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 24 - SER UNO MISMO - 2ª parte



Junio 06, 2020, 06:11:43 am
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24 - SER UNO MISMO - 2ª parte
« en: Junio 06, 2020, 06:11:43 am »
PENSAMIENTOS

Ser, ¿Quién?
Uno mismo.
Lo que hoy puedo alcanzar, no otro distinto, porque ya no sería yo; sería una buena intención, una ilusión, el mejor de los deseos, pero no se debe ser quien no se es.
No se puede buscar uno donde no está.
Hay que tocar la realidad primero, saber las medidas y los limites, valorar y reforzar –si es necesario- las fuerzas y las capacidades. Después, sin arrebatos, todo consciencia, hay que ir dibujando un retrato de quién NO se quiere ser.
Y a partir de ahí el resto es, sencillamente… complicado.
Búsquedas y finales que me llevan al principio.
Tendré preguntas de las cuales parece que huyen las respuestas correctas. Y tendré dudas, muchas dudas.
Pero si tengo por lo menos el proyecto, inacabado siempre, de lo que NO quiero ser y, por lógica, si estoy atento, descubriré  lo demás: lo que SÍ quiero ser.
Ser, el que yo siento que tengo que ser.
Tal vez un alma sensible, o unos ojos que ven todo con otros colores, o una esperanza, o una calma, o un humano en constante crecimiento…
Ser la única forma de persona con la que me pueda sentir a gusto y en paz; ser la única forma de persona con la que me sienta identificado, con quien no tenga que fingir, ni luchar, ni hacer un esfuerzo por agradar o agradarme… ser quien llevo dentro, desarrollar mi interior, dar vida y crecimiento al proyecto que aún soy.
Convertirme en Yo Mismo.
Ser la individualidad que debo ser.
Ser el conjunto único de cualidades, virtudes, procesos y cosas que nadie más que yo podrá ser.
Ser, simplemente ser.
Ser humano.
Me refiero al significado comúnmente aceptado: personas con debilidades y con fallos.
Debo ser una persona que se muestra como es, con dudas, con días buenos y días malos.
Debo ser una persona que se muestra como tal, sin cosas que ocultar, sin tabúes, sin complejos, sin falsas apariencias, mostrando mi actual realidad para que sea aceptada como es.
Mostrar lo que soy y lo que tengo: inseguridades, alegrías, pesimismo, sueños, esperanzas, desconsuelo…
Freud creía que la represión era una manera de mantener a raya lo que él denominó el “ello”, que es el receptáculo interior de lo que llamamos nuestras “necesidades inferiores”. Después se ha averiguado que no solo reprimimos los impulsos más “inferiores”, como la agresividad y la sexualidad, sino que también se aprende a contener parte de la energía y la curiosidad innatas. Todo ello para adaptarse a las condiciones del medio. Pero así como reprimimos nuestras posibilidades “inferiores”, también reprimimos las más elevadas, y también de ellas nos defendemos: se produce el miedo a la propia grandeza y la huida de todo aquello que podríamos ser… ¿por qué tememos nuestra propia grandeza?... ¿por qué vamos por el mundo usando solamente una fracción de nuestras posibilidades?...
Aquí surge, otra vez, la necesidad de autoconocimiento, la necesidad de conocer los motivos y las causas de nuestra vida, porque así como en el ejemplo de la semilla del peral, que sabe que tiene que ser un peral y no otro árbol, y cuando se propicien las condiciones de tierra, humedad y temperatura será un peral, en las personas no suceden igual, porque no sabemos qué tenemos que ser, cuál es nuestro propósito en la vida, ni cuál es el sentido de nuestra existencia.


SER… ¿PERO POR QUÉ?

Porque es uno de los motivos de la vida, quizás el único.
Porque es la única opción de encontrar la libertad.
Porque uno no está siendo el que quiero ser, estará siendo el que no quiere ser.


SER… ¿PERO CÓMO?

Pues tal como dicte mi conciencia, del modo en que me sienta yo mismo, y cuidando que la armonía se instale a perpetuidad.
Siendo yo mismo aunque eso no siempre me proporcione palmaditas en la espalda ni aplausos. Siendo real, sin mostrarme distinto de quien soy, evitando los modelos bien aceptados para quedar bien, o siendo consciente -en ese caso- de que estoy actuando, no siendo.
No exigiéndome lo que no soy y lo que no tengo, no comparándome con otros, no creando conflictos innecesarios en mi interior, no forzándome a ser de un modo distinto a como soy, no siendo voluble en función de mi estado de ánimo o de las circunstancias ajenas, no tratando ser el que los demás piensan que soy ni el que quieren que sea.

