¿TE QUIEREN A TI O QUIEREN AL PERSONAJE QUE REPRESENTAS?
En mi opinión, algunas preguntas las tiene que responder uno mismo y no buscar que sea otro quien las responda. La pregunta del título es una propuesta para invitarte a que no sigas leyendo este artículo sino que tengas la valentía y la gallardía de no pretender que te la responda yo, sino que la busques en ti. Estás a tiempo de no seguir leyendo hasta que tengas tu propia respuesta. Te sugiero y te invito a que lo hagas. Atrévete.
Si te das cuenta con atención de las palabras que componen el título verás que están bien escogidas para el objetivo que pretendo en este artículo.
Escribo “personaje”. Un personaje es un ser real o imaginario que figura en una representación. Si en tu vida no eres tú mismo, entonces estás siendo un personaje que representa actitudes, actos, momentos, movimientos… cosas.
Un actor muestra claramente lo que es un personaje. Llega al teatro, o al sitio donde se filma una película, siendo una persona real con una historia real, pero la deja a un lado durante el tiempo que dura la representación. En ningún momento deja de ser él mismo, solo que al mismo tiempo, y conscientemente, está representando un papel –que es distinto de quien es él en realidad- con la intención de distraer y agradar al espectador. Es lo hacemos a veces: pretendemos agradar al otro y para ello no hay mejor fórmula que hacerle ver o decirle lo que él quiere ver o escuchar: es el modo de ganar su atención o su cariño en forma de aplauso o consideración.
Al ser falsamente amables ante alguien que nos valora y aprecia por nuestra amabilidad –porque en realidad no lo somos o porque ante esa persona no nos sale de forma natural-, estamos actuando. Al mostrarnos de un modo distinto al que somos por nuestra naturaleza haciéndolo con el único fin de agradar al otro para conseguir un poco de atención o unas migajas de cariño, estamos actuando. Al fingir lo que uno no es, al aparentar una realidad que no es real, al simular sentir lo que no se siente, uno está representando un personaje, que no es real, y mostrando a alguien que no es con el único fin de conseguir del otro su beneplácito.
Todos somos personajes en algunos momentos y no está mal siempre que uno no pierda la consciencia de sí mismo y sepa claramente por qué lo está haciendo. Ser un dependiente en un comercio, ser mecánico, ser guardia, ser zapatero, etc., es vivir un personaje durante un tiempo limitado. Cuando uno sale del trabajo y llega a su casa es esposo, es padre, es hijo, y también esos se pueden considerar personajes, lo que pasa es que en estos casos los sentimientos son tan reales y uno mismo es tan real, que se puede llegar a admitir que en ellos uno es más Uno Mismo.
Escribo en el título “representas”. Representar es interpretar un papel y también es sustituir a alguien o hacer sus veces. Representar por tanto es no ser uno mismo, es fingir, es aparentar, es engañar con una aparente realidad que no es una realidad.
A partir de estas premisas es cuando ahora te puedes hacer –ya sin aplazarlo más-, por primera vez o de nuevo, la pregunta del título.
Si fuese YO MISMO, SIEMPRE, ¿qué pasaría?, ¿cuánta gente me amaría o me aceptaría?, ¿cuántos me abandonarían si dejo de ser el personaje que a ellos les interesa?, ¿soy digno de ser amado por ser quien soy?, ¿me gustaría tener como mejor amigo a alguien que fuese exactamente como yo?, ¿honestamente me interesan algunas relaciones que se mantienen solo gracias a mis aportaciones?, ¿me quiero yo mismo?
A estas preguntas tendrás que añadir las tuyas propias. No te canses de crear nuevas preguntas porque a veces lo mismo dicho de otro modo parece otra cosa y es más entendible. Y no te quedes sin las respuestas.
Te dejo con tus reflexiones…
