¿PARA QUÉ HAN DE SERVIR LOS CONFLICTOS?
En mi opinión, los conflictos tienen otro sentido que no es siempre negativo como sí lo es acabar en el enfrentamiento enemistado, la agresión, el distanciamiento, el odio o rencor, o vencer y humillar.
Llegar a un conflicto requiere un desacuerdo previo que demande una conversación en la que exponer las opiniones o los puntos de vista personales. Si esta reunión tiene un carácter conciliador y con ella se pretende que al final prevalezcan la claridad y la razón, y que sean ganadores o queden satisfechos ambos contendientes, es imprescindible que la actitud sobre cómo afrontarlo –por ambas partes- sea conciliadora y positiva.
Los objetivos que se pretenden han de quedar claros y ser respetados en todo momento:
- No se trata exclusivamente de demostrarle al otro que tiene que ceder porque es uno quien tiene la razón y la verdad.
- No hay que renunciar a los derechos propios sólo para evitar la confrontación con el otro.
- Hay que hacerlo de modo que al final ambos queden satisfechos y no se llegue a romper la relación.
Para ello es necesario tener la capacidad de poder separarse de los impulsos agresivos y de los sentimientos que nos descentran y alteran y nos hacen perder de vista el objetivo final, que no es otro que el de la conciliación. “Subir al balcón” es como le llaman algunos a esa opción de salirse del punto de vista que lleva al enfrentamiento y poder verlo desde fuera, desde el punto de vista imparcial que ofrece el balcón, donde uno no se siente en la pelea sino separado de ella y puede ver con objetividad lo que cada uno de los enfrentados dice y defiende. Una cosa es el conflicto y otra cosa la reacción personal ante ese conflicto. La objetividad permite apreciar lo que la implicación personal no deja ver.
Estar fuera del problema –en el balcón- permite que la mente sea más creativa y no se obceque en defender su postura, sino que compruebe que hay otros puntos de vista, otras posibilidades, y algunas opciones que permiten acercar las posturas ya que éstas no están condenadas a quedarse en su extremo. “¿Qué prefieres ser feliz o tener razón?”, es bueno que ambos se hagan esta conocida pregunta antes de comenzar una discusión o cuando quieren dar por concluido un conflicto. Lo mejor es que al llegar al final ambos tengan un agradable bienestar y la sensación de que han sido respetados y que ambos algo han aprendido.
No se trata de doblegar al otro, sino de conciliarse ambos. Si s e tiene esta premisa clara desde el principio, el otro no es “el enemigo” y ya no se trata de derrotarle sino de colaborar. Tras el conflicto –si se resuelve del modo adecuado- la reconciliación puede salir reforzada la relación con el otro. Si uno es capaz de verlo de este modo, tal vez deje de tenerles miedo y se centre en aprender de ellos y en hacerlo cada vez mejor.
No se trata de sobresalir, ni de demostrar algún tipo de superioridad; las relaciones Humana no son fáciles, se entrometen los egos y los miedos y el orgullo y con su presencia crean inconvenientes.
Un conflicto es una oportunidad para revisar muchas cosas sobre nuestra relación con los otros, nuestras actitudes, nuestros principios y pensamientos, los modos de reaccionar y de mostrarnos, etc. Un buen trabajo de Autoconocimiento con muchas posibilidades de permitirnos dar grandes pasos en el Desarrollo Personal.
En general no son nada agradables, como no lo son las crisis, ni cualquier problema, pero para el ojo atento de un Buscador, de una persona que está en el Proceso, cualquier situación es una oportunidad válida y le aporta provecho.
Es muy posible que a lo largo de la vida tengamos que vernos metidos en conflictos. Esto no es malo y hay que aceptarlo como uno de los inconvenientes o las ventajas de la vida. Es conveniente estar entrenado para ello y tener afinada la capacidad de manejarlos de forma pacífica, sin perder de vista ninguno de los objetivos que se pretenden ni tampoco las condiciones éticas que uno decide usar para alcanzarlos. Conviene que la actitud descontrolada de uno no sea, precisamente, quien engorde o malee los conflictos. En un conflicto hay que dar para recibir y conviene no olvidar esta premisa. La negociación es la base indispensable para la solución.
No siempre es necesario evitarlos, pero siempre es necesario entenderlos.
Te dejo con tus reflexiones…