LAS SOMBRAS DE NUESTROS PADRES
Nuestros Padres son los que moldean nuestra vida.
Obviamente ellos están llenos de aciertos y desaciertos, pero al fin de cuenta son nuestros padres. Nos une a ellos un lazo energético impresionantemente fuerte y determinante, tanto es así que nuestra vida se convierte en una especie de clon de la vida de ellos.
Ciertamente, a veces elegimos inconscientemente moldear a papá o a mamá de acuerdo con la identificación que nos hicimos desde niños con alguno de ellos. Entonces, actuamos por imitación o por oposición. Independientemente de eso, nos llenamos igualmente de resentimientos en contra de ellos porque, como nadie les enseñó a ser padres, cometen errores que terminan siendo traumas en nuestras vidas.
Esto sólo se puede comprender cuando tienes hijos, te toca vivir ese mismo papel y terminas cometiendo los mismos errores que cometieron tus padres contigo.
En fin, mi propósito con este artículo no es sermonear a nadie para que sea más flexible o no con sus progenitores: mi propósito es que entendamos cuán importante es para nuestra vida el efecto padre-madre.
El padre es el que nos transmite la sensación de seguridad en nosotros mismos, la capacidad de guiarse por la razón en lugar de las emociones, el dinamismo, la capacidad de estar en control de los instintos primitivos por ser la energía que aporta la fuerza, por lo tanto la voluntad es una energía totalmente masculina. La capacidad de estar centrado es lo que permite lograr el poder, lo cual es también masculino, estar activo, estable, productivo, eficaz y asertivo es hacer un buen uso de lo masculino interior. Lograr desarrollar todo esto en nuestra vida depende de lo que nuestro padre nos transmitió durante nuestra infancia.
Desde el momento que nacemos se establece una relación un tanto particular con el padre porque el hombre no tiene el mismo sentido de pertenencia que tiene la madre. La sensación de ser padre se cultiva ya cuando él bebe ha nacido y comienza su proceso de crecimiento. Sé que, no en todos los casos es igual, hay hombres que desean tanto hacer una familia que desde el primer momento se sienten padres, pero esta no es la mayoría de los casos, lamentablemente. Sin embargo, hay hombres que durante el embarazo no tienen un gran entusiasmo, tienen inclusