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 QUÉ ES LA RESILIENCIA Y POR QUÉ TE AYUDA A VIVIR MEJOR



Diciembre 10, 2019, 07:08:38 am
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QUÉ ES LA RESILIENCIA Y POR QUÉ TE AYUDA A VIVIR MEJOR
« en: Diciembre 10, 2019, 07:08:38 am »
QUÉ ES LA RESILIENCIA Y POR QUÉ TE AYUDA A VIVIR MEJOR

¿Qué hace que frente a un mismo problema haya personas que logren superarlo en poco tiempo y otras no? ¿O que ante una tragedia algunos individuos lo afronten, sean capaces de levantarse y seguir adelante? Existen muchos factores que contribuyen a inclinar la balanza hacia el lado positivo, entre estos, la resiliencia.

¿Y qué es eso de ser resiliente? Según la Real Academia Española (RAE) la resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Sin embargo, cuando entramos en el terreno de la Psicología hay que dar un paso más, la resiliencia no es solo adaptarse a una situación adversa, es además fortalecernos en esa circunstancia y sacar algo de la contrariedad.

En otras palabras, “es esa capacidad que tienen las personas de afrontar el estrés prolongado e intenso sin que les afecte de forma negativa e incluso les lleve a crecer como individuos”, explica Roger Muñoz, psicólogo clínico, profesor asociado de la Universidad de Valencia y portavoz del Colegio Oficial de Psicólogos de la Comunidad Valenciana.

Muñoz indica que las personas resilientes tienen una serie de características. Para empezar, disponen de más estrategias de afrontamiento de tipo cognitivo y conductual y como consecuencia, también tienen otras estrategias de regulación emocional, lo que provoca que transformen el malestar que genera el estrés de forma más constructiva.

Para continuar, se rinden menos ante los estresores y les hacen frente con tácticas más elaboradas. “Por ejemplo, en vez de reaccionar de forma automática ante una situación, ya sea tendiendo a que todo sea una catástrofe, o rumiando, aceptan el estrés y se focalizan en lo positivo de la situación No ven el estrés como algo incapacitante, sino como un desafío”, detalla el experto.

Por último, las personas resilientes experimentan todas las emociones de forma constructiva. “Vivimos en una moda que defiende el positivismo constante. Sin embargo, cuando hablamos de emociones positivas y negativas, estamos creando el mensaje de que una persona tiene que estar siempre alegre porque es bueno y agradable. Eso es un error muy grave”, advierte el experto. “Las emociones desagradables, como la tristeza, la ira, la culpa, son muy positivas si se regulan bien”.

¿Qué hacen en esas situaciones las personas resilientes? “Viven las emociones desagradables de forma natural. No es que siempre estén alegres ni que le sonrían a todo y, por tanto, gracias a esa alegría constante, que casi es patológica, puedan con todo. Experimentan las cosas como vienen, las aceptan y transforman de manera constructiva. Eso sería la regulación positiva: hacer algo constructivo tanto de las emociones agradables como desagradables”, especifica Muñoz, quien añade que los resilientes tienen mayor presencia de emociones positivas como son el optimismo, la alegría, la motivación alta, etc.

¿TODO ES POSITIVO?

A simple vista la resiliencia parece una capacidad positiva, pero si intentamos ubicarla en la sociedad actual, cada vez más individualista y donde el paradigma social y laboral clama por hacer a las personas cada día más resilientes para adaptarse al estrés del mundo en el que vivimos, cabe preguntarse si tiene tantas ventajas formar a las personas en este ámbito.

“Sí y no”, responde Muñoz. “La resiliencia es importante, pero con matices. No podemos vivir en una sociedad en la que tengamos que adaptarnos a todo. Además, tampoco podemos utilizar la resiliencia como una acusación, es decir, cada vez es más habitual que en los trabajos la carga laboral sea tan alta que los trabajadores no cumplan con esas expectativas elevadas y, en lugar de analizar si tiene demasiadas tareas, decimos que esa persona no es lo suficiente resiliente. Hay que ser conscientes de que hasta en los niveles de mayor estrés, las personas más resilientes se acaban quemando por mucho que formemos a las personas en esas capacidades”, hace hincapié.
Puntualizado este aspecto, que es importante tener en cuenta, el portavoz del Colegio Oficial de Psicólogos de la Comunidad Valenciana, señala que a nivel psicológico y personal hay personas que están en un mismo contexto, con un nivel alto de demandas y disponen de estrategias de afrontamiento que se pueden trabajar para evitar el síndrome de burnout.

En el otro lado de la balanza encontramos los puntos fuertes de la resiliencia. Trabajar esta capacidad puede ayudar a que las personas con altos picos de estrés no se hundan y que el mismo estrés les ayude a crecer. “Es lo que llamamos crecimiento postraumático. Todas las personas vamos a pasar a lo largo de nuestra vida por un momento de trauma (vamos a perder a una persona que queremos, algún trabajo importante, etc.). Pero el trauma deja de serlo cuando no nos hunde; pasaremos por la situación traumática, pero no se convertirá en trauma. Ahí es donde hemos visto que la resiliencia es un factor importante para ese crecimiento postraumático. Las personas resilientes ante estresores muy fuertes aceptan la situación y se convierten en mejores personas. En vez de dejarse llevar por la situación postraumática y convertirse en cínicos, que incluso pueden llegar a maltratar a otros directa o indirectamente, se convierten en personas más morales, más empáticas y más constructivas”.

CLAVES PARA MEJORAR LA RESILIENCIA

 
 
 

La resiliencia se puede entrenar. Para conseguirlo Muñoz da tres pautas que habría que trabajar:

1.   Experimentar las emociones desagradables y/o negativas de manera natural. Si no queremos tenerlas, las intentamos suprimir o negar provocamos un efecto rebote. “Es similar a cuando una persona dice: me quiero dormir que mañana tengo que madrugar y no se duerme”.
2.   Aprender de esas emociones. Al sentir esas emociones y ocasiones estresantes hay que buscar qué nos pueden enseñar, cómo podemos neutralizarlas hasta descubrir algo positivo. “Si perdemos un trabajo que nos gusta mucho, en lugar de recrearnos en la pérdida hay que mirar las dos caras de la moneda y pensar en la suerte que tuvimos de trabajar ahí, lo que aprendimos y lo que podremos aportar al siguiente puesto”, aconseja.
3.   Buscar el lado ético. Tras reinterpretar la situación de forma positiva viene el último paso para trabajar la resiliencia: darle un aspecto ético, es decir, buscar una solución que fomente la colaboración. “Las personas resilientes siempre aportan un aspecto ético a sus conductas. Son personas un poco más morales, ya que tras haber sufrido empatizan más con los que se encuentran en esa situación”.

¿SE PUEDE APLICAR LA RESILIENCIA EN EL DÍA A DÍA?

¿Sólo se puede ser resiliente ante tragedias o también con los pequeños estresores de cada día? Muñoz confirma que se puede aplicar en ambos casos. “Hay personas a las que les molesta cualquier tipo de estresor porque quizá no están aceptando la situación en la que se encuentran. A mis alumnos se lo enseño así: ¿alguna vez os habéis puesto a escribir unos apuntes de una asignatura que no os gusta? ¿A que la letra os sale bastante fea? Intentad hacerlo ahora escribiendo con la letra lo más bonita posible, os seguirá sin gustar, pero será más agradable”.

Y es que si lo aplicamos a las pequeñas molestias diarias, nos ayudará a ser más felices.

Fuente: Cuidate


 

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