y dormitando plácidamente en el interior de su barca, el turista le preguntó si iba a salir a faenar. El pescador le contestó que no saldría, pues tenía suficiente pescado para comer al día siguiente. No es que quiera meterme en sus asuntos personales - dijo el turista - pero imagínese que hoy sale usted una segunda vez, una tercera, tal vez incluso una cuarta vez y que pesca tres, cuatro, diez docenas de caballas. Imagíneselo. El pescador asintió con un gesto de cabeza. Imagínese que no sólo hoy, sino mañana, pasado mañana, todos los días buenos sale dos, tres o tal vez cuatro veces. ¿Sabe lo que pasaría? El pescador sacudió la cabeza. En un año podría comprarse un motor y en dos años, una segunda embarcación. Como es natural, con dos embarcaciones pescaría mucho más…Entonces se construiría un pequeño depósito frigorífico, más adelante una fábrica de escabeche, con su propio helicóptero localizaría los bancos de peces y daría instrucciones por radio a sus barcos. Podría hacerse con los derechos del salmón, abrir un restaurante marinero, exportar la langosta directamente a París, sin intermediarios. Y entonces… El pescador le dio unos golpecitos en la espalda, como a un niño que se ha atragantado. Entonces, ¿qué? - preguntó en voz baja. Entonces - dijo el turista con plácido entusiasmo - podría usted estar sentado aquí, en el puerto, con toda tranquilidad, dormitar al sol y mirar el magnífico mar.
¡Pero si eso ya lo hago ahora! - dijo el pescador.
El turista se quedó pensando en la enseñanza que había recibido, pues antes, él también creía que trabajaba para no tener que trabajar más algún día y se despidió del pescador con una cierta envidia.
Algunos pasos para vivir a tu propio ritmo:
. Descubre cómo es tu ritmo interno, puede que no estés viviendo en consonancia con él. Obsérvate y revisa tu día a día.
. Adapta tus horarios a ti y no al revés. Si no puedes, porque tu horario de trabajo es invariable, intenta adaptar el resto de tu tiempo, para lograr adecuarlo a tu ritmo interno. Ej.: Si tienes que madrugar inevitablemente, acuéstate más temprano y si no puedes dormir, date más tiempo en el momento de conciliar el sueño, haz cosas que te relajan y evita las que te estresan.
. Si eres de los que se duermen de pie, descansa cinco minutos cada dos o tres horas. Notarás como te repones en seguida y rindes más en tu trabajo.
. Haz partícipe a los demás de cómo es tu ritmo interno. Si vives con más gente, es necesario que lo conozcan, para que puedan respetarlo y todos viváis en armonía.
. No tengas en cuenta el ritmo de vida que marca la sociedad sino solamente el tuyo. No debes comprar una casa ni crear una familia porque hayas llegado a la edad en la que esto se considera aconsejable socialmente, sino cuando te sientas preparado y realmente lo desees. Lo importante es que vivas felizmente tu vida, no que cumplas con una serie de pasos impuestos por la sociedad, porque puede que no sea lo que tú deseas hacer en ese momento.
. Vístete, realiza actividades y compórtate como realmente te sientas por dentro. Si te sientes joven, más joven de la edad que tienes, seguramente serás más feliz expresándolo. Hazlo, libera tu juventud interior, exprésate y comparte con los demás cómo te sientes, mostrándote como te apetezca, sin tener en cuenta las normas estéticas ni las de la mayoría. Mientras seas feliz y no hagas daño a nadie, vive a tu propio ritmo.
Mar Cantero Sánchez
Escritora y Coach
ESCRIBE PARA SER FELIZ, Ed. Createspace - MAR CANTERO SÁNCHEZ