QUÉ HACER CUANDO TE PARECE QUE TODO VA MAL.
No dudes en pedir ayuda si lo necesitas para retomar el control de tu vida. Lejos de ser un signo de debilidad, es toda una muestra de madurez y fortaleza
A veces las circunstancias de nuestra vida se presentan cuesta arriba. Hay etapas por las que todos pasamos, en las parece que no vamos a poder superar un problema o salir de una mala racha. Es entonces cuando necesitamos retomar el control.
Si sientes que no eres capaz de recuperar la normalidad que necesitas para ser feliz, en este artículo compartimos unos consejos que pueden ayudarte a superar esa crisis.
LOS OBSTÁCULOS SON OPORTUNIDADES
Dice un proverbio que “los buenos marineros no se hacen en aguas tranquilas”. Aunque sea difícil de aceptar, es necesario, en cierto grado, que aparezcan dificultades en nuestra vida.
Las adversidades sirven para medirnos, para desarrollar nuestras capacidades y aprender a superarnos. Los momentos difíciles son necesarios para nuestro completo desarrollo como personas.
NADIE SE LIBRA DE ELLOS
¿Quién no ha sufrido un desengaño amoroso, la pérdida de un ser querido, o el fracaso en alguna actividad profesional o personal?
Todos estos impedimentos o atascos nos evalúan forzosamente. Sirven para medir el pulso, el coraje, el aguante, la constancia y para ayudarnos a gestionar nuestras propias frustraciones.
Por ello estos gimnasios psicológicos, si sabemos aprovecharlos y no tenemos una actitud evasiva ante el problema, nos conferirán fuerza, autodominio y capacidad para retomar el control
6 CONSEJOS PARA RETOMAR EL CONTROL
1. Evalúa el problema
Es imprescindible tomar conciencia de un mal para poder ponerle solución. Es necesario evaluar y detectar los problemas que nos preocupan y nos sacan del estado de tranquilidad que necesitamos para ser felices.
• Para retomar el control cuando todo parece irnos mal, la autocrítica nos ayudará a diagnosticar, como si de un médico se tratase, la enfermedad que padecemos.
• También es importante no sobredimensionar el problema y darle solo la atención que merece.
2. ¿Tiene solución?
Existen situaciones cuya solución no está a nuestro alcance y que, por lo tanto, nos sobrepasan. Para tales casos también debemos aprender a gestionar las frustraciones y a recibir con resignación lo que no podemos cambiar.
• Un ejemplo muy significativo es el duelo por la pérdida de un ser querido. El proceso de volver a la normalidad depende de nosotros mismos, puesto que no podemos hacer nada para que la persona vuelva.
• Por este motivo, si hay cosas que no tienen solución es mejor aceptarlas con resignación y soltar ese lastre emocional.
3. Asume tu responsabilidad
No podemos vivir culpando a los demás de nuestros propios fracasos. Por ello, es urgente asumir la responsabilidad de los actos. Debemos comprender nuestra propia imperfección, errores, negligencias o despistes y esforzarnos por dar lo mejor de nosotros en cada cosa que hagamos.
4. No asumas la responsabilidad de los demás
Otro error muy común por el que perdemos parte del control de nuestra vida es asumir responsabilidades que no nos corresponden. A veces, por miedo a decir “no”, cargamos con el peso de otros.
• Es habitual que alguien nos pueda pedir un favor. No obstante, si vamos a perjudicarnos con ello, tal vez sea momento de afrontarlo y hablar con sinceridad.
No somos mejores personas por hacer siempre la voluntad de los otros.
5. Busca apoyo en tus seres queridos
Pedir ayuda no nos hace débiles. En ocasiones, proyectamos una imagen nuestra de autosuficiencia y altivez. Queremos aparentar que somos invulnerables o que todo es perfecto. Por eso cuando perdemos el control y tocamos fondo, nos cuesta más pedir ayuda. Dejar a un lado el orgullo y apoyarse en un amigo o familiar solo puede traer cosas positivas.
Ellos te aportarán una nueva perspectiva, un consejo que quizás no tenías en cuenta o tal vez te bastará con su compañía y comprensión.
6. Encuentra tu bastón emocional
Cada persona pone su eje vital en diferentes lugares. Hay quien no puede vivir sin el deporte, sin la familia, sin la pareja, sin su riqueza o estatus social, etc. Nada tiene de malo, pero hay que tener en cuenta que todas estas cosas cambian. Aferrarnos a ellas puede crearnos dolor cuando las perdemos.
Por tal motivo procura que, cuando las cosas que amas cambian o desaparecen, adaptarte pronto a la nueva situación. Trata de ser un poco desprendido con esos apegos emocionales.
Por último, es recomendable no descartar la ayuda de un profesional si sientes que la situación te sobrepasa.
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