QUÉ ES EL MALTRATO PSICOLÓGICO EN LA PAREJA Y CÓMO PONERLE FRENO.
El maltrato psicológico en la pareja pasa muchas veces desapercibido porque no deja huella aparente, como sí sucede en el maltrato físico. Este hecho lo hace tremendamente peligroso para quien lo sufre, ya que la mayoría de las veces ni la propia víctima es consciente de que está siendo maltratada.
Las consecuencias del maltrato psicológico son muy graves porque dan lugar a la desestructuración psíquica y a la devastación del equilibrio emocional de la persona que lo sufre.
El objetivo de este artículo es identificar y poner palabras a las conductas y estrategias que se dan en el maltrato, para que cualquier persona que lo esté sufriendo o que sospeche de algún ser querido que está en esta situación, tenga la posibilidad de reaccionar y hacer frente a este problema.
A menudo la persona que sufre un maltrato acude a consulta psicológica porque se siente deprimida, sin saber qué es lo que le está pasando. A lo largo del proceso terapéutico comienza a identificar y a poner palabras al maltrato; aquí comienza un arduo trabajo durante el cual tiene por fin la posibilidad de liberarse.
A la dificultad para identificarlo se une la dificultad para demostrarlo en un procedimiento judicial, por lo que muchas personas que lo sufren no encuentran salida.
¿QUÉ ES EL MALTRATO PSICOLÓGICO EN LA PAREJA?
Podemos definir el maltrato psicológico en la pareja como la conducta perversa y destructiva que emite un miembro de la pareja sobre el otro en desigualdad de condiciones, con abuso de poder y tratando de anular a la pareja a través de la manipulación. La relación es por lo tanto asimétrica.
En ocasiones hay cambios externos en la persona que lo sufre que pueden ayudar a identificar un maltrato: tristeza, inseguridad, pérdida de peso, deja de ser ella o él, “no parece la misma persona”. La persona deja de comportarse como lo haría normalmente, pierde espontaneidad, pero muchas veces el cambio es tan progresivo que las personas de alrededor no lo detectan. La persona maltratada además puede tratar de disimularlo por vergüenza o temor a que los demás noten algo.
La violencia psicológica se ejerce a menudo buscando el aislamiento de la víctima de cualquier apoyo o referente como los amigos, familia, trabajo o estudios; en ocasiones hasta el punto de alejarlas físicamente, cambiando de barrio, ciudad, etc.
A veces el aislamiento es más taimado, a través de la manipulación de los amigos y familiares con mentiras y una actitud victimista. El perverso narcisista es tremendamente persuasivo y consigue poner en contra en muchas ocasiones a la propia familia y amigos de la víctima o como mínimo sembrar la desconfianza.
TÉCNICAS DE DOMINACIÓN: LA TORTURA PSICOLÓGICA
Las estrategias de dominación y control sobre la víctima suelen ser veladas; al comienzo de la relación pocas veces se hacen evidentes con el fin de mantener paralizada a la víctima en la confusión, que de este modo es más manipulable y sobre todo está más asustada y desconcertada.
Algunas de estas conductas son las siguientes:
• Insinuaciones que buscan generar inseguridad.
• Lenguaje sarcástico o irónico.
• Silencios interminables.
• Chantaje emocional.
• Uso de la mentira sin mostrar resquicio de duda y con toda convicción para rebatir cualquier tema.
• Acusaciones o proyecciones del propio defecto sobre la víctima.
• Caras y gestos de desprecio.
• Mensajes contradictorios en los que se dice una cosa y la contraria a la vez.
• Descalificaciones personales.
• Comentarios despreciativos.
• Humillaciones en público o en privado.
• Instrumentalización del sexo como premio-castigo.
Esta comunicación sádica, mantenida en el tiempo sin que la persona agredida pueda prever cuando acontecerá el conflicto o será señalada la “falta” o el “defecto” empieza por paralizar y acaba anulando.
Expresiones del tipo: “antes tenías mejor tipo”, “ese corte de pelo te queda un poco raro”, “ no es la cena que quería, pero claro, nunca suele serlo”, “tu amiga sí que es inteligente” a expresiones más directas e insultos: “pareces tonto/a”, “no vales para nada”, “das asco”, “estás hecha/hecho un adefesio”,etc; mantiene a la víctima en un estado de alerta, en un estrés constante que empieza a materializarse en su cuerpo; su expresión es de tristeza, su cuerpo se encoge como si se estuviera consumiendo y es posible que descuide su aspecto, dejando de arreglarse o de preocuparse por su físico.
