6. Haz 30 minutos de ejercicio
Mente y cuerpo van unidos. Lo que le pasa a uno tiene consecuencias sobre el otro, y al revés.
La soledad también tiene efectos negativos sobre tu salud física. Pero solo 30 minutos de ejercicio durante tres días a la semana son suficientes para cambiar ese estado y empezar a recuperarte (Bartholomew, Morrison & Ciccolo, 2005)
No menosprecies la importancia que tiene el deporte sobre tu estado anímico. El ejercicio dispara tus pensamientos positivos al generar endorfinas (conocidas como las hormonas del bienestar), aumenta tu ritmo metabólico y te ayuda a sentirte más a gusto con tu propia imagen.
Si no haces deporte, olvídate de las otras nueve claves y empieza por aquí. El ejercicio quizás no elimine la causa de tu soledad, pero aliviará tus síntomas.
7. Conecta con gente a través de MeetUps
Relacionarte con gente te enseña que no estás tan solo en el universo. Te conecta con este mundo y te hace sentir parte de él, con sus mismos problemas e ilusiones.
¿Pero qué ocurre cuando no tienes amigos cerca? ¿Cómo puedes conocer gente nueva? Contacta a través de grupos de quedadas o en redes sociales.
Sé que no es fácil ir solo a un evento. La soledad puede aumentar tu ansiedad en situaciones sociales, así que te recomiendo una estrategia psicológica que suele funcionar bien: plantearte la situación como un juego poniéndote en la piel de otra persona. (Knowles et al. 2015)
Por ejemplo, podrías imaginarte que eres un relaciones públicas. ¿Cómo lo harías para saber si la gente del evento se lo está pasando bien?
8. Haz algo por los demás (aunque sea pequeño)
¿Sabías que cuando donas a la caridad se activa la misma región cerebral que cuando comes chocolate o tienes sexo? (Moll et al, 2006)
Dar te hará sentir mejor. En un estudio que sorprendería a muchos economistas, los participantes se dividieron aleatoriamente en 4 grupos.
• Al primero se le dio 5 dólares a cada uno para que compraran algo para ellos. Al segundo se le dio 20 dólares para que hicieran lo mismo.
• En el tercero, tenían que gastar los 5 dólares en comprar algo para otra persona, y en el último lo mismo con 20.
Los que gastaron 5 y 20 dólares en los demás terminaron sintiéndose mucho más felices y satisfechos que los que gastaron el dinero en ellos mismos. Pero lo que es más sorprendente es que los que regalaron 20 dólares no se sintieron mejor que los de 5 (Dunn, Aknin & Norton, 2008).
Dicho de otra forma, no es una cuestión de cuánto dar, sino simplemente dar.
Una de las mejores maneras de aliviar la soledad y dejar de pensar en ella es hacer algo por los demás. Únete a una ONG o dedica dos días al mes a hacerle compañía a una persona anciana; es muy difícil sentirte solo cuando estás ayudando a los pobres o los más necesitados. Y además te recompensa con inmensa gratitud.
9. Viaja solo para no sentirte solo
Cuanto más solo viajes, más acompañado vas a estar.
Es una paradoja, pero es así. Mucha gente no se atreve a viajar sola por varios miedos, especialmente el de no poder soportar la soledad. Pero la realidad es que van a estar solos muy poco tiempo.
Viajar en compañía puede ser mucho más solitario que viajar por tu cuenta. Te obliga a tener que relacionarte constantemente con tus compañeros para que no parezca que los estás dejando de lado. En estos casos es muy frecuente volver de viaje sin haber conocido a nadie.
Cuando viajas solo, la gente está más predispuesta a hablar contigo. Dejas de ser un grupo cerrado, con normas propias, y te conviertes en un viajero curioso. Sin darte cuenta, empezarás a conocer gente con historias sorprendentes, y eso te conectará de nuevo con el mundo.
Personalmente, en pocas ocasiones he pasado más de dos días sin compañía cuando he viajado solo. Si te alojas en hostales encontrarás un montón de gente (jóvenes y mayores) en tu misma situación, y en cuestión de minutos ya estarás haciendo nuevas amistades.
10. Adopta un perro
Si últimamente te sientes triste y deprimido quizás pienses que ahora no puedes sobrellevar más responsabilidades en tu vida. ¡Sólo te faltaría tener un perro!
Permíteme que discrepe rotundamente.
Yo no había mostrado ningún interés por estos seres peludos durante toda mi vida. Algunos me parecían bonitos, pero tener que pasearlos 3 veces al día se me antojaba una esclavitud excesiva.
Sin embargo hace poco he empezado a ver las ventajas que eso conlleva. Voy a citarte algunas:
Te obliga a moverte
Tener un perro supone seguir una rutina. Ya no puedes quedarte deprimido en la cama hasta las 12 de la mañana; tienes que levantarte para sacarlo a la calle y darle de comer.
Un perro añadirá rutina a tu vida. Y en los peores momentos, eso puede ser el primer paso hacia la recuperación.
Te ayuda a conocer gente
Los dueños de perros inician muchas más conversaciones entre ellos, así que aprovéchalo para conocer gente cuando sales a pasear tu mascota (Rogers, Hart & Boltz, 1993).
El motivo es que tener algo en común con otras personas nos vincula más a ellas y nos predispone para relacionarnos socialmente.
Te levanta el ánimo
Por si todo esto fuera poco, el simple hecho de acariciar tu perro durante 20 minutos es suficiente para aumentar en un 10% tus niveles de serotonina, conocida como la hormona de la felicidad (Beetz et al. 2012).
Si te sientes solo, tener un perro no solo evitará que te abandones, sino que te abrirá las puertas a conocer más gente y a ver las cosas con más optimismo. Y si además lo adoptas estarás salvando una vida.
Conclusión: aprende a estar solo
En esta guía te he mostrado las principales estrategias científicas para reducir el terrible efecto de la soledad.
Sin embargo, recuerda que es normal que te sientas solo de vez en cuando. A todos nos ocurre.
Incluso aquellas personas que consideras más sociables o extrovertidas han pasado por la soledad. En algún momento u otro, todos nos hemos sentido (o nos sentiremos) incomprendidos, perdidos e ignorados.
No rechaces la soledad. No tienes que estar permanentemente contento y feliz, ni portarte como un valiente o ser el que siempre consuela a los demás. Tú también tienes derecho a sentirte triste de vez en cuando, porque esa reflexión te ayudará volver a coger impulso.
Sin embargo, no dejes que esta sensación se prolongue demasiado. De lo contrario, la depresión puede empezar a asomar la cabeza.
Para conseguirlo, aprende a luchar sin resistirte. Sentirte solo es un sentimiento, y no hay ningún sentimiento que dure para siempre. Si le dejas marchar en lugar de enfrentarte a él como si fuera a quedarse eternamente, terminará yéndose.
Una vez aprendas a convivir pacíficamente con la soledad, pon la primera piedra para que no tenga que regresar. Sal, haz ejercicio, crea rutinas y conecta con gente nueva. Descubrirás que tu círculo de soledad es tan pequeño como tú quieres que sea.