TRES IMPRESCINDIBLES PARA CONFIAR EN TI.
• Vanessa Carreño Andrés
¿Confías en ti misma? ¿Serías capaz de afirmar que confías plenamente en ti?
“Confiar en mí misma” es uno de los objetivos más habituales en las personas que comienzan mi programa de autoestima o en las que se apuntan a Amor.
Pero, eso, ¿cómo se hace? ¿Cómo llevas a la práctica eso de confiar en ti?
Pues te voy a contar tres imprescindibles que, sí o sí, necesitas para confiar en ti.
1.DÉJATE GUIAR POR TU INTUICIÓN.
Escucha lo que te dice tu intuición, tus tripas, esa parte sabia y visceral de ti misma que todos tenemos.
¿Te das cuenta de que nos fiamos mucho más de lo que nos cuenta nuestra mente que de lo que estamos sintiendo? Gran error, porque la mente te engaña mil veces al día.
Ese parloteo mental no es la realidad, así que cuando te dejas guiar por ella muchas veces terminas perdida.
Que antes pensaba esto, que ahora pienso lo otro, que mañana pensaré otra cosa…
¿Y lo que sientes? ¿Qué pasa con lo que sientes?
Tu intuición es esa parte sabia de ti que te dice lo que sientes, lo que necesitas, lo que te emociona, lo que quieres de verdad…Esa brújula interior es la única que siempre te va a guiar por el camino correcto para ti.
¡Para ti! No para mí, ni para la vecina del quinto. ¡Tu intuición te habla de ti!
Y, al contrario de tu mente, lo que sientes no te engaña nunca.
Por eso cuando escuchas tu intuición y te guías por tu brújula interna no existen las equivocaciones, porque has confiado en lo que sentías.
Así que, si quieres confiar más en ti, empieza a preguntarte qué sientes y qué te dicen tus tripas respecto a eso que está pasando.
Qué sientes cuando conoces a alguien, cuando te proponen algo, cuando tienes que tomar una decisión, cuando no sabes qué hacer…
Que esta persona no, que por aquí no, que con esto no me siento bien…
¿Lo ves? Así sí. Aprender a escuchar lo que sientes y confiar en ello siempre, sin condiciones, es lo que hará que te sientas empoderada, porque te estarás dejando guiar por la parte más auténtica de ti.
Y esa parte auténtica no tiene nada que ver con lo racional y con lo lógico, sino con lo que sientes en tu cuerpo.
Por ejemplo, que me decía una coachee hace poco sobre cómo se sentía cuando pensaba en llamar a una persona, “es como si me forzara a algo que mi cuerpo no quiere, pero mi cabeza me dice que tengo que hacerlo”.
Pues eso es lo que necesitas escuchar, lo que sientes en el cuerpo. No lo que te cuenta tu mente, que ahí ya entran creencias, prejuicios e ideas preconcebidas sobre lo que debería de ser.
Tu guía interior, esa es la parte de ti que te muestra tu camino.
Y, estar, está. Aunque lleves mucho sin escucharla, sigue estando. Por eso tantas veces tiramos por un lado y después nos damos cuenta de que nuestra intuición nos estaba diciendo que “por ahí no”.
“He consentido muchas cosas en nombre del amor y me he creído todo lo que él me decía, pero en el fondo yo sentía que no… Me lo decía mi cuerpo, me sentía mal en muchísimas ocasiones… Pero, en vez de desconfiar de él he desconfiado de mí, he pensado que el problema lo tenía yo… ¿Por qué no he hecho caso de mi intuición?”, que me decía una coachee que acaba de terminar con una relación tóxica.
Y esto es un clásico, yo también lo he vivido, el fiarme más de lo que me decía el otro que de lo que yo estaba sintiendo…
O preguntar a los demás y confiar más en lo que ellos piensan que en lo que tú estás sintiendo.
¡Cuando lo que tú sientes es la brújula interior que no te falla nunca!
Pero cuando no te han enseñado a confiar en lo que sientes, cuando te han dicho que lo sientes no está bien, que no tienes que sentirte triste por eso o que aquello no es para enfadarse, pues no puedes haber aprendido a confiar en tu intuición.
Y, claro, cuanto menos la escuchas, menos confías en ti.
Es de cajón, si tienes una brújula interior que te guía para satisfacer tus necesidades, ¿cómo vas a confiar en ti si la estas ignorando y no escuchas lo que te dice?
Pero, insisto, tu brújula interior sigue estando ahí, forma parte de ti y no desaparece porque lleves mucho tiempo sin usarla.
Lo que necesitas es aprender a conectar con ella, a escuchar tus tripas, tu corazón, esa parte profunda de ti, y preguntarte una y otra vez qué estás sintiendo ahí.
¿Cómo me siento con esto? ¿Cómo me hace sentir esta situación? ¿Qué siento aquí dentro? ¿Qué me dice mi intuición?
Esta es la primera clave para que confíes en ti.
2.TOMA DECISIONES.
No tengo la más mínima duda de que si no tomas decisiones en tu vida es imposible, im-po-si-ble, que confíes en ti.
Porque, de alguna forma, es como si te estuvieras diciendo que no tienes la capacidad de liderar tu vida.
¿Cómo vas a confiar en ti entonces?
Imagínate a un conductor que no decide si a la izquierda o a la derecha, si frenar o acelerar, si a esta velocidad o a esta otra… ¿Qué pasará? Pues que en poco tiempo habrá dejado de confiar en su capacidad para conducir.
Pues en la vida pasa lo mismo: cuando no tomas decisiones también pierdes la confianza en ti.
¿Te das cuenta? A veces nos queremos engañar, nos distraemos con otras cosas para no decidir, en plan “estoy muy ocupada y ahora no tengo tiempo para ponerme con esto”…
Preferimos no mirar más allá porque podríamos ver algo a partir de lo cual tengamos que tomar una decisión. Y, claro, si no estoy dispuesta a decidir, prefiero no ver…
O también puede ser que quiera tenerlo todo controlado y no me atreva a tomar decisiones porque eso significaría perder el control. Así que, si no decido nada, puedo seguir sintiendo que lo tengo todo controlado porque sé lo que va a pasar… ¿Ves el autoengaño?
El problema es que cuando no decides nada, ¡también estás decidiendo!
Decidiendo no hacerte responsable de tu vida y, por lo tanto, transmitiéndole a tu niña interior que no puede confiar en ti.
¿Cómo te vas a sentir empoderada así?
En cambio, cuando tomas decisiones te empoderas porque es una manera de decirte que puedes confiar en ti. Incluso, aunque te equivoques, seguirás confiando en ti porque te sentirás capaz de liderar tu vida.
Por eso es mucho mejor tomar decisiones desde lo que tú sientes y piensas y equivocarte, que escuchar lo que te dicen otros, y acertar, o que no tomarlas porque “es que no estoy tan mal”.
Mira, el “ir tirando” porque no estás tan mal no empodera a nadie.
Es como dirigir un barco. Ya sea porque encalles, porque des rodeo para llegar a un sitio o lo que sea, si tú sientes que diriges el barco eso te empodera mucho más que dejar que el barco vaya a quién sabe dónde.
Hay personas que llevan toda la vida sin tomar decisiones y se preguntan que por qué confían tan poco en sí mismas. ¡¿Cómo van a confiar en sí mismas si se han gastado toda la confianza a base de no decidir?!
Y si no tomas una decisión porque no te sientes segura o porque no sabes si estás preparada para ser la persona que necesitas ser para hacer ese cambio, seguir sin decidir nada va a hacer que confíes aún menos en ti.
Si ese es tu caso, trabaja la seguridad en ti misma, las creencias que te limitan, el sentirte capaz y suficiente o la confianza en que sí vas a poder ser la persona que necesitas para para asumir ese cambio.
(Por cierto, si quieres sentirte segura, cambiar las creencias sobre ti misma que te limitan y confiar de verdad en ti, puedes rellenar este formulario para tener una sesión de valoración conmigo).
Porque si no haces nada el vaso de tu confianza se seguirá vaciando, además de todo el tiempo y toda la energía que seguirás malgastando…
Y perder tiempo es lo mismo que perder vida, por si todavía no te habías dado cuenta…
3.SÉ CONGRUENTE.
Es decir, que lo que sientes y piensas esté alineado con lo que dices y haces.
Que haya una congruencia entre lo interno y lo externo.
Si quieres tener confianza en ti, empieza a ser congruente contigo misma en cada situación de tu vida.
Porque si no lo eres, una parte de ti sentirá que no eres una persona de fiar.
Y el ser incongruentes nos puede pasar a todos en algún momento en el que no hemos sido conscientes, el problema es cuando eso se repite una y otra vez.
Cuando, de forma sistemática, sientes y piensas de una manera, pero después te comportas de otra.
Por ejemplo, si no te gusta gritar ni que te griten, pero lo terminas haciendo…
Si no quieres que te digan cómo vivir tu vida, pero les dices a los demás cómo vivir la suya…
Si dices que para ti algo o alguien es importante (véase, tú misma), pero después resulta que no le dedicas tiempo…
Si no estás de acuerdo con algo, pero te callas y no dices nada.
Si te apetece una cosa, pero terminas haciendo lo que los demás esperan de ti…
Si no te sientes cómoda con una relación, pero no haces nada ni decides nada, y dejas el tiempo pasar…
Como me decía una coachee respecto a esto, “he vuelto muchas veces con mi pareja. Por ese miedo a estar sola no he sido capaz de ser congruente con lo que pienso y siento…”.
Vale, ¡entonces mira a ver qué pasa que te está impidiendo ser congruente! ¡Pero deja de traicionarte a ti misma!
Y no sólo con la pareja, esto también puede pasar con los amigos o en cualquier tipo de relación.
Otro ejemplo de una coachee; “a veces no me siento bien con mis amigas de siempre, como que no puedo ser yo, tal y como soy ahora. Pero me digo que son mis amigas de toda la vida, que cómo voy a dejar de ir con ellas, que igual soy yo que me he vuelto muy rancia, que como siga así me voy a quedar sola… Así que sigo pasando con ellas más tiempo del que yo siento que quiero pasar”.
Eso es ser incongruente: que dentro de ti esté pasando una cosa, pero tú te comportes de una forma totalmente diferente.
Lo mismo que si sientes que alguien te falta al respeto, a ti o a otra persona delante de ti, y no dices nada…
A esto, que me lo comentaba hace poco una coachee, su excusa para no decir nada era que “total, va a dar lo mismo lo que diga, porque él lo va a seguir haciendo”.
Ya, si es que el decirlo no es tanto para que el otro cambie, sino para que tú sientas que te cuidas y pones límites, ¡para que tu niña sienta que la defiendes cuando lo necesita!
Ese ser congruente es lo que hará que sientas que puedes confiar en ti.
…
Como puedes ver, los tres imprescindibles para confiar en ti están muy relacionados. Porque escuchar tu brújula interior te ayudará a tomar decisiones y eso te llevará a ser congruente contigo misma.
Por eso, si fallas en cualquiera de estos tres puntos, es lógico que la confianza en ti se vaya haciendo más pequeña y tú vayas sintiéndote cada vez más insegura.
Y seguro que si miras atrás en tu vida y piensas en algo de lo que te arrepientes, fue un momento en el que no escuchaste lo que sentías, en el que no tomaste una decisión o en el que no fuiste congruente.
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