ME SIENTO DESANIMADO, ¿QUÉ PUEDO HACER?
¿Alguna vez has sentido que la más sencilla de las tareas te costaba un mundo? La apatía, el desánimo o la desgana, ¿por qué aparecen? En este artículo vamos a responder a estas y otras preguntas asociadas a la falta de energía.
“Me siento desanimado, sin ganas, sin energía para trabajar en los objetivos que me propongo“. Son muchas las personas que caminan por su cotidianidad sintiendo esa nube interna. Es como un cielo emocional donde el sol nunca termina de aparecer y se deslizan nubes grises que no dejan de amenazar tormenta.
¿Es apatía, desilusión o estamos bordeando el abismo de algún trastorno psicológico? Lo cierto es que cada realidad es única, en cada mente habita un paisaje propio y no es fácil llegar a una conclusión concreta que nos sirva a todos. El desánimo es como el óxido que carcome poco a poco todo bienestar. Asimismo, no es un estado emocional que aparezca de un día para otro.
La desgana y la baja motivación surgen poco a poco, al principio de manera tibia y poco apreciable. Hasta que al final uno es plenamente consciente de no poder más. De no encontrar motivos ni motivadores. Esas son situaciones que no podemos descuidar ni dejar para después; en este sentido, conocer su origen y actuar es decisivo.
Lo analizamos.
“A veces tengo la horrible sensación de que pasa el tiempo y no hago nada, nada acontece y nada me conmueve hasta la raíz”.
-Mario Benedetti-
¿POR QUÉ ME SIENTO DESANIMADO Y QUÉ PUEDO HACER?
“Cuando me siento desanimado, no me gusto a mí mismo, me desagrada sentirme así porque todo se me acumula, no me veo con ganas de nada y me desespera sentirme de este modo”. Admitámoslo, la mayoría nos hemos visto en esta misma encrucijada anímica. Lo más curioso es que cuando nos sentimos mal, tendemos a juzgarnos con más dureza.
A nadie le gusta verse sin ganas y con la motivación bajo mínimos. Sin embargo, en lugar de criticarnos o intentar a toda costa revertir ese estado psicofísico y emocional, es mejor saber por qué sucede. Tratarnos con compasión siempre es más productivo que hacer uso del clásico diálogo interno que devalúa y juzga.
LA HOMEOSTASIS DEL ESTADO DE ÁNIMO Y LAS ÉPOCAS DE CRISIS
La Universidad de Oxford y el Warneford Hospital realizaron una investigación hace unos meses. Querían conocer en qué punto el desánimo correlaciona con los trastornos depresivos. Así, cuando alguien se dice aquello de “me siento desanimado” es común que se pregunte si estará sufriendo alguna depresión.
Algo que debemos saber es que la homeostasis del estado de ánimo suele variar y esto es completamente normal. No siempre vamos a estar al 100 %, la motivación no es una entidad estable y las ganas, como la felicidad, vienen y van. Estar desanimado, triste y desmotivado -no siempre- significa que tengamos una depresión. Por tanto, es común y normal pasar épocas de cierto desánimo, en especial si el contexto que nos rodea está marcado por los cambios y la incertidumbre.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
Uno de los propósitos del desánimo es que nos detengamos para reflexionar. Esa falta de energía y motivación puede estar orquestada por dimensiones que ameritan esta reflexión. Tal vez sea el momento de hacer cambios, de pensar en si no deberíamos dejar atrás ciertos elementos, como proyectos o errores, y emprender nuevos caminos.
A veces, el desánimo se difumina cuando alimentamos la mente con nuevas ilusiones.
CUANDO ME SIENTO DESANIMADO DEBO VALORAR ASPECTOS ORGÁNICOS
La falta de energía, ánimo y motivación puede deberse a aspectos de salud que quizá estemos descuidando. Así, en muchos casos estos estados pueden tener detrás alguna de estas causas:
• Anemia.
• Sistema inmunitario débil y defensas bajas.
• Una nutrición deficiente puede hacer que perdamos el ánimo y las fuerzas.
• El insomnio, así como cualquier alteración del sueño puede derivar en estos estados.
• Problemas en la tiroides.
• Posible inicio de una demencia. Este es un aspecto que debemos considerar en aquella población de edad más avanzada. Uno de los síntomas neuropsiquiátricos de la enfermedad de Alzheimer es la desmotivación y los cambios en el estado de ánimo.
• Problemas neurológicos, como por ejemplo, alteraciones en el sistema límbico o de la conexión de la corteza frontal con los ganglios basales.
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¿QUÉ PODEMOS HACER?
Cuando el desánimo dure ya varios días o semanas, siempre es recomendable consultarlo con nuestro médico de atención primaria. Así, y en caso de descartar problemas orgánicos, será momento de consultar con un psicólogo.
LOS DIFERENTES TIPOS DE DESMOTIVACIONES Y SUS ORÍGENES
La desmotivación es poliédrica, diversa y compleja. Además, no aparece de un día para otro y sin una razón -aunque a veces no seamos capaces de identificarla-. Siempre hay una causa detrás, siempre hay un conglomerado de situaciones que nos han llevado hasta esa desembocadura emocional que nos sume en la desmotivación, el cansancio y la apatía.
Por ello, es interesante saber que existen focos potencialmente desmotivadores:
• Desmotivación laboral: cuando nuestro proyecto y sueños profesionales no están en sintonía con el trabajo que cumplimos cada día.
• Desmotivación relacional y afectiva. En esta área entra desde la relación que tenemos con nuestra pareja hasta esos vínculos con amigos y familiares. A veces, sentimos que las cosas no van bien y no sabemos cómo actuar.
• Desmotivación existencial. Las crisis existenciales están muchas veces detrás de quien se dice a diario lo de “me siento desmotivado”. Son instantes en que sentimos que la vida pierde sus significados, en los que no vemos finalidad, sentido ni trascendencia. Son estados muy problemáticos porque nos pueden llevar a una depresión.
Cuando la desmotivación y el desánimo se convierten en compañeros de viaje es recomendable consultar con un profesional. La mente que cae en esta deriva se orienta poco a poco al aislamiento. La persona deja de experimentar placer, el trabajo se convierte en una fuente de estrés muy importante y pueden sentirse que no se tiene energía para llevar a cabo las tareas más sencillas.
Es importante empezar a reformular objetivos, a trabajar las emociones, los pensamientos, la autoestima y los valores. Alguno enfoques, como la terapia de aceptación y compromiso, nos pueden ser de gran utilidad.
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