LAS COSAS NO TIENEN IMPORTANCIA.
En mi opinión, esta afirmación del título se puede comprender e integrar a la primera y sin más explicaciones –y eso demostraría ser una persona muy avanzada en el Proceso de Desarrollo Personal-, o, por el contrario, uno se puede aferrar a su idea actual y oponerse a esta sin ni siquiera darse la oportunidad de contemplar la posibilidad de que sea cierta.
Las cosas, por sí mismas, no tienen importancia. Por no tener, no tienen ni nombre. Para entendernos entre nosotros le hemos puesto un nombre a cada cosa o situación o suceso, pero ellos no lo tienen. Tampoco tienen importancia. Las cosas simplemente son. No tiene adjetivos, ni buenos ni malos, ni tienen su propia jerarquía, hasta que cada uno le aplica la que cree conveniente o la que está de acuerdo con su propia Escala de Valores. Y así es como tiene que ser.
Lo que para unos es importante para otros carece de cualquier tipo de valor. Y la Escala de Valores, ya lo sabemos, es absolutamente personal. Y, también lo sabemos, ha de ser absolutamente respetable. La nuestra y las ajenas. No debemos menospreciar el valor que los otros le dan a las cosas, aunque no estemos de acuerdo con ello.
Tenemos la costumbre de valorar o adjetivar lo que nos pasa con una nota: agradable, doloroso, divertido, inaceptable, odioso, deseable, bueno, malo, etc. Esto quiere decir que cada persona tiene la facultad de permitir, o no, que ciertas cosas le afecten… o no. Que algo le parezca mal, bien o neutro. Que algo le enfade o le alegre. Que algo le saque de su centro, le altere, le llene de rabia… o no.
Podemos, y debemos, gobernar el descontrol de algunos sentimientos y emociones, y podemos y debemos ponernos a salvo de lo negativo de nosotros mismos, de nuestras innecesarias autoagresiones, de los sufrimientos que nos provocamos por oponernos a la realidad y no querer aceptar que algunas cosas y algunas personas son como son y no como nos gustaría que fuesen.
Te propongo una reflexión… ¿REALMENTE le quieres dar poder a las cosas para que te afecten, se vuelvan contra ti y te hagan sufrir, al adjudicarles una importancia que no tienen y no se merecen?
Hay que revisar si tienen importancia REALMENTE esas cosas a las que les adjudicamos importancia. Rabindranath Tagore dijo que “tener que dar importancia a cosas que en realidad no la tienen es el mayor azote de la vida moderna”. En la Escala de Valores Personales, que siempre propongo que hay que tener actualizada y respetarla, es conveniente que las cosas tengan el justo valor que uno les quiere dar y no el que se auto-adjudiquen o el que injustamente le damos. Aquello a lo que cada uno le da importancia es lo que se convierte en importante, porque hasta ese momento no lo es. Por eso es necesario pensarlo bien antes de decidir lo que para cada uno es REALMENTE significativo y una vez decidido, ha de defenderlo y hacer que sea respetado por los otros.
En demasiadas ocasiones nos dejamos alterar por cosas que solo ofenden a nuestro ego y nos dejamos perturbar por algunas pataletas personales que no sabemos controlar poniéndolas en su sitio justo y con la importancia real que tienen.
Es estupendo saber serenarse, ver las cosas y los sucesos con objetividad, reflexionar antes de dejarse arrastrar por los impulsos, conocer la mente y saber serenarla cuando es necesario. Eso nos evitará alterarnos por nimiedades, por cosas que aparentan importancia pero que más adelante descubrimos que eran tonterías y que no merecían el sufrimiento que nos produjeron.
Las cosas no tienen importancia por sí mismas. Tú se la das o no. Sé consciente de este poder tuyo personal y no permitas que sean ellas las que se adjudiquen esa potestad.
Te dejo con tus reflexiones…