La salud también se resiente y se empieza a somatizar con trastornos de la alimentación, contracturas, trastornos del sueño, crisis de ansiedad, bajo estado de ánimo e incluso depresión.
LAS HERRAMIENTAS DEL MALTRATADOR PSICOLÓGICO
Si el agresor detecta que tensa demasiado la cuerda, se mostrará cariñoso, quitando importancia a lo ocurrido o presentándose con un regalo. A veces pedirá perdón, pero más desde el victimismo y el chantaje emocional que desde el arrepentimiento o reconocimiento del error, generando de nuevo un sentimiento de culpa en su víctima por no haberle entendido y tomarse las cosas demasiado en serio.
La víctima duda cada vez más de sí misma y esto refuerza su desequilibrio y crisis de identidad, cada vez está más anulada ya que no puede confiar en su propio criterio.
No podrá tampoco compartirlo, bien porque nadie la creería o bien porque quiere protegerlo debido a que en el fondo de sí misma no puede ver y afrontar lo que está sucediendo.
Para el agresor el otro no existe, no le escucha con el fin de anularle: si no te reconocen es como si no existieras. Esta táctica va cobrando fuerza y la víctima sin ser consciente va interiorizando esta creencia.
Cualquier problema será responsabilidad de la víctima, incluso aunque se den dificultades que no tengan que ver con la pareja, le hará sentir culpable a través de silencios o malas caras.
Utilizará también la insinuación, de manera que el otro no pueda defenderse y con el fin de generar inseguridad y mermar la autoestima, con comentarios como: “¿tu amiga/o es mucho más joven que tú, no? (aquí, se conteste lo que se conteste muy probablemente seguirá un suspiro, un gesto de decepción o de descontento). La triangulación o mostrar interés por terceras personas para generar inseguridad y celos es a veces utilizado por el maltratador o maltratadora.
Uno de los mecanismos más empleados por el perverso narcisista es el de la proyección, mediante el cual señala su propio defecto en el otro para no asumir responsabilidad alguna, esta conducta confunde enormemente a la víctima, al llegar a creer que efectivamente es ella quien grita, falta al respeto o provoca la discusión.
El uso de la mentira, de manera fría y descarada, muchas veces en público, deja tan desconcertada a la víctima que no sabe cómo reaccionar.
La emisión de un mensaje y el contrario a la vez, donde el tono verbal y el cuerpo se contradice con lo expresado, es también una estrategia que una vez más lleva al desconcierto y la parálisis. Este modo de comunicar es tremendamente paranoide y desestructurante.
El uso de los silencios como castigo pasivo-agresivo es también muy empleado y tremendamente violento. El agresor puede estar horas e incluso días sin dirigir la palabra a su víctima sin que ésta entienda lo que ha pasado. Lo más dañino y perverso de este comportamiento es que además no va a permitir hablar de lo que está ocurriendo, no concederá a su víctima la posibilidad de entender qué ha hecho mal. Por este motivo muchas veces las personas que sufren maltrato tratan de acceder a su agresor escribiéndoles cartas, notas o mensajes de móvil que en la mayoría de las ocasiones el otro ni siquiera lee.
LAS CONSECUENCIAS DEL MALTRATO PSICOLÓGICO EN LA PAREJA
La falta de palabras de apoyo, reconocimiento o valoración, se da casi desde el principio de la relación, en contraste con sus comienzos donde todo era adulación. Si esta carencia dentro de la relación de pareja ya es difícil de sobrellevar, se irá además intercalando más adelante con mensajes indirectos de descalificación, acerca de su físico o de su personalidad: “estás echa un asco”, “nada te queda bien”, “nunca te enteras de nada”…
La parálisis y bloqueo, baja autoestima , ansiedad y estado de alerta constante, sensación de miedo e incluso terror, son algunas de las expresiones emocionales que se van generando en la víctima, llegando a tal desestructuración y crisis de identidad que en la terapia, el trabajo consiste básicamente en reconstruir poco a poco la personalidad. Se trata de un viaje de reencuentro de la víctima consigo misma, de “reparación del alma” que ha quedado rota, en el que pasará por varias fases que desarrollaremos en otro artículo
A menudo se dan conductas en las que el agresor trata de comprobar su poder y dominación además de provocar el desconcierto y la indefensión:
…. si la víctima le está esperando y se ha preparado para salir, el agresor le dirá que no puede acudir y la dejará plantada. La víctima no se quejará para evitar el conflicto ya que sabe que se ofende con tremenda facilidad; pero al día siguiente, si la víctima no se ha preparado porque da por hecho que no se van a ver, el perverso narcisista le llamará diciendo que le está esperando reprochándole su falta. La víctima le implorará que le espere, que enseguida va, que no se enfade, pero no habrá tregua y ofendido u ofendida dejará plantada una vez más a su víctima con un enorme sentimiento de culpa.
