LA CELOPATÍA, CUANDO LOS CELOS LLEGAN A UN EXTREMO PELIGROSO.
Cuando la intensidad y la irracionalidad de los celos nos llevan a controlar, agredir y vigilar a la pareja, hemos de buscar ayuda.
Todos podemos sentir celos en determinadas circunstancias de nuestra vida. Se trata de una reacción humana y natural ante la amenaza de pérdida de una relación que consideramos valiosa. Sin embargo, en ocasiones, la intensidad e irracionalidad de estos celos los convierten en un verdadero problema. La celopatía afecta gravemente la vida de todas las personas implicadas.
Los celos patológicos suelen provenir de la propia inseguridad personal y la necesidad de controlar al otro. Cuando el malestar que producen es tan elevado y descontrolado que nos lleva a cometer actos de violencia o coerción, necesitamos pedir ayuda.
¿QUÉ ES LA CELOPATÍA?
Cierto grado de celos puede considerarse normal dentro de una relación sana y madura. En este caso, ante la percepción de competencia o amenaza de pérdida de la pareja se desencadenaría una reacción comprensible y proporcionada. El individuo sería capaz de conversar de forma asertiva con su compañero acerca de la situación y llegar a una resolución.
En el caso de la celopatía hablamos de una convicción fija e invariable de estar siendo engañado por el otro. Incluso aunque exista abundante evidencia en contra, la persona continúa mostrándose desconfiada, irritable y agresiva. Y comienza una escalada de vigilancia, control y persecución con el fin de atrapar a su pareja siendo infiel.
Los celos patológicos son un fenómeno complejo que se manifiesta en todos los niveles de la persona. A nivel emocional siente un elevado malestar, ansiedad e inseguridad. Cognitivamente se presentan pensamientos intrusivos, con grado de convicción, acerca de la infidelidad del otro. Finalmente a nivel conductual se desatan una serie de rituales compulsivos cuyo objetivo es reasegurar continuamente la lealtad del otro.
En los casos más graves, la persona celotípica puede poner en marcha conductas agresivas y hostiles hacia su pareja y la supuesta tercera persona. Igualmente, puede recurrir a hacerse daño a sí mismo para tratar de manejar a su pareja mediante el sentimiento de culpa.
¿CUÁL ES EL ORIGEN DE LOS CELOS PATOLÓGICOS?
Existe la posibilidad de que la celopatía tenga una base orgánica y esté producida por condiciones como la demencia, el alcoholismo o el uso de ciertas drogas y medicamentos. Sin embargo, la mayoría de los casos tienen un origen psicológico asociado a la baja autoestima, la desconfianza en uno mismo o la dependencia emocional.
Asimismo, la celopatía suele estar asociada trastornos psicológicos como la esquizofrenia, el trastorno delirante o el trastorno obsesivo-compulsivo.
De esta forma, los celos, lejos de ser una expresión de amor, son el reflejo de la propia inseguridad y el fracaso en la gestión emocional. Incluso, aunque existiese una infidelidad consumada, sería posible distinguir a un individuo sano de otro celotípico por la desproporción de su reacción. En gran parte los celos tratan más de proteger el honor propio que de amar al otro.
Por ello, es frecuente que las personas con dificultades para gestionar sus emociones y estados internos desaten un repertorio de conductas de control. Los pensamientos relacionados con la infidelidad son permanentes, así como también lo son las excesivas demandas hacia la pareja.
La persona celotípica no respeta el espacio personal del otro y actúa desde la ansiedad y la hostilidad. Todo ello provoca un enorme deterioro en sus lazos afectivos y una enorme interferencia en la vida de ambos.
El mantenimiento de esta actitud dentro de la relación puede motivar a la pareja a buscar un refugio en otra persona, produciéndose así el efecto contrario que el celoso está buscando.
¿SE PUEDE TRATAR LA CELOPATÍA?
Cuando existe este problema es necesario recurrir a profesionales especializados que puedan ofrecernos la ayuda necesaria. En ocasiones están indicados ciertos tipos de fármacos, pero cuando la celopatía no tiene un origen orgánico, la exposición con prevención de respuesta constituye la alternativa más eficaz.
En este caso se trata de construir junto con la persona una jerarquía de las situaciones que desencadenan sus celos para, a continuación, comenzar a exponerse a ellas gradualmente. Esta exposición se lleva a cabo tanto en imaginación como en vivo, con el objetivo de lograr que la persona se habitúe a las mismas y estas dejen de provocar ansiedad.
Además, se utiliza la prevención de respuesta con el fin de dejar de reforzar esos celos con las conductas de control. Una vez la persona se expone a la situación se le impide realizar ninguna conducta compulsiva de reaseguración. De esta manera, se logra manejar la intensidad emocional que experimenta la persona y eliminar sus comportamientos y reacciones inadecuadas. Por último, puede ser útil en algunos casos acompañar el tratamiento con reestructuración cognitiva.
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