CAPÍTULO 148 - ENTENDER MAL LOS PAPELES: “UNO MANDA, OTRO OBEDECE”
-CUANDO LA PAREJA ESTÁ DESCOMPENSADA-
Este es el capítulo 148 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER
En algunas relaciones esto está asumido y se acepta como norma, y en algunos países esta mala tradición aún se mantiene.
En mi opinión, se necesita una gran revolución en este sentido –que no va a ser fácil-, para poder equipararse a otros países donde el trato hacia la mujer es absolutamente respetuoso, la consideración es lo habitual, las igualdades no diferencian el sexo, la mujer tiene un papel preponderante –pero reconocido y valorado- en lo relacionado con el hogar y la estabilidad de la familia, y las decisiones que atañen a ambos se toman de un modo consensuado. Y debería ser innecesario a estas alturas que haya que escribir un capítulo haciendo referencia a algo que es inaceptable desde todos los puntos de vista.
Poco a poco, de un modo suave, utilizando la sutileza del arquetipo femenino, sin ruidosos enfrentamientos –o con ellos, si es necesario-, incumbe a la mujer ir afianzando su parte de autoridad, reafirmarse en sus derechos humanos y de pareja, y defender con firmeza su dignidad y su derecho a un trato respetuoso e igualitario.
Ninguno de los dos debe mandar más que el otro. Ambos deber opinar o sugerir. Ambos mandan por igual en esa creación que es de los dos.
Si acepta uno de ellos la responsabilidad en un apartado, hay que respetarlo. En cambio, si manda del mismo modo que un tirano que ha dado un golpe de estado y se ha convertido en un dictador, no deja otra opción que repudiarle, destituirle, y deportarle.
En el amor no encajan la tiranía ni el despotismo. No son compatibles.
En la pareja no hay un jefe y una subordinada, ni viceversa. O no debe haberlos.
Los papeles se reparten y adjudican entre ambos, y cada uno es responsable frente al otro, y frente a sí mismo, de cómo está haciendo su parte. Sí debe admitir cualquier tipo de sugerencia –que no de imposición- que le haga el otro, porque todo aquello que sirva para fomentar el amor que se tienen, y para facilitar y hacer más agradable la convivencia, ha de ser bien recibido.
Cualquier tipo de relación que se base en la coacción, en la inseguridad o el peligro, en el horror o la pesadilla, en la intimidación, en la falta de respeto, en la dictadura o el despotismo, está penalizada por la ley humana y la ley divina. Todo eso es lo contrario de lo que ha de ser una relación, en la que no cabe nada de ello porque todo tiene que estar lleno de amor sin que quede espacio para otra cosa.
Y si lo que busca el otro es alguien que le lave la ropa y le cocine, que se busque una empleada; y si lo que quiere es una mujer sumisa, una esclava sexual, un vertedero para sus amarguras, hay que hacerle ver que se ha equivocado de mundo, o de época, ya que en este momento ninguna mujer tiene por qué soportar a tipos de esa calaña que deshonran a la mujer, el concepto de relación sentimental, y desprestigian el sentido de lo que verdaderamente son las relaciones amorosas.
SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:
- La igualdad de ambos miembros dentro de la pareja es indiscutible.
- Hay que cuidar que uno no se sienta abusado de algún modo en la relación.
- En la pareja no hay un jefe y una subordinada, ni viceversa. O no debe haberlos.
- Es urgente y necesaria la emancipación de las mujeres que aún se sientan sometidas de algún modo en la relación.
Francisco de Sales