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 LOS PROBLEMAS Y LAS PREOCUPACIONES



Abril 23, 2012, 06:24:26 am
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LOS PROBLEMAS Y LAS PREOCUPACIONES
« en: Abril 23, 2012, 06:24:26 am »
LOS PROBLEMAS Y LAS PREOCUPACIONES.


¿Has tenido o tienes muchos problemas en tu vida?
¿Los resuelves bien y más o menos rápido?

¿Te preocupas mucho?
¿Cuándo estás preocupado por algo, resuelves el problema con cierta facilidad y rapidez o la preocupación te mantiene angustiado durante un tiempo?

Los problemas y las preocupaciones son parte de la vida.

Todos tenemos y hemos tenido problemas y todos nos preocupamos en diferentes situaciones.

Sin embargo, nuestra forma de ser, nuestra actitud y nuestra manera de percibir el mundo que nos rodea, pueden aumentar o disminuir dichos problemas y preocupaciones y pueden determinar nuestra manera de manejarlos.

Casi siempre pensamos que problemas y preocupaciones van juntos.

Pero es importante separarlos y analizar cada uno de ellos, para poder ver:

    Qué sí es un problema y qué no lo es.

    Cuándo la solución del problema depende de nosotros y cuándo tenemos que aceptar que aunque nos afecta, nosotros no podemos hacer nada al respecto.

    Cuando la preocupación es necesaria, porque me lleva a analizar la situación y a actuar.

    Cuando es una preocupación innecesaria, que sólo me hace sufrir.


¿QUÉ ES UN PROBLEMA?

Un problema es una situación que consideramos negativa y que queremos cambiar, pero que, de momento:

    No sabemos cómo llevar a cabo ese cambio.

    No nos sentimos capaces de lograrlo.

    No contamos con los elementos necesarios para hacerlo.

Una situación se convierte en un problema para nosotros, cuando nos molesta, no nos gusta, nos afecta de alguna manera, etc.
Si lo consideramos nuestro problema, por que nos afecta a nosotros, pensamos que podemos y/o debemos solucionarlo y esto no siempre es así.

Por ejemplo:
Imaginemos que tenemos un hijo que no quiere trabajar, un familiar que es alcohólico, o que hay un pleito entre dos miembros de la familia.
Y supongamos que esa persona no vive con nosotros y no nos afecta directamente, pero sufrimos por lo que está sucediendo.

Lo único que nosotros podemos hacer, es hablar con esa persona o buscar una persona que tenga influencia y pueda hacerlo, pero si eso no funciona, nosotros no podemos solucionar el problema, porque nosotros no podemos cambiar a la persona u obligarla a cambiar, si ella no desea hacerlo.

¿Y QUÉ PASA CON LA PREOCUPACIÓN?

Generalmente cuando tenemos un problema, nos preocupamos.

Si esa preocupación dura poco tiempo y nos lleva a analizar la situación y a actuar, estamos hablando de una preocupación adecuada.
De hecho, podemos tener un problema y si estamos trabajando en la solución o buscando a la persona indicada para solucionarla, sabiendo que la vamos a encontrar, no necesitamos preocuparnos.

La preocupación generalmente está basada en un pronóstico negativo, que alimentamos con pensamientos pesimistas repetitivos.

Podemos volvernos preocupones por diferentes motivos:

    Lo aprendemos de niños, viendo a nuestros padres u otros adultos importantes para nosotros, cuando somos pesimistas, porque siempre pensamos en lo negativo y por lo tanto, esperamos que las consecuencias de cualquier situación sean negativas, se vuelve un hábito, la cultura lo refuerza, porque la gente cree, equivocadamente, que preocuparse mucho significa ser muy responsable o sensible ante los problemas, es una manera de evitar vivir en el presente o vernos a nosotros mismos, ya que nuestra atención está siempre enfocada en aspectos muy específicos, que nos angustian, pero que nos afectan menos que si "viéramos" otras cosas.

¿QUÉ HACER?

Cuando tengas un problema, lo primero que debes preguntarte es si tú puedes resolverlo.

Si tú no puedes cambiar la situación, acéptalo.

Es doloroso ver el sufrimiento de otras personas y no poder hacer nada al respecto, pero es peor, sufrir al ver su dolor y desgastarnos inútilmente, física y emocionalmente, por tratar de resolver algo que no está en nuestras manos.

Si la solución depende total o parcialmente de ti, responde a las siguientes preguntas, de preferencia por escrito:

    ¿Qué es lo que está sucediendo, en este momento y por qué lo considero un problema?

    ¿En qué me afecta a mí?

    ¿Qué personas están involucradas?

    ¿Cómo se inició?

    ¿Cuáles son las causas que provocaron esta situación?

    ¿Qué cambio quiero lograr, cuál es mi meta u objetivo?

    ¿Qué pasos o acciones se necesitan llevar a cabo, para lograr dicho objetivo?

    ¿Con qué recursos cuento para lograrlo?

    ¿Qué recursos o ayuda me pueden ser útiles y a quien puedo recurrir?

    ¿Cómo puedo describir el problema, de una manera diferente?

    ¿Cómo describiría el problema, alguien completamente diferente a mí?

    ¿Estoy suficientemente motivado, para hacer el esfuerzo necesario?

    ¿El problema se soluciona, sólo si la otra persona cambia?

Analiza cuidadosamente las respuestas y a partir de los datos que obtengas, escribe por lo menos tres soluciones diferentes y prueba cada una de ellas.

Si ninguna te da resultado, significa que:

    La solución no está en tus manos, estás encasillado en una sola dirección y necesitas abrirte a otras opciones.

Recuerda que si la solución depende de que otra persona cambie, tú no puedes hacer absolutamente nada si ella no está convencida de querer cambiar.
Te puedes pelear con ella, manipularla, amenazarla, chantajearla, etc., si no quiere, no vas a lograr nada.

Cuando estás preocupado pregúntate:
¿En este tiempo que he estado preocupado, cuántas soluciones he encontrado y cuántas he llevado a cabo?

Si llevas preocupado varias horas y no has logrado nada, muy probablemente, tu preocupación es innecesaria y te está sirviendo para evadir, no asumir, no actuar, no enfrentarte o no aceptar alguna situación dolorosa o para jugar el papel de víctima.

Trata de descubrir de qué se trata, para evitar un mayor sufrimiento en el futuro.


Psic. Silvia Russek
Lic. En Psicología Clínica.
Maestría en Terapia de Pareja.
Tel. 044 55 1924 9863 (Ciudad de México).
e-mail: bienestar.e@gmail.com

 

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