SI HAY VIRTUDES NO HAY DEFECTOS
En mi opinión, las personas que tiene baja –o nula- Autoestima, carecen de la objetividad y la ecuanimidad suficiente para evaluarse con justicia y balancean la opinión y el concepto propios hacia el lado más pesimista, hacia su parte peor, y lo destacan al mismo tiempo que se olvidan de que tienen virtudes y cualidades que tienen que valorar con la misma vara de medir que usan para desprestigiarse.
No es justo que los defectos se vean enormes mientras que las virtudes sean menospreciadas o no tenidas en cuenta. Cada persona es la suma de sus cualidades positivas y de las menos agraciadas. Uno no es sólo lo malo o sólo su lado oscuro.
La recomendación que serviría para empezar a equilibrar el conjunto que es cada persona es difícil de aplicar por parte de quienes padecen un decaimiento en su Autoestima, porque no son capaces de apreciar sus grandezas, esas que se empeña en no querer ver y reconocer. Todas las personas tenemos algo bueno, algo en lo que somos útiles, algo que hacemos bien, algo que los otros sí son capaces de apreciar y valorar.
Las personas con baja –o nula- Autoestima se convierten en sus más eficaces enemigos y son capaces de negar y echar por tierra los atributos que otros sí son capaces de ver.
En los trabajos para el mejoramiento de la Autoestima se propone que la persona escriba diez cualidades o cosas buenas que tiene. Casi siempre se asustan y dicen no tenerlas. Lo cierto es que las tienen esas diez… y más; también es cierto que ellos no serán capaces de encontrarlas y si es alguien ajeno quien las resalta, las devaluará.
También es cierto que no importa si uno tiene cualidades y virtudes si no es capaz de reconocerlas. Por mucho que los otros lo digan, si uno no lo siente… pues no tiene validez.
Quien aún dude del significado correcto de la virtud, que sepa que es “fuerza, vigor o valor”, “poder o potestad de obrar”, “integridad de ánimo y bondad de vida”. Todos tenemos algo de eso, en mayor o menor medida, usándolo más o menos. Los Seres Humanos somos la suma de todas nuestras vivencias, experiencias y virtudes y defectos.
EJEMPLO DE VIRTUDES:
Honestidad, generosidad, amabilidad, lealtad, compromiso, tolerancia, decencia, sacrificio, responsabilidad, gratitud, aceptación, respeto, cuidado, prudencia, generosidad, alegría, cooperación, creatividad, empatía, dignidad, paciencia, resistencia, justicia, lealtad, perdón, etc.
EJEMPLOS DE LO QUE LLAMAMOS DEFECTOS:
Soberbia, crueldad, deslealtad, necedad, mezquindad, deshonestidad, torpeza, arrogancia, cinismo, egocentrismo, traición, maldad, orgullo, rencor, intolerancia, etc.
La actitud apropiada de cada persona está clara: mantener y usar y fomentar las virtudes y lograr de ese modo la desaparición de los defectos.
Hay que tener claro que unas cosas forman parte de nuestra naturaleza porque nacimos con ellas, porque forman parte de nuestra esencia, y otras son creaciones de nuestro ego, de nuestros miedos, de la falta de fe o la infravaloración. Revisando una por una se puede averiguar.
Antonio Blay decía que no existen los defectos, que se le llama “defecto” a la menor presencia de una virtud. O sea, a la parte que le falta a una virtud para estar desarrollada a su ciento por ciento.
Analicemos un “defecto”. Por ejemplo, si tomamos el primero de los relacionados, que es la soberbia, podemos comprobar que desaparecería si llevásemos hasta su plenitud la virtud correspondiente. Si uno desarrolla la humildad, la modestia, la tolerancia, la sencillez… la soberbia no tendrá lugar porque donde están bien instaladas las virtudes no caben los defectos.
Lo mismo pasaría con la crueldad: sólo hay que potenciar hasta su ciento por ciento la misericordia, la compasión, la piedad, la bondad, la comprensión, el perdón, la sensibilidad, la empatía…
La fórmula es sencilla: mantener y usar y fomentar las virtudes y lograr de ese modo la desaparición de los defectos.
Hacerlo, o no, solamente depende de ti.
Te dejo con tus reflexiones…