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 CAPÍTULO 13 - EL CONTACTO FÍSICO



Septiembre 04, 2020, 05:22:53 am
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Desconectado Francisco de Sales

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CAPÍTULO 13 - EL CONTACTO FÍSICO
« en: Septiembre 04, 2020, 05:22:53 am »
CAPÍTULO 13 - EL CONTACTO FÍSICO

Este es el capítulo 13 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER.


“Hay que adaptarse al placer que proporciona el lento y bien saboreado contacto corporal; a valorar, más que la triunfante penetración, la gustosa compenetración; más que la posesión a sangre y fuego, las demoradas caricias tan sabiamente deleitosas.”
(Antonio Gala)


Al principio de la relación, no se desea que las manos enlazadas se separen, todos los besos parecen pocos, todos los abrazos son bien recibidos, todas las caricias son excitantes y celestiales. En el sexo se es insaciable y se está siempre predispuesto.

Todo lo que tenga que ver con el contacto físico es muy ansiado.

En muchos casos, con el paso del tiempo eso va desapareciendo, o por lo menos amainándose en exceso. En el interés sexual no siempre manda uno, porque llegando a cierta edad es el propio cuerpo quien marca las limitaciones, pero para acariciar y abrazar no hay límites de edad ni impedimentos. Las caricias no debieran desaparecer nunca, aunque las manos ya sean un poco ásperas o menos hábiles, por los años, y aunque la piel que recorran esté poblada de surcos. Y los abrazos deberían estar en continua actividad, y aunque la fuerza de la presión no sea la misma, el valor de la intención y la buena voluntad y el amor que se pone en ellos debería mantenerse vigente hasta el último día; deberían seguir presentes aunque no tengan la fortaleza de los primeros, y aunque el cuerpo, ya un poco ajado, no esté en las mejores condiciones de ser apretado.

Hay algo en el contacto físico que no lo proporciona ninguna otra cosa. No se puede sustituir con palabras que lo expresen.

Simplemente estar cerca del otro… notar otro cuerpo al lado –y más cuando es el cuerpo de la persona que se ha elegido para amar-, saberle y sentirlo ahí, palpar sus manos… rozarle… poner la mejilla junto a la suya… aunque sea durante unos pocos instantes cada día… tocarle… y ser tocada; que sea su mano la que recorra cualquier parte del cuerpo, posándose suavemente y sin prisa, trasmitiendo calor y cuidado, traspasando amor y un discurso sin palabras… juntar los cuerpos aun cuando no sea con un motivo sexual… el calor del otro… la calidez de la otra… o dejarse rendir en sus brazos, acogida entre ellos… descansar de todas las contrariedades de la vida sobre su cuerpo maternal y levantarse reconfortado, porque uno se da cuenta de que todo es relativo y todos los conflictos están magnificados, y que la vida es estar al lado del otro y tocar y ser tocado… buscarse… no dejar de buscarse… cualquier excusa es buena para juntarse… puede recurrirse al contacto físico cuando el horizonte se empeña en estar de luto, cuando el futuro parece que se pone en contra, cuando el optimismo cae víctima del pesimismo… siempre queda el otro, o la otra… siempre está ahí… siempre…

Francisco de Sales


 

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