BUEN HUMOR: TERMÓMETRO DE LA SALUD DEL ALMA
Hay personas que , para demostrar madurez o porque se toman a sí mismos muy en serio, destierran el buen humor de sus vidas y suelen encarar determinadas circunstancias, desde el lado más trágico; suelen malgastar sus energías enfadándose por todo y por nada, y lo que es peor, la imaginación emigra y el buen humor es acallado negándosele el derecho a ejercer la función para el que fue creado; re-encuadrar situaciones, crear puentes, ver luz cuando la vida pinta nubarrones…Parece mal visto llevar puestas las gafas del buen humor y reírnos de nuestra propia sombra.
El humor está al alcance y disfrute de todos; deberíamos aprender a usar el sentido del humor como especia que adereza todos los contratiempos vitales; comprobaremos cómo nos relajamos más, disfrutamos más y aportaríamos más experiencias deliciosas a nuestra vida cotidiana; nos beneficiaría aprender a observar los acontecimientos desde el lugar mágico del alma, porque desde esa atalaya sólo se ven facilidades, oportunidades. Desde esa atalaya se contempla el panorama con otro color, se tiene otra percepción; se valora lo realmente importante de lo superfluo e intrascendente, ¡no merece la pena malgastar una vida refunfuñando!
La risa relaja la mente y los músculos del rostro, alumbra los ojos y rejuvenece el semblante al tiempo que fortalece el sistema inmunológico de nuestro cuerpo. La vida pasa en un suspiro; no la malgastemos con enfados y en buscar malas intenciones en los comportamientos de la gente.
La risa es un don que hay que practicar constantemente en toda situación y lugar. De nada sirve alterarse porque alguien se nos haya colado en la fila del cine; al fin y al cabo la película la veremos igual, y si lo tomamos con humor nos ahorraremos una subida de la presión arterial y una descarga de adrenalina caducada. Ríase!
Tomémosnos con buen humor todo lo que sea susceptible de ser tomado con risas, y dejemos lo verdaderamente importante – cuando perdemos a un ser querido, o está enfermo o pasándolo mal-, las lágrimas, los enfados el dolor y la tristeza…Para el resto de sus momentos y aconteceres vitales usemos del buen humor.
El humor es maestro del re-encuadre, nos salva de situaciones comprometidas, todo el Universo entero se quedará silencioso esperando el estallido de nuestro primer latido… de risa!
(Maravillas Fernández Santos)