Lo que vamos describiendo son conductas y técnicas que se caracterizan por ser veladas. Existen otras a través del control y el insulto más claras y directas en el maltrato psicológico. Se controlará el móvil, la ropa que la pareja se pone, con quién sale, etc.
A menudo el maltrato psicológico en la pareja es la antesala del maltrato físico que llegará irremediablemente a medida que el agresor sienta que la víctima es más manejable y sumisa.
PERFIL DEL MALTRATADOR PSICOLÓGICO EN LA PAREJA: EL PERVERSO NARCISISTA
La personalidad del maltratador o maltratadora se retrata bajo el marco de la personalidad narcisista, más concretamente del trastorno narcisista de la personalidad o de lo que denominamos como perverso narcisista.
El perverso narcisista es ante todo un gran seductor, en un principio estudiará a su víctima reconociendo sus puntos débiles y atrayéndola desde la adulación y la supuesta admiración. Su objetivo es desarmarla de forma progresiva para sentir que la posee, cosificandola como un trofeo. Su ego se alimenta de un historial de víctimas a las que ya ha destruido.
La personalidad del perverso narcisista se caracteriza por la falta de empatía, la irresistible necesidad de ser admirado o admirada y la envidia ante las cualidades de los demás, de los que él o ella carece. Buscará precisamente estas cualidades en sus víctimas, con la ilusión de que si las domina puede apropiárselas o en su defecto, destruirlas. No soporta que alguien destaque en lo que él reconoce como su propia carencia.
En el DSM-IV, Manual Internacional de Psicodiagnóstico de las Enfermedades Mentales, se describe a la personalidad narcisista con los siguientes rasgos, de los cuales para considerarse como tal, ha de mostrar al menos cinco de ellos:
• Sobrestimación de la propia valía.
• Excesiva necesidad de admiración.
• Constantes fantasías de éxito y de poder.
• Sentimientos de ser especial con respecto a los demás.
• Creencia de derecho adquirido o de que merece un trato especial o se le debe todo.
• Explota a los demás para conseguir sus fines.
• Carece de empatía o capacidad de ponerse en el lugar del otro.
• Sentimientos de envidia hacia los demás o creencia de que es envidiado.
• Actitud arrogante y prepotente.
El agresor o agresora del maltrato psicológico en la pareja, se encargará además de seducir a el entorno de su víctima, y todos pensarán que es encantador e inteligente. A medida que se vaya ganando la confianza de cada uno de ellos expandirá bulos acerca del desequilibrio de la víctima, llegando a insinuar incluso que es él quien sufre un maltrato velado debido a los cambios de humor e inestabilidad emocional de la verdadera víctima. De este modo, la víctima queda más aislada aún y cualquier queja o reacción de miedo o malestar será tomada por el entorno como la confirmación de esta acusación.
PERFIL DE LA VÍCTIMA
No hay perfil de víctima, a cualquiera nos puede ocurrir toparnos con una persona tóxica en el trabajo, en la pareja, en la familia y someternos bajo esta tortura psicológica sin darnos cuenta. Qué duda cabe que la persona con tendencia a la dependencia emocional, miedo al abandono, baja autoestima o que pasa por un momento vulnerable es más susceptible de sufrir maltrato o caer en las garras de un perverso/a narcisista, sin embargo todos somos susceptibles de sufrir un maltrato.
Recordemos que el agresor es experto/a en estas lindes y juega con ventaja; la mayor de ellas es que nunca podrías imaginar tanta perversión, tanta mala intención y egoísmo. La incredulidad, él no poder concebir que el agresor puede actuar desde tanta maldad es lo que primeramente paraliza a la víctima.
Recuerda, todos somos susceptibles de sufrir un maltrato psicológico en la pareja, si puedes reconocerlo puedes liberarte.
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