CAPÍTULO 113 - ELEGIR DESACERTADAMENTE
-LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER-
Este es el capítulo 113 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER
Esto no debería suceder, pero sucede.
No se escoge desacertadamente a conciencia, pero sí puede suceder que en algún momento se descubre que se ha elegido mal, aunque, precisamente para evitar que esto llegue a suceder, debería utilizarse con provecho la etapa de enamoramiento y conocimiento mutuo.
¿Qué hacer en este caso?
Lo siento, pero no conozco una fórmula infalible y universal que sirva para todos los casos.
Cada persona, en función de sus condiciones personales y sus circunstancias, deberá decidir qué hacer en el momento en que tiene ya la certeza confirmada de que eligió mal.
Habrá quien apechugue con ello para el resto de su vida, resignado y sin rechistar, y sin pensar ni siquiera hipotéticamente en un abandono; habrá quien no tenga más remedio que seguir por las circunstancias que sean, o que no encuentre otra posibilidad, y seguirá en ella; habrá quien no le dé excesiva importancia y conviva del mejor modo posible, porque su ambición o su autoestima no dan para más; y habrá quien reconozca ante sí mismo su equivocación al elegir, dejará la relación, y se pondrá en algún momento a la tarea de emparejarse de nuevo, procurando en esta ocasión no cometer el mismo desacierto u otro similar.
Mientras antes se dé cuenta uno de su desacertada elección, y menos tarde en aceptarlo, asumirlo, y ponerle remedio, será mejor. Mientras más tiempo pase todo se volverá más complicado. Estarán más involucrados ambos y posiblemente otros terceros que no tienen culpa pero también se verán afectados, así que si se han descartado otras posibilidades y se ve la disolución de la relación como la más adecuada, habrá que echar mano de la mayor delicadeza, del cariño, del cuidado, y deshacer la relación. Preferiblemente con la aprobación y la colaboración del otro.
Elegir desacertadamente no debe conllevar necesariamente un proceso de auto-agresión, de enemistad consigo mismo, y menos de venganza o menosprecio. Es en un momento así, precisamente, cuando más se necesita de la comprensión y del Amor Propio. Cuando más se necesita la aceptación íntegra y no la enemistad.
“Desacertar” es una posibilidad como también lo es “acertar”. Puede suceder. Y hay que aceptarlo con naturalidad, como parte del aprendizaje de la vida, para la que, no hay que olvidarlo, nadie está preparado.
“Desacertar” necesita del mejor amor de uno mismo, del máximo y más exquisito cuidado, de una protección incondicional –como uno mismo haría con su mejor amigo en una situación igual-, y de unas palabras sinceras de ánimo que emanen directamente del corazón.
“Desacertar” no es un drama, aunque si se insiste inadecuadamente en reprocharse y castigarse se puede llegar a lograr que sea mucho más y mucho peor que un drama.
“Desacertar” es algo que sucede, aunque no se desee. Y cuando sucede hay que tratar de enmendarlo, pero con el mismo cuidado con que se levanta del suelo al niño que está aprendiendo a andar y se ha caído. Todos estamos aprendiendo a andar por la vida, y todos nos caemos. Sí, todos.
Elegir desacertadamente es una posibilidad. No es la deseada, pero cuando se ha hecho así hay que resolverlo. Castigarse a permanecer en la relación por haber “desacertado” es una injusticia imperdonable, inaceptable, inhumana, y esta sí es una verdadera equivocación, una mala elección, con la agravante de haberla hecho a conciencia… y sin corazón.
SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:
- En los errores es cuando más se necesita uno a sí mismo y sin reproches ni condiciones.
- Elegir mal a la pareja se puede considerar un error, pero seguir con esa persona después de haberlo descubierto SÍ QUE ES UN GRANDE Y GRAVE ERROR.
- Ante una mala elección… mucho Amor Propio. No reproches, no menosprecios. Sí mucho Amor a uno mismo.
Francisco de Sales