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 ESTE ES MI ARTÍCULO NÚMERO 1.000



Noviembre 21, 2020, 07:20:18 am
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Desconectado Francisco de Sales

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ESTE ES MI ARTÍCULO NÚMERO 1.000
« en: Noviembre 21, 2020, 07:20:18 am »
ESTE ES MI ARTÍCULO NÚMERO 1.000


En mi opinión, a lo largo de los 999 artículos precedentes he sido repetitivo en algunos asuntos. Lo sé. Lo he hecho intencionadamente porque creo que son realmente importantes y porque he comprobado que la misma cosa dicha con otras palabras, o leída en otro momento de la vida, puede lograr y logra un efecto distinto.

Hay asuntos en la vida que son esenciales, inevitables, y que se deben abordar en algún momento. Ese momento es mejor que ocurra más pronto que tarde –porque así se disfrutará antes el beneficio del asunto resuelto-. La condición necesaria es que uno esté preparado para afrontarlos, que uno tenga una determinación bastante consistente, voluntad de enfrentarse a lo que surja, dedicación y persistencia, y también la Autoestima y el Amor Propio suficientes como para superar cualquier decepción. Con esos elementos y conocimientos –propios o de alguien que ayude- se puede comenzar a descubrirlos y resolverlos.

El Proceso de Desarrollo Personal es hermoso. Y duro a veces. Gratificante, siempre. Y aporta el premio de la satisfacción personal que ofrece el sentir que uno está aprendiendo y el placer de disfrutar la sensación de estar avanzando.

Nunca se termina de aprender, y esta afirmación -que podría sonar un poco frustrante- es tan cierta como buena. Eso quiere decir que el Proceso de Desarrollo y Mejoramiento siempre nos ofrece la oportunidad de perfeccionarnos más y mejor. Y para una persona que está en este Camino eso ha de convertirse en estimulante.

Son tantísimos campos los que integran al Ser Humano, los que le atañen de algún modo, que parece imposible abarcar todos. La prueba está en estos 1.000 artículos que ya he publicado… y la sensación que tengo en este momento –ya veremos si es cierto- de que podré escribir otros 1.000 más.

Nos movemos en tantos campos que difícilmente se pueden abarcar todos y sólo se pueden tocar, y de refilón, algunos de ellos: la psicología, la religión, la Divinidad, la espiritualidad, las relaciones interpersonales, la educación, el Amor, los misterios y las grandes preguntas, el Más Allá y la muerte, la filosofía, la mente y los pensamientos, las emociones y los sentimientos, el dolor, la familia y los amigos, la salud emocional, las cualidades y virtudes, los Maestros, el autoconocimiento, la conciencia y la consciencia, la reencarnación y el karma, tu Misión en el mundo, la vida Y VIVIR, etc., etc., etc.

A todo eso tenemos que añadir el inconveniente cierto de que al nacer no sabemos nada de nada –o no recordamos nada de nada si es que lo traemos aprendido, como dicen algunos- y tenemos que conocer y asimilar todo… y casi nunca sucede de un modo fácil.

Además tenemos que afrontar los inconvenientes que la vida nos va presentando, y soñar y llorar, hacer cuentas para llegar a fin de mes, reconciliarnos con los otros y con nosotros mismos, sufrir y reír, amar, preocuparnos y quedarnos estancados, acercarnos a la depresión y a la dicha, sentirnos zarandeados por los vaivenes que se nos presentan sin nuestra colaboración directa, quedarnos mirando pero sin saber ver, dormir, añorar, arrepentirnos, etc., etc., etc.

Y salir a flote cada vez, hacer proyectos, coquetear con la felicidad y con la frustración, salir más o menos ilesos de los avatares del día a día, y todo ello añadido a la zozobra que es tratar de mejorar como Ser Humano en medio de tantas vicisitudes, olvidándonos a menudo del sentido de nuestra vida, sacrificando lo importante para priorizar lo urgente, atendiendo a los problemas y desatendiéndonos a nosotros.

A todo lo anterior junto se le llama vivir, cuando nos limitamos a consumir el tiempo, y VIVIR, cuando lo hacemos bien. Y parece ser que VIVIR es el objetivo o el sentido de la vida. Parece ser que uno mismo es el objetivo de su vida. Desarrollarse, alcanzar las facetas más profundas -para otros las más divinas- y lograr la reconciliación del Ser Disperso que uno está siendo con el Ser Esencial que uno es.

Y a pesar de todo eso, o precisamente por todo eso, hay que seguir. Aprendiendo. Dignificándonos. Evolucionando. Haciéndonos Personas.

Seguiré manifestándome por escrito mientras lo considere oportuno, procurando evitar siempre la afirmación incontestable, la imposición de un “tienes que” –y menos aún “porque lo digo yo”-, o la defensa a ultranza de cualquier cosa que escriba. Me gustó mucho asumir como propio lo que Tony de Mello dijo: “Si aceptáis lo que yo digo, lo hacéis enteramente a vuestro riesgo, porque yo me reservo el derecho de cambiar de opinión sin previo aviso”.

Si comienzo mis artículos siempre con el mismo “En mi opinión” es porque lo que escribo es solamente eso, una valoración personal en un momento dado. Jamás es una sentencia firme que no se pueda contradecir o desmentir, jamás una afirmación que pretenda sobrevivir por los siglos de los siglos, y jamás algo que me ate a seguir defendiéndolo el día que deje de creer en ello.

Parece ser que estamos aquí para evolucionar, o sea, para desarrollarnos y pasar de un nivel a otro, y para mudar de actitud, de conducta, o de propósito, con la intención de acercarnos con ello a la plenitud. Aferrarse a una idea como si fuera un dogma condena al estancamiento o la involución. El fanatismo es contraproducente. La libertad de pensamiento es una maravilla. Cambiar para mejorar es lo adecuado.

Todo lo que nos pasa es “la vida” y forma parte de “nuestra vida” y lo que hacemos con lo que nos pasa es vivir o VIVIR. Y en tu caso, vivir o VIVIR depende de ti.


 

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