LOS GRANDES ENEMIGOS EN LA EDUCACIÓN: FAMILIA-COLEGIO-IGLESIA- SOCIEDAD
En mi opinión, la enseñanza que recibimos a lo largo de nuestra infancia, etapa en la que desconocemos absolutamente todo y todo tenemos que aprenderlo, es el origen de la casi totalidad de nuestros problemas actuales de personalidad y carácter, ya que estuvo influenciada por muchas personas diferentes, y no todas fueron buenas enseñantes y educadoras.
A lo largo de la infancia y juventud vamos recibiendo información que nos viene de diferentes personas; en algunos casos se refiere a hechos verificables o mundialmente aceptados (que sumando dos unidades a otras dos unidades resulta un conjunto de cuatro unidades o que el río que llamamos actualmente Sena pasa por París) y otras que se basan en ideas o suposiciones influenciadas por las experiencias personales, que pueden estar contaminadas –precisamente- por cómo se vivieron esas experiencias y por el tipo de educación que recibió quien ahora nos educa. Esto quiere decir que, en muchas ocasiones, las enseñanzas están contagiadas por la visión personal, y hasta posiblemente traumatizada, de quien nos habla.
En esa enseñanza hay varios implicados: el núcleo familiar, el colegio, la Iglesia y la sociedad. Y son muchas las personas y entes que pueden interferir en una enseñanza que debiera ser pura y objetiva, porque a esa edad generalmente nos creemos todo lo que nos cuentan y lo tomamos como propio. De ese modo llegamos a encontrarnos con ideas que son incluso opuestas entre ellas mismas, y eso nos hará dudar de a quién creer y quién de ellos tendrá LA VERDAD.
Anthony de Mello decía que “las maneras de ver y pensar, los juicios y los principios, los gustos y preferencias, en el resultado de crecer moldeados por esos cuatro pilares educativos. Decía que respetar y repetir el modelo de realidad que nos inculcan nos produce una sensación de tranquilidad pero cuando lo que sucede no coincide con ese modelo nos alborotamos por dentro”. Decía que “si uno es capaz de darse cuenta de esto, de lo que está haciendo realmente, desaparecerá el sufrimiento, ya que son los condicionamientos quienes propician el trastorno”. Ponía como ejemplo el hecho de que “hay cosas que le hacen sufrir a uno y la misma cosa no le hace sufrir a otro, por tanto la causa del sufrimiento no está en la realidad objetiva, sino en la manera de percibirla y juzgarla. El modelo del otro era distinto y por eso no le afectó.”
Las cuatro fuentes citadas no afectan a todos por igual ni en el mismo porcentaje, de ahí resulta en parte la unicidad de cada persona en su forma de ser y actuar. Conviene tener claro que el hecho de estar afectado y condicionado por ello no condena y obliga a seguir así por siempre, sino que cada uno tiene la tarea –mezcla de responsabilidad y obligación- de darse cuenta de ello y de salirse de su influencia para empezar a ser del modo que él quiera autoeducarse, desde la libertad que da la elección. Uno ya es adulto, puede pensar y decidir por sí mismo, y puede y debe salirse del modelo que ha venido utilizando… si no han sido buenos los resultados.
Darse cuenta de que uno no está mostrándose de un modo satisfactorio para sí mismo, porque no está siendo como quisiera ser, invita a iniciar un hermoso Proceso de Desarrollo Personal, dirigido por uno mismo o en una psicoterapia, a fin de deshacerse de lo indeseado para poner en su lugar lo que uno realmente decida y quiera con un nuevo Plan de Vida, diseñado conscientemente para reeducarse y escapar por fin de la influencia perjudicial de las partes menos útiles y más alarmantes de esa “educación” que nos aportaron nuestro núcleo familiar, el colegio, la Iglesia y la sociedad.
Todos los caminos nos llevan a las dos mismas opciones: o la rendición y el conformismo con el que estamos siendo en este momento o la sublevación a las imposiciones que nos inculcaron aprovechándose de nuestra inocencia –tal vez sin mala intención- haciéndonos cargo, desde este mismo momento, de nuestra vida, nuestros modos, actos y pensamientos.
Deshacernos de la educación mala, de las perversas influencias, de las normas en las que ya no creemos o nunca creímos, de aquello que nos afirmaron pero después hemos comprobado que no comulgamos con ello aunque lo seguimos respetando y cumpliendo, desobedecer sin miedo, crearnos a nosotros mismos como sabemos que realmente somos… esas son nuestras más urgentes tareas.
Te dejo con tus reflexiones…