Lo sabemos.
De sobra lo sabemos.
Pero nos empeñamos en negarlo, en hacer como que nos olvidamos, y en seguir castigándonos con ello.
El miedo, la ira, el rencor, la tristeza, el odio, los celos, la envidia… todos ellos, y otro grupo de similares, afectan al corazón, a la salud, al estado anímico, a la autoestima, a la energía emocional, a las relaciones con los demás, a la calidad de vida, al mundo diario…
Además, la reincidencia o el estancamiento en cualquiera de ellos no hacen más que perpetuar una sensación de infelicidad, de disgusto, de malestar, de negativismo…
Sin embargo, y aunque lo sabemos, de sobra lo sabemos, alargamos innecesariamente esos estados.
¿Tú eres otro más de este montón?