Cada quien decidirá cómo quiere ser, pero estas son unas buenas opciones.

SER SENCILLO

Aunque me hayan inculcado lo contrario.
La sociedad de consumo, y la educación que recojo de la calle o en mi propia familia, me insinúa que sencillo es equivalente a fracasado. Expresan que hay que ser el mejor, cueste lo que cueste, porque el mundo no es de los mediocres ni de los pusilánimes. En este mundo predomina la competitividad, hay que ser más apto que los demás, hay que destacar, aunque sea llamando la atención con la actitud y los modos, y hay que machacar a quien sea si es necesario para conseguirlo. Eso nos inculcan de algún modo.
Los héroes y los triunfadores son los que  destacan y se quiere ser uno de ellos. Hay que ser aparente: tener el mejor coche, la mejor marca de ropa, incluso por encima de lo que me permiten las posibilidades.
Quien es sencillo no encaja en la sociedad actual. Se clasifica como un hippie caducado, una persona sin carácter ni personalidad, un pánfilo, o un esotérico lunático iluminado que está la mayor parte del tiempo en las nubes; en resumen, alguien no muy bien aceptado.
Ser sencillo, en cambio, es ser verdadero, espontáneo, obrar con llaneza, no tener doblez ni engaño, no tener artificio y decir lo que se piensa.
O sea, un Ser natural que se muestra en su forma natural.
Rara avis.
Ser sencillo permite la tranquilidad de no ir cargado del oropel y la pompa que requieren algunos de los personajes que interpretamos. Ser sencillo es Ser Uno Mismo sin preocuparse, sin intentar engañar, sin aparentar lo que no es, aceptando las cosas de la vida, y estando en ella sin hacer mucho ruido.
Es estar relajado ante las cosas que van sucediendo en la vida y aceptarlas como parte de la tarea de vivir.
Es ser natural, accesible, humano.
Es tener claro que casi todo es superfluo.
Es comprender que no necesito “ser algo”, sino  simplemente “ser”.
Para ello es necesario Descubrirse, poner en su orden exacto la propia escala de valores y, si es necesario, trazar una nueva en la que se incluya lo que realmente apetezca, aquello que realmente se valore, lo que es importante para uno, y hacer un pacto para autorizarse a ser sencillo. Reconocer que casi todo es sobrante, que las cosas sólo valen lo que uno esté dispuesto a hacer por ellas, que se puede vivir sin ostentaciones y sin hacer ruido, que la naturalidad no requiere ningún esfuerzo y la sencillez es uno de los mejores ingredientes de la naturaleza humana.
Si eres capaz de entender la delicia que es “ser nadie” tendrás más fácil alcanzar y disfrutar la sencillez.


SER AUTÉNTICO

O sea, el legítimo, el verdadero. Espontáneo y natural. Puro. No el que los demás quieren que seas. No una mala imitación, ni una réplica, ni el cincuenta por ciento de lo que puedes llegar a ser, sino el que realmente eres. Si sólo estás siendo una parte de quien realmente eres, aún no eres el auténtico.
Para ello, si es necesario, romperás con lo acostumbrado, romperás la idea errónea de ti. Y tal vez romperás, sin que tú lo decidas, con algunos compañeros de tu entorno, a los que quizás llamas amigos, porque se darán cuenta de cuán lejos de ellos te encuentras y no les interesas siendo auténtico. Y he escrito interesas muy conscientemente, porque sus intereses era lo único que te unía a ellos. Romperás también, esta vez por decisión propia, con todo lo ilusorio, lo provisional, lo falso, los oropeles, lo que carece de base, lo que se rige exclusivamente por intereses o apariencias.
Para ser auténtico tienes que romper con algunas ataduras que parecían lindos lazos y con la idea que tenías de ti y de otras cosas; adquirirás la responsabilidad de tu propia vida de un modo absoluto, te dejarás de lloriqueos y quejas infantiles, y buscarás con ahínco lo natural y profundo que hay en ti.
Todo no son ventajas… por eso decimos de alguien que es auténtico cuando es honrado y es fiel a sus orígenes y convicciones. Cuando podemos decir que es él mismo.
Ser auténtico es poder disfrutar de casi todos los mejores adjetivos de los que disponemos: verdadero, puro, espontáneo, natural, creíble, franco, sincero, leal…
Sin duda, poder ostentar estas cualidades es un argumento más que suficiente para empezar a ser auténtico.
Porque, además, es Ser realmente Uno Mismo, permitirme ser como realmente es.
Ser Uno Mismo es lo máximo.


SER… ¿PERO CUÁNDO?

Siempre. En todos los instantes de todos los momentos.
No hay momentos en los que sí tienes que ser y otros en los que no.
Todos los segundos te pertenecen, todos te van construyendo, todos quedarían vacíos sin ti.
En el proceso de vivir no hay vacaciones.
Puede haber momentos más relajados, de aparente desatención, pero hay que seguir alerta, con la atención afinada, en la tensión serena de la leona a punto de saltar sobre su presa, teniendo la intuición muy pendiente de que la vida es la suma de todos los instantes y de todos los momentos, y todos y cada uno de ellos pueden aportarte la calma, la delicia, los sueños o el éxito.
Cada momento es el momento óptimo de Ser Uno Mismo.
Este Ser Uno Mismo no es un espectáculo que se monta para asombrar a los demás, sino que es el hecho de vivir consecuentemente con los principios básicos que vienen implícitos en cada uno, genéticamente o por la Gracia Divina.
Ser en la ducha, en la conversación más banal, en el mercado, cuando soy amante y cuando soy amado, en todos los segundos que vivo, porque todos me van haciendo y porque todos quedarán huérfanos si yo no estoy en ellos.
Sólo uno puede Ser Uno Mismo. Nadie más. No hay suplente. Sólo la integridad absoluta siempre concede ese título honorable y honorífico.
Y no hay momento menos importante que otro.
Puedes y debes conseguir que en los momentos que aparentemente no pasa nada, sean momentos de un contacto aún más directo contigo mismo, y que sean momentos de una vigilancia que está atenta a no dejar de Ser Uno Mismo, y tienes que seguir siéndolo en los momentos de calma, en los de estruendo y en los de desatención.
Ser siempre, porque sólo los muertos no pueden ser.


SER… ¿PERO PARA QUÉ?

Para cumplir el compromiso adquirido cuando decidiste vivir.
No creo que estar en esta vida sea pura casualidad, ni que sea irrelevante.
Para tu vida es primordial vivir y tu responsabilidad como gobernante es realizarte plenamente, acumular el máximo de momentos de felicidad, sentirte a gusto y en paz, tener un concepto justo y equitativo de ti mismo, despertarte sin miedos y acostarte con la conciencia tranquila.
Todo esto sólo se consigue desde la integridad total, para eso hay que Ser Uno Mismo, para no ser un usurpador, un parásito, un derrocador del maravilloso acto de vivir desde la mejor opción de Ser Uno Mismo y disfrutarlo.


¿QUÉ ES SER UNO MISMO?

Es el proceso de Desarrollo y Actualización de lo que se es por sí mismo, en esencia. Sacarlo a la luz en su plenitud, y no sólo pequeños retazos.
Este trabajo se realiza desde adentro hacia afuera. Se hace en el interior y se manifiesta en el exterior, teniendo clara la premisa de que cuanto más ejercitamos lo que somos más se desarrolla.
La forma de averiguarnos es preguntándose a menudo. ¿Estoy siendo realmente yo mismo?
¿Expreso mi integridad en la que se aúnan el hecho de habitar en este mundo con el de no renunciar a mí ni a mi espiritualidad?
¿Dedico tiempo a Descubrirme para saber quién soy?
¿Soy yo mismo aún en presencia de otras personas y en todas las ocasiones?
No hay que olvidar que vivimos en un mundo de prohibiciones, expresas o sutiles, y que socialmente está casi prohibido Ser Uno Mismo, y se acepta mejor ser lo que se espera de uno, o ser lo que es más conveniente ser.


PARA OBSERVAR

Quizás se te ocurra preguntar: ¿cómo o cuándo se sabe que uno ya Es Uno Mismo?
No te preocupes. Tranquilo. Cuando lo seas, los demás te lo harán saber, incluso en alguna ocasión con cierto disgusto por su parte, pero, sobre todo, el más fiable eres tú, que cuando ya lo seas te darás cuenta de un modo irrefutable.


DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL

Ser Uno Mismo es una propuesta.
Ser nadie, es otra.
Quizás el mejor servicio que se puede hacer al mundo sea que desaparezca el “yo”. Entonces podrías quedar convertido en vehículo de lo divino.
Si te pones al servicio de Él, te llevará por donde debas ir.
Una propuesta interesante aunque desconcertante…


RESUMIENDO

A esto venimos al mundo: a Ser Uno Mismo. Es tu tarea cósmica o tu reto espiritual, o lo más humano y crudo que te puedas imaginar: has venido a ser el que nadie más puede ser, el que has sido destinado a ser. Búscate en tu esencia, y no te prives de mostrar al mundo a ese ser maravilloso.

   
Francisco de Sales

         

 

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