HAZLO BIEN AHORA PARA NO TENER DE QUÉ ARREPENTIRTE DESPUÉS.
En mi opinión, desde los 67 años que ya he consumido el día que escribo este artículo, puedo afirmar sin temor a equivocarme, que resulta MUY DOLOROSO llegar a este Tiempo de los Arrepentimientos y tener acumuladas muchas cosas que hemos hechos y no han estado bien, o que no se han hecho aunque se deseara hacerlas y se han quedado nada más que en limbo intangible de los deseos.
Esta misma sensación es bastante compartida entre personas mayores de 50 años con las que he hablado de este tema. El hecho de tomar conciencia y consciencia de que algunas cosas no se van a poder hacer o repetir JAMÁS conduce, casi siempre, a la frustración y la desolación, que es la aflicción más extrema.
Darse cuenta de esto provoca una mezcla de dolor y abatimiento, un pesar que aviva un conato o un torrente de lágrimas, un remordimiento descorazonado y una pena inconsolable.
Llegados a este punto parece que la mente, angustiada por el estado de ánimo, busca por su cuenta soluciones, pero no las encuentra porque no las hay. No hay marcha atrás, no existe el milagro o la magia de volver a cualquiera de las edades del pasado. No se puede hacer o deshacer lo que se hizo o lo que no se hizo. Y eso genera aún más dolor, porque consciente o inconscientemente uno se acusa y se culpabiliza. Y no hay consuelo que sea capaz de enfrentarse a eso.
En el interior una voz que mezcla la sensatez y la claridad con la rabia y el fracaso dice “así no”. Así no es como uno quiso ser. Así no es como hubiese querido comportarse o actuar o decir que no. ¿Y qué hacer cuando ya nada se puede hacer?, ¿qué hacer más allá de ese querer quitarse de encima el sentimiento y olvidarlo y pensar en algo que no sea hiriente?
Los reproches se acumulan. Parecen inevitables para la conciencia, que ahora sí se da cuenta de cuál hubiese sido la actitud correcta en cada una de las acciones nefastas del pasado. “¿Cuándo aprenderé, Dios mío?” y la respuesta son unas sensaciones contradictorias: “no voy a aprender nunca”, dice la más pesimista mientras que la que puede aportar un poco de optimismo dice “ya he aprendido, a partir de ahora lo voy a hacer bien”. Y aunque no sea cierto que uno lo va a hacer bien, por lo menos hay algo a favor: la consciencia se ha despertado y parece que tiene voluntad de estar más atenta a la vida y hacer las cosas mejor.
El propósito es claro: no acumular más asuntos de los que arrepentirse más adelante. Uno puede llegar ahora a un pacto amistoso de no seguir reprochándose cosas del pasado –pacto que incumplirá en algunas ocasiones- a cambio de hacer modificaciones en su vida y en su modo de vivirla. La idea es buena. Interesante. Conveniente. Quedarse en la queja no resuelve nada y la Autoestima queda seriamente perjudicada. Amor Propio en este caso es aceptar la imperfección congénita y revalidar el compromiso de hacerlo mejor. Todo hacerlo mejor. No seguir acumulando motivos para posteriores abatimientos. Preservarse de los errores del pasado.
El arrepentimiento no se demuestra llorando, se demuestra cambiando. Y uno SIEMPRE está a tiempo de introducir modificaciones en las facetas personales que no son de su satisfacción. Hacerlo evitará que haya más motivos de los que arrepentirse. Cualquier edad es buena para empezar con esto. Tienes la edad que tienes. Todo lo anterior no se va a poder borrar de tu historia, pero conviene que lo que escribas en ella a partir de ahora sea pleno, sea lo que realmente tú quieres, que esté hecho a conciencia y con consciencia.
La recomendación es que hagas lo que quieres hacer y que lo hagas ya.
Hay un artículo muy interesante titulado “Hablar de la muerte es hablar de la vida” que puede añadir más información a este tema:
https://buscandome.es/index.php/topic,18670.msg21362.html#msg21362y más información en “Los arrepentimientos”:
https://buscandome.es/index.php/topic,16946.msg19571.html#msg19571Te dejo con tus reflexiones…
