NO ERES CONSCIENTE.
Créeme, no eres consciente de la velocidad a la que pasa el tiempo. Si lo fueras probablemente dejarías lo que estás haciendo ahora e invertirías el tiempo en otros intereses, lugares, seguramente personas. Las personas que sienten cerca la muerte declaran que la consciencia de su presencia les da algo de lo que los demás carecemos. Hablo de lucidez.
Lucidez para desnudarse. No desnudarse de quitarse los zapatos, la camisa, la falda o los pantalones. No hablo de desprendernos de la ropa interior. Sino de asomarnos dentro de nuestra piel y de quitar las telarañas a ese precipicio al que hace mucho que no nos acercamos y al que por otro lado hemos hecho opaco con nuestros miedos, como el que pone un par de tablones encima de un pozo.
No eres consciente de que esos tablones, impidiendo que la luz pase, no dejan que los demás vean que eres vulnerable. Lo tapas por miedo ya que intuyes que si alguien quiere hacerte daño le estarás marcando en el mapa del lugar idóneo para que la herida tenga más secuelas. Sin embargo, piensa que quien te quiera hacer daño difícilmente va a entenderte cuando te expreses realmente con un lenguaje propio, que nazca del mismo lugar en el que eres sensible.
Por el contrario, quien quiera ayudarte tendrá las claves para hacerlo. No entrará a tientas en esa cueva ni tropezará ni se lastimará, sino que lo hará de tu mano. Podrás enseñarle de manera abierta qué es lo que te fascina y te preocupa de los problemas a los que les das vueltas. Así, la confianza en ti y en los demás impedirá que una parte de tu interior tan sensible se vuelva llenar de telarañas.
EL AMOR TIENE EL PODER DE PARA CUALQUIER GUERRA
Créeme, no eres consciente de que la declaración de cualquier guerra deja de estar fundada cuando el amor aparece en alguna de las banderas de los contendientes. Definitivamente, no hay guerra que pueda sobrevivir al cariño, a las caricias, a la excitación, a un lenguaje mucho más sofisticado que las palabras. Menos preciso, más dulce; menos lógico, más humano.
Viajemos por un momento a finales de Diciembre de de 1914, un momento especialmente delicado para decidir el desenlace de la I Guerra Mundial: Alemania había invadido Bélgica en julio con el objetivo de llegar hasta París y había sido detenida por británicos y franceses, pagando el precio de tal victoria con una gran cantidad de bajas. Sin embargo, esto no impidió a los Alemanes empezar a decorar sus trincheras con adornos navideños y formar un coro improvisado de villancicos.
Una fiesta que inspiró el alto el fuego durante un día y que congració a los soldados de ambos frentes para dejar las armas y jugar un partido de fútbol. Esta es solo una muestra de cómo el espíritu puede cambiar al ser humano y unir a enemigos que horas atrás se estaban disparando a matar.
Así, por favor, no olvides te olvides de que la leña solo prolonga el fuego y de que el viento es un inútil relajando tempestades. De que ahí que haya ocasiones en las que tu razón o tu verdad estén por debajo de la necesidad de reconfortar. Pienso en esas personas que trabajan juntas y son pareja, y el lema que habla de separar lo profesional de lo personal, como si eso fuera posible, como si en la disociación las personas fuésemos buenas o no sintiéramos cómodas. Se trata de integrar y última instancia de relegar.
CUANDO TE HACES ADULTO HAY UNA PARTE DE TI QUE NO DEJA DE SER NIÑO
No eres consciente de que cuando te haces adulto hay una parte de ti que no deja de ser niño, de que sin embargo los niños son solo niños sin esa parte de adulto. Ese niño que guardas en ti puede vivir frustrado, triste y rendido ante la imposibilidad de jugar o puede vivir entusiasta y curioso.
Así, por muchos intentos de asesinato que hayas podido cometer, te adelanto que no lo has podido matar. Por mucho que hayas despreciado el mundo, la vida, o aniquilado tu capacidad de sorprenderte siempre queda algo que puede quitarte el sueño de la misma manera que lo hacían los reyes magos a cambio de regalos.
No eres consciente de que por mucho que no creas en las personas necesitas creer en ellas. Hay una razón muy sencilla. Tú eres una…y desnudarse no significa arrancarse la piel o mutar, sino aprovechar su sensibilidad, no perderla hacia afuera, construir hacia dentro. Permitir que los capilares sean canales de comunicación transitables, sin peligro y en dos direcciones: para quien quiere tus zapatos prestados, para cuando tu necesitas zapatos prestados para poder entender.
No eres consciente de que entender no lo es todo. De hecho no es prácticamente nada, porque la mayoría del tiempo caminamos por la vida con la sensibilidad cerrada bajo un candado de siete llaves. Tenemos fe en que el saber y el poseer nos acerquen una felicidad que solo podemos alcanzar viviendo, experimentando…y para eso no hace falta pensar, ni siquiera ser conscientes.
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