CAPÍTULO 6 – EL NOVIAZGO
Este es el capítulo 6 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER.
El noviazgo es la etapa en que dos personas han de empezar a conocerse con más profundidad y haciéndolo con expectativas de una relación a futuro.
Si se va a convivir con otra persona durante el resto de la vida, o durante mucho tiempo, es conveniente que estén claras las premisas y las bases sobre las que se pretende crear esa relación, así que la honestidad y la sinceridad son imprescindibles.
Es el momento de hacer las cosas bien, así que no hay que esconder nada, no hay que dejar preguntas sin hacer, no hay que dar nada por supuesto, no hay que auto-engañarse. Es el momento de expresar las preferencias, las opiniones, las necesidades; es el momento de manifestar la forma de ser y pensar, los proyectos y deseos, las aspiraciones y todo aquello que para uno es innegociable -y en lo cual no se va a claudicar- o lo que es inaceptable de asumir. Si ya desde el principio no hay afinidad en las cosas más básicas es mejor cortarlo a tiempo.
Una de las cosas inadecuadas que se pueden llegar a hacer durante el tiempo de noviazgo -en unos casos porque uno cree que no tiene muchas opciones de elegir pareja y se conforma con alguien que se parece un poco a lo que desea, y en otros casos porque se cae en la trampa de imaginar que más adelante ya se le irá cambiando al otro-, es el hecho de que se admiten cosas que a uno no le parecen bien, que no gustan, pero… se callan y se aceptan y, por ilusión o por confusión, no se renuncia desde el principio a cortar una relación que parece estar condenada al fracaso.
Las personas, generalmente, no cambian. Porque no quieren o porque no les interesa. Esto conviene tenerlo muy claro. Sólo cambia quien tiene voluntad propia de cambiar, no se puede imponer.
Además, intentar “cambiar al otro” es algo contraproducente si no está plenamente aceptado por el otro, porque puede darse cuenta, después de algunos obligados cambios, que está dejando de ser él mismo y eso le puede aterrar, ya que ha estado acostumbrado a ser de cierto modo a lo largo de su vida y si deja de hacerlo puede perder la referencia de quien cree que es y puede empezar a comportarse de cierto modo –no natural para él- en el que se siente otro distinto, incómodo, inseguro, y hasta amenazado en su personalidad. Ante esta situación, nueva e indeseada, lo lógico es reaccionar de mala manera y ponerse a la defensiva, y entonces puede comenzar a ver a su pareja como el enemigo que pretende despojarle de su personalidad y sus derechos en vez de como el aliado deseado.
Cuando una persona descubre cosas que no son de su agrado en la persona con la que está iniciando una relación sentimental que aún no está consolidada, y si piensa que esas realidades pueden afectar al futuro de la relación, lo correcto es dialogar, amplia y claramente, para ver si se pueden solucionar esas diferencias. Si no tiene una solución satisfactoria para ambos, es buen momento para desmontar algo que parece destinado a no prosperar bien.
Eso que siempre se ha dicho de que “conmigo cambiará, por amor hacia mí será otra persona distinta”, es más una utopía, y un deseo sin porvenir, que una realidad.
Si se encuentran muchas cosas que debería cambiar en el otro, tal vez sea mejor cambiarle por otro.
Francisco de Sales