PAZ INTERIOR: ¿CÓMO ALCANZARLA?
La paz interior se ha convertido en un lujo. Vivimos en una sociedad convulsa que nos “obliga” a llevar un estilo de vida demasiado agitado en el que no paramos ni un segundo. Si nos descuidamos, nos veremos arrastrados por un torbellino de tareas, la mayoría de ellas insignificantes, pero que no nos dejan ni un minuto libre.
Estamos tan imbuidos en ese ritmo frenético que a veces, cuando tenemos un poco de tiempo para nosotros mismos, nos sentimos culpables. Culpables porque deberíamos estar haciendo algo más productivo. Sin embargo, hay un momento en que es necesario detenerse y decir “¡basta!”. Basta a las preocupaciones sin sentido y al ritmo de vida agobiante. Basta a las presiones sociales, a todas esas tareas sin sentido y a la persecución de la perfección.
Reencontrar la paz interior es fundamental para nuestro bienestar y felicidad. De vez en cuando es imprescindible relajarse un poco, tomar una pausa y reordenar nuestras prioridades. Es un cambio que vale la pena.
¿QUÉ ES LA PAZ INTERIOR?
Tranquilidad no es lo mismo que paz. El mundo actual nos vende una paz tranquila, artificial y anestesiada a la que podemos acceder simplemente colocando un cartel de “no molestar”. Ese espacio de tranquilidad es importante, no cabe dudas, ya que nos permite descansar, pero no es la paz que necesitamos.
La paz interior es una sensación subjetiva de bienestar, es impalpable pero muy real ya que nos llena de una profunda tranquilidad. Se trata de un estado en el que nos liberamos de nuestras principales preocupaciones, miedos, estrés y sufrimiento.
Sin embargo, la paz interior implica mucho más que liberarse de las emociones y sentimientos negativos, también significa ser conscientes de las maravillas de la vida y sentirse plenamente conectados con el universo y con nosotros mismos.
La paz interior es una sensación de calma en la que dejamos de luchar contra los pensamientos y las emociones negativas y perturbadoras, aunque eso no significa que no existan sino que dejan de dominarnos y causarnos daño porque no les damos una importancia excesiva ni permitimos que se conviertan en preocupaciones recurrentes. Es un estado en el que nos apartamos mental y emocionalmente de los problemas y conflictos cotidianos, asumimos una distancia psicológica para disfrutar de la serenidad.
¿SE PUEDE DESARROLLAR LA PAZ INTERIOR?
Muchas personas piensan que es imposible alcanzar la paz interior. Afirman que la vida cotidiana es tan incierta y a veces tan caprichosa, que no es posible encontrar la serenidad porque los problemas siempre están agazapados a la vuelta de la esquina, esperando para atacarnos en cualquier momento. Es cierto. No se puede negar que la vida acarrea una gran dosis de incertidumbre. La clave está en el locus de control.
Cuando tenemos un locus de control externo y cualquier situación tiene el poder de incidir negativamente sobre nosotros y hacernos perder la calma, es imposible encontrar la paz interior. Las personas con un locus de control externo son como hojas movidas por el viento que no hallarán la paz ni siquiera en los mejores momentos porque estarán pensando en todas las desgracias que pueden perfilarse en el horizonte.
Sin embargo, eso no implica que sea imposible alcanzar la paz interior. Cuando tenemos un locus de control interno podemos decidir qué guerras vale la pena luchar. Si en vez de limitarnos a reaccionar, tomamos el control y decidimos con qué actitud enfrentar los problemas tomando las riendas de nuestra vida, podemos aspirar a desarrollar una paz interior duradera.
Por tanto, la paz interior no es algo que se encuentra a lo largo del camino por casualidad, es una decisión personal, es algo construimos de manera consciente poniendo en práctica comportamientos y pensamientos que nos conducen a la serenidad.
¿DÓNDE ENCONTRAR LA PAZ INTERIOR?
Un monje que buscaba la paz interior y la iluminación se retiró a una pequeña isla desierta y alejada. Se comprometió a no enojarse más, a no estar triste ni eufórico sino simplemente a estar realmente consigo mismo en paz.
También se prometió no abandonar aquella isla y contentarse con su compañía. Escogió un lugar, se sentó cerca de un árbol, se quedó quieto y meditó. Después de muchos años de meditación y silencio, pensó que había llegado a la iluminación. Se sentía tranquilo, revitalizado y fresco, en completa sintonía con aquella isla y consigo mismo.
Estaba tan contento que decidió enviar una carta a su maestro anterior, agradeciéndole por sus enseñanzas, y contándole que había alcanzado la iluminación, que ya nada del mundo lo agobiaba o importunaba y que jamás abandonaría aquella plácida isla.
El monje recibió una respuesta. Abrió con entusiasmo la carta y, para su sorpresa, solo leyó una serie de insultos contra su persona. El monje se enojó tanto que decidió abandonar la isla para pedirle una explicación a su antiguo maestro.
Cuando se encontraron, le preguntó qué significaban aquellos insultos. El abad sonrió y le dijo:
– Dijiste que estabas iluminado, que nada en el mundo te agobiaba y que no abandonarías la isla. Si unas meras palabras pueden enfadarte tanto y hacerte olvidar todo lo que has dicho, ¿realmente estás en paz contigo mismo?
Esta parábola budista, en sintonía con las palabras de Virginia Woolf: «no puedes encontrar la paz evitando la vida«, nos brinda una gran lección: la paz interior es algo que encontramos en nosotros mismos. La paz que se consigue evadiéndonos de la realidad y de los problemas es una paz artificial que se hará añicos apenas la adversidad llame a nuestra puerta, como le sucedió al monje.
Eso significa que la paz interior no se construye únicamente en medio de la serenidad y la tranquilidad sino también en medio de la tormenta. La paz interior se templa en la adversidad.
9 CLAVES PARA ALCANZAR LA PAZ INTERIOR
1. Dedica tiempo a la introspección
Dedica menos horas a los diarios y los noticieros y más tiempo a explorar tu interior. Cuando permites que tu mente absorba la negatividad que transmiten la mayoría de los medios, es muy difícil limpiarla. No se trata de crear una burbuja feliz y artificial a tu alrededor, pero es conveniente que programes hábitos mentales menos tóxicos y que te asegures de pasar tiempo a solas contigo mismo. No se trata de dar vueltas a los problemas sino de hacer las paces contigo mismo. La paz interior proviene de sentirte cómodo con tus decisiones, pensamientos y emociones, y para ello necesitas actualizar constantemente tu autoimagen.
2. Acepta los pensamientos y emociones “negativas”
Encontrar la paz interior significa, ante todo, equilibrio. Por tanto, no podrás hallar la serenidad si continúas batallando contra los pensamientos y emociones “negativos” o si pretendes ocultarlos en el lugar más recóndito de tu mente. Para alcanzar la paz interior es necesario que practiques la aceptación radical, que aceptes estos pensamientos y emociones. De hecho, cuando aprendes a vivirlos, perderán su poder sobre ti y lograrás liberarte de su carga. Recuerda que los pensamientos y emociones “negativos” no te hacen daño, lo que te daña y arrebata la paz es aferrarte a ellos.
3. Evita la crítica destructiva
Todos tenemos la tendencia a comparar, sacar conclusiones y luego criticar. Sin embargo, la crítica negativa es el peor enemigo de la paz interior. La crítica no solo hace daño a quien es criticado sino también a quien emite ese juicio de valor. Suele ser expresión de rigidez mental y rechazo a la realidad. El problema es que la crítica negativa te sumirá en un estado de insatisfacción permanente que te aleja de la serenidad que pretendes alcanzar. Eso no significa que debes aceptarlo todo, pero tienes que aprender la diferencia entre la crítica constructiva que da pie a un cambio positivo y la crítica destructiva cuyas consecuencias siempre son negativas. Se trata de aprender a no juzgar y ser más tolerantes y flexibles.
4. Simplifica tu vida
¿A veces te gustaría que el día tuviese más de 24 horas? No puedes alargar el día, pero puedes simplificar tu vida, de manera que aproveches mejor cada minuto. Cada cierto tiempo, es conveniente que te detengas y te preguntes si estás haciendo lo que realmente te gusta o si estás perdiendo el tiempo inútilmente. Piensa en cómo puedes simplificar tu vida para que puedas dedicar más tiempo a las cosas que realmente te importan y te brindan felicidad y satisfacción. Recuerda que la madurez no está en añadir cada vez más, sino en restar y necesitar cada vez menos para ser feliz.
5. Practica la gratitud
No dejes que pase un solo día sin sentirte agradecido por algo. Siempre hay algo por lo cual dar gracias, solo hay que aprender a valorar las cosas que damos por descontado, como el simple hecho de vivir o de tener a nuestro lado a personas que nos aman y a las que amamos. Cuando empezamos a sentirnos agradecidos por lo que tenemos, en vez de quejarnos por lo que no tenemos, reencontramos un nuevo equilibrio interior. La gratitud es una de las llaves que abre la puerta a la serenidad y la felicidad.
6. Da sin esperar recibir a cambio
Muchas personas dan esperando recibir algo a cambio, convierten las relaciones interpersonales en relaciones comerciales. Cuando no reciben la recompensa esperada, se enfadan. Por eso, si quieres lograr la paz interior, debes despojarte del egoísmo y reencontrar el placer que implica el acto de dar, por el simple hecho de ayudar o hacer una buena acción. Dar debe ser lo suficientemente gratificante de por sí. Siéntete bien contigo mismo por lo que has hecho.
7. Aprende a estar plenamente presente
“Si te sientes deprimido, estás viviendo en el pasado, si te sientes ansioso, estás viviendo en el futuro. Si te sientes en paz, estás viviendo en el presente”, dice una frase sobre la paz interior de Lao Tzu. Muchas veces vivimos agobiados porque estamos a caballo entre las culpas del pasado y las preocupaciones del futuro. Aprender a estar plenamente presente, en lo que los budistas llaman “el instante eterno”, te permitirá encontrar la paz en lo que estás haciendo, sea lo que sea. De hecho, puedes practicar diferentes ejercicios de mindfulness cotidiano, ni siquiera es necesario que te sientes a meditar.
8. No te aferres, deja ir
A lo largo de nuestra vida vamos acumulando mucho resentimiento y rencor, sentimientos que terminan haciéndonos daño y nos impiden lograr esa paz interior que tanto ansiamos. Por eso, es fundamental que aprendas a dejar ir esos sentimientos y pensamientos que te afectan y mantienen atado al pasado. También es fundamental que aprendas a practicar la ley del desapego, incluso con las metas que te has propuesto. La vida fluye, si te aferras te quedarás estancado luchando contra la corriente, lo cual te agotará emocional y físicamente. La técnica de visualización las “hojas del río” te ayudará a comprender que todo cambia.
9. Aquieta tu mente
Cada día nos enfrentamos a cientos o incluso miles de estímulos. Nuestra mente está en un estado de hiperestimulación constante que nos impide encontrar la serenidad. Por eso, es conveniente que dediques al menos unos minutos al día a practicar la meditación o la relajación. Aprende a vaciar la mente y a liberarla de todas las preocupaciones cotidianas.