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 CAPÍTULO 118 - ÉL ES ÚNICO/ELLA ES ESPECIAL



Diciembre 27, 2020, 05:54:21 am
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Desconectado Francisco de Sales

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CAPÍTULO 118 - ÉL ES ÚNICO/ELLA ES ESPECIAL
« en: Diciembre 27, 2020, 05:54:21 am »
CAPÍTULO 118 - ÉL ES ÚNICO/ELLA ES ESPECIAL
-EL PELIGRO DE LAS FALSAS EXPECTATIVAS-

Este es el capítulo 118 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER


Esto de que el amor no sea algo que se pueda medir o cuantificar de algún modo para poder verificar y certificar que realmente es un amor de verdad –para estar del todo seguro de que uno está enamorado y no es un encoñamiento o cualquier otra cosa- es una contrariedad.

Porque se podría evitar ese error tan común de idealizar al otro. Al idealizarle le estamos elevando sobre la realidad, y de hacer eso se encargan la fantasía, los intereses o los deseos, la ilusión y la utopía… y ninguno de ellos está cabalmente autorizado por su demostrada falta de sensatez y por su desajuste de la realidad.

Así pasa en muchas ocasiones: que se le convierte al otro en alguien que no es. Se proyectan sobre él cualidades que realmente no tiene, y se le convierte en alguien irrealmente especial.

Y entonces, los ojos obnubilados -o ciegos- y la fantasía -que ha sido capaz de inventar para el otro el personaje de un Dios o una Diosa en la Tierra y convertirlo en objeto de su equivocadamente llamado amor-, lo subliman de tal modo que se convierten en esclavos de ese ser perfecto –pero incierto- con el que están y no quieren perder el privilegio de disfrutarlo, de tenerlo a su lado. Y lo que es peor: es algo que el otro no ha solicitado… pero acaba siendo víctima de una ilusión en la que él no desea participar.

Y por lograr poseer a ese ser fantástico –irreal, que con la imaginación se ha convertido al otro miembro de la pareja- están dispuestos a negar la evidencia, y se vuelven incapaces de ver la auténtica realidad del otro.

Quien está en esta situación se obsesiona, cegado, con esa persona y no es capaz de comprender que en el mundo hay más, muchos más; que hay otras y otros, y que sólo hay que abrirse a la tarea de coincidir con ellos.

Personalmente, estoy convencido de que sería feliz con más de un millón de mujeres que hoy no conozco, y que las haría igualmente felices si tuviera ocasión de entablar contacto con ellas. Porque la felicidad no depende sólo del otro, sino de la actitud de cada uno y de su capacidad de entrega en la relación.

Porque la realidad es que hay seres excepcionales, cariñosos, generosos, amables –amables no solamente quiere decir agradables y educados, sino que significa dignos de ser amados-, y están ahí, afuera, solamente hay que borrar de la mente y del corazón cualquier vestigio obsesivo actual o anterior, y estar predispuestos a conocerles en carne y huesos, a ofrecer y a recibir, desde una apertura que sea capaz de acoger sin trabas ni exigencias a quien llegue de buena fe.

Cuando una persona tiene un apego excesivo hacia otra, seguramente no sea amor lo que siente, sino una dependencia que se ha convertido en capricho, encoñamiento, u obsesión. Y eso es realmente grave.

Al idealizar al otro se le está impidiendo su libertad para mostrar quién es y cómo es, porque quien idealiza excesivamente a otro, quien le pone la etiqueta de único, está penalizando al otro poniéndole una titulación que no ha pedido. Le ha subido a un pedestal en el que tal vez no quiera estar y del que muy probablemente acabará cayendo.

El otro, o la otra, pueden ser especiales –como todo humano puede ser especial en alguna cosa- pero no son únicos. Hay más. Hay otros. El mundo sigue aún más allá de donde algunos han puesto el fin.

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

- Los Seres Humanos tenemos derecho a mostrarnos tal como somos.
- Cuando se acepta a una persona hay que aceptarla tal como es. Si se pretende que cumpla nuestras expectativas idealizadas y para eso se le exige que se convierta en el personaje de nuestra fantasía, nos estaremos engañando.
- Todos somos únicos, todos somos especiales. Pero tal vez no el único o el especial que el otro imagina.
- El problema de las ilusiones utópicas es que te pueden desilusionar.


Francisco de Sales


 

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