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 CAPÍTULO 172 - NO QUERER QUITARSE LA VENDA DE LOS OJOS



Febrero 22, 2021, 06:12:22 am
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Desconectado Francisco de Sales

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CAPÍTULO 172 - NO QUERER QUITARSE LA VENDA DE LOS OJOS
« en: Febrero 22, 2021, 06:12:22 am »
CAPÍTULO 172 - NO QUERER QUITARSE LA VENDA DE LOS OJOS
-ATENCIÓN A LA BAJA AUTOESTIMA-

Este es el capítulo 172 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER


La realidad a veces es tan apabullante, tan indiscutible, tan evidentemente visible para todo el mundo, que el hecho de que alguien no quiera ver lo que es incuestionable se hace ilógico para los otros, los que sí miran con los ojos abiertos y se permiten ver, los que observan con la mirada atenta y se dan cuenta.

Pero hay quien se empeña en no quitarse la venda de los ojos y se conforma con recordar cómo era en un pasado lejano su relación –tan distinto y tan distante del presente-, lo que hubo pero ya no está, o lo que solamente ve su deseo utópico pero nadie más. Esas personas sólo ven desde una mirada desilusionada que no se atreve a mirar a los ojos a la realidad. Su mente se ha cerrado a reconocer la verdad, y prefieren seguir en el mundo ilusorio que se han creado para que no les afecte lo que no quieren admitir.

No dejo de insistir una y otra vez en que el peor atentado que una persona puede cometer contra sí misma, y el más imperdonable, es el de mentirse.

A veces se usan las mentiras para no hacer daño al corazón, pero se daña el alma, y eso es más irreparable porque el alma mantiene tal pureza que no concibe algo que no sea la verdad, y no consigue justificar lo que la mente, o el corazón, jugando con las palabras y aplicando los autoengaños y las justificaciones, pueden llegar a aceptar.

La mente está más acostumbrada al mundo terrenal y sus reglas de juego, pero el alma prefiere mantenerse intacta y respetar su dignidad y nobleza sagradas.

No querer quitarse la venda de los ojos le convierte a uno en coautor del delito que se está cometiendo contra sí mismo, y le convierte a uno en responsable directo de cómo posiblemente llegará a perjudicar a terceros. Negar la realidad no aporta nada que sea positivo.

Uno se puede engañar a sí mismo si se empeña y lo desea, pero no puede engañar a los que no quieran colaborar en el engaño, y pretender engañarse a sí mismo mientras los otros se dan cuenta de ello es absurdo, inútil, e infantil.

Se ha demostrado que tampoco es adecuado empeñarse en mirar las cosas solamente a través de la irrealidad de los cristales rosas, que la fantasía casi nunca coincide con la realidad, que los deseos pertenecen al mundo intangible de la imaginación donde no tienen entidad y se convierten en realidad en escasas ocasiones; que sólo los niños se pueden permitir vivir la quimera de los mundos inexistentes, y que la realidad sin adulterar –aunque no guste- es lo único que tiene consistencia y que coincide con la verdad.

No querer reconocer la realidad es engañarse. Es distorsionar la verdad. Es inventar y pretender mantenerse en la irrealidad de lo inventado.

Lo difícil, lo duro –y lo bello en muchísimas ocasiones- es quitarse la venda, abrir bien los párpados, permitirse empaparse de realidad, afrontar la existencia personal en el momento y situación en que se encuentre, y hacerse cargo de la vida esté como esté en ese momento, tratando de reconducir los aspectos que se van por el sitio no deseado y poniendo orden y coherencia en la vida.

Las cosas no siempre están siendo lo que realmente son o pueden llegar a ser, pero siempre están siendo lo que están siendo, y es adecuado reconocerlo, aceptarlo, y tener la valentía y la dignidad de dejar de engañarse.

Con la venda puesta se dejan de ver cosas que no se quieren ver, pero eso, al mismo tiempo, impide ver otras que son muy bellas.

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

- La realidad es indiscutible, no depende de interpretaciones.
- Si las cosas ya no van bien, es mejor reconocerlo y empezar a poner remedios –los que sean- en vez de empeñarse en engañarse. Las mentiras no cambian la realidad.
- El peor atentado que una persona puede cometer contra sí misma, y el más imperdonable, es el de mentirse.


Francisco de Sales


 

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