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 LA SENSACIÓN DE FRACASO



Abril 05, 2012, 04:19:35 am
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Desconectado Francisco de Sales

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LA SENSACIÓN DE FRACASO
« en: Abril 05, 2012, 04:19:35 am »

LA SENSACIÓN DE FRACASO



Esta es una sensación que lastra la vida hasta hundirla en lo más profundo.

Y es sólo una sensación.

O sea, no es real.

No está basada en datos exactos, ni en la realidad, sino solamente en un presentimiento, en una impresión, en una suposición.

Una persona con Autoestima baja dirá que no es solamente una sensación, sino que, en su caso, es una realidad.

No tiene razón.

En su auténtica realidad, solo hay una parte en la que ha “fracasado”, así que no puede denominar al resto de su vida del mismo modo.

Otros aspectos estarán bien, y el “fracaso” siempre es relativo.

Suele corresponder al incumplimiento de unas expectativas que no fueron muy realistas o posibles, o porque se establecieron unos objetivos que resultan inalcanzables, y que, al no lograrlos, nos crean esa sensación de haber fallado.

No ha fallado la persona, han fallado las expectativas por su falta de viabilidad.

Si la intención es ser Reina de Inglaterra, se va a “fracasar” siempre; si la intención es ser buena persona, se tienen todas las posibilidades de lograrlo.

Al marcarse un propósito en la vida tiene que cumplir una serie de requisitos –y no que sean simplemente ilusiones utópicas-, que tenga posibilidades de ser realizado, aunque requiera una Atención intensa y una de Dedicación importante, pero que no sea prácticamente imposible; estar preparados y capacitados para lograrlo; tener afán y una cierta ambición por lograrlo; no flaquear en el empeño; etc.

Atención a esto: hacemos un uso incorrecto del lenguaje que nos lleva a sentirnos mal, cuando resulta que es el planteamiento el que está mal hecho. Observa esto:

DESILUSIONAR: perder la ilusión.

ILUSIÓN (según el diccionario de la RAE): Concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos.

DESENGAÑAR: Reconocer el engaño o el error.

ENGAÑARSE: Cerrar los ojos a la verdad, por ser más grato el error. Dar a la mentira apariencia de verdad.

DESENCANTAR: Salir del encanto.

ENCANTAR: Someter a poderes mágicos. Entretener con razones aparentes y engañosas.

En todas estas palabras, que usamos a menudo y cuyos efectos padecemos, hay algo en común: están basadas en mentiras, en engaños, en errores… no son los otros quienes nos desilusionan, desencantan o engañan, sino que son los que nos hacen darnos cuenta de que estábamos en una irrealidad basada solamente en ejercicios de imaginación o fantasía, pero sin base sólida.

Creo que debemos estar agradecidos a ellos por hacernos ver la realidad.

¿Qué hacer ante esta sensación de fracaso?
Entender que se refieren a una sola parte de todas las que nos componen.

Demostrarse que se puede conseguir aquello que ha llevado a la sensación de haber tenido un fracaso. En casi todos los casos, se puede intentar de nuevo, esta vez conociendo lo que falló anteriormente y preparado para que no vuelva a fallar.

Llevarse a los momentos positivos, a los logros, para vivir en estados mejores.

Las cosas desagradables, replantearlas de nuevo: “¿cómo resolverlo?”.

Ver la parte positiva de lo negativo: todo tiene una parte buena y todo aporta una lección.

Relativizar las cosas: lo malo no es tan malo.

Y hay que desdramatizar la vida: no acepto un Creador que nos envíe a la vida a estar mal y sufrir.

La vida hay que vivirla relajadamente, disfrutando de este Jardín del Edén que ha puesto a nuestro servicio, gozando de los placeres que nos producen los sentidos, complaciéndonos con la capacidad de poder reír, amando… hay demasiadas cosas buenas por hacer como para enredarse en el sufrimiento y la desdicha.

Los asuntos que en su momento nos parecen muy graves y nos quitan el sueño, cuando pasa el tiempo, vemos que van rebajando su carga abusiva y van desapareciendo su peso y su desventura, hasta que a veces llegamos a asombrarnos de habernos preocupado tanto por ello.

Eso que hoy te parece tan grave quizás mañana sólo sea el motivo de una sonrisa plácida y complaciente.

No le dejes a tu imaginación que sea fatalista.

 

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