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 LA PAZ QUE BUSCO



Diciembre 28, 2011, 03:15:36 am
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LA PAZ QUE BUSCO
« en: Diciembre 28, 2011, 03:15:36 am »
LA PAZ QUE BUSCO


“No quieras enviarme ya mas mensajeros,que no saben decirme lo que quiero”.
(San Juan de la Cruz)



En este tiempo que se habla tanto de paz, que se trasmiten deseos de paz, crece en mí el anhelo de que la paz no sea solo la expresión de un buen deseo.

¿De qué depende que la paz interior tan anhelada se convierta en una realidad?
La respuesta no está en el viento sino en mi misma.


Empiezo por visualizar lo que me impide estar en paz.

Los problemas que no puedo resolver que no tienen tanto que ver con el exterior; aunque a veces hay mensajes que me llegan de fuera y que acrecientan la inquietud que bulle en mi interior.

Sugerencias, proposiciones que abundan y distraen, caminos tan diversos que en vez de simplificar, complican y dificultan.

Dos caminos son encrucijada, pero tantos caminos se convierten en laberinto.

Si quiero emprender el camino que me lleve a la paz, la consciencia me coloca en la encrucijada decisiva.

Uno de los caminos conduce de nuevo a la batalla. El otro es el del distanciamiento, de la liberación y del bienestar que se traduce en estar en paz.

En este momento pienso que ya llevo algún recorrido por este camino, como cuando uno ve ciertas señales y se dice: yo ya he pasado por aquí.
He sorteado baches y algunos obstáculos y, aunque me he quedado a mitad del camino, en el traslado ha habido momentos, cuando he dejado caer la tristeza y las preocupaciones aunque sea por instantes, en que he experimentado que la dicha que queda es la paz.


Hoy quiero retomar el viaje hacia una paz completa y duradera. Sé que el camino hacia la paz pasa por los desvíos de la impaciencia, de la intolerancia, de la apatía, de los sentimientos de soledad; sé que están también las curvas de la terquedad y la rigidez de las conductas aprendidas.

Sé muy bien de las dificultades del camino, pero en este empeño me va la vida.
Y no es solo una frase, es el valor que le doy a una mejor vida desde la paz interior.

No hay nada nuevo bajo el sol, pero ya he experimentado lo que es mirar con ojos nuevos, aunque haya sido en esos fugaces momentos en que mi espíritu fluía sencillamente sin el obstáculo del “así debe ser” con la mejor alternativa del “así quiero que sea”.

El camino de la paz interior pasa por un paraje escondido, abandonado o mal comprendido de la meditación transcendental: Ir más allá del pensamiento para experimentar la silenciosa reserva de energía, creatividad e inteligencia que se encuentra en el interior de cada uno.

He descubierto que hay también otra clase de meditación en oración a la que se llega con la sola atención al momento presente. Ante la maravilla de una puesta de sol he sentido la demostración de un amor único, amor divino, y la respuesta de alegría y de gratitud que me han hecho responder en muda oración“Gracias Señor: yo también te amo”.

La vida cotidiana, que nos muestra a cada paso oportunidades de asombro ante el milagro de lo que el solo hecho de estar vivos significa, nos pasa desapercibida, porque en el diario vivir le damos demasiada importancia a las cosas que en realidad no la tienen y en eso malgastamos fragmentamos nuestra preciosa energía, y nos queda poco para hacer en el mundo: algo más que ir tirando donde existen momentos en los que incluso ir tirando nos es difícil.

Si no fuera por los momentos de esparcimiento con los amigos, con los seres queridos, con los libros, y sobre todo en nuestra integración a la naturaleza, como, por ejemplo, en la caminata por un parque.
Contando además con la sabiduría de nuestro organismo, que está hecho para proveer su propia carga de energía. El común de los mortales no tendría acceso a esa paz que tanto nos deseamos mutuamente sobre todo en este tiempo especial.


Por mi parte quiero escuchar desde mi espíritu y apropiarme de los mensajes que me llegan en estos días.

Me declaro en tregua interior. Me permito retirarme. Ojalá fuera por un largo tiempo de esa lucha encarnizada.

Me tomo un tiempo de sosiego. Quiero pensar con optimismo que mis conflictos interiores no son eternos.

Quiero buscar y encontrar esa paz (dicen que el que busca, ya la ha encontrado).

Quiero llenarme de energía vibrante y a la vez convertirme en portadora de esa paz y de esa serenidad de quien ha encontrado el amor.



Creo que la paz interior, la paz personal, puede traer al mundo una armonía verdadera. Al menos a los seres que componen mi mundo y como resonancia a todo el universo.

Creo que en realidad son los actos sencillos, los que cambian nuestras vidas y nuestro mundo.

La búsqueda de la paz es uno de ellos.

Escucho desde mi interior el mensaje de los ángeles dado a los hombres de buena voluntad.

Deseo ardientemente ser portadora de paz en un mundo tan necesitado de ella.

Un nuevo año nos trae un presente: el regalo de trescientos sesenta y cinco días para vivirlos en un mundo renovado y pacifico.
Pongamos en este anhelo toda nuestra buena voluntad proyectada en nuestro diario vivir
« Última modificación: Diciembre 28, 2011, 05:30:50 am por francisco de sales »

 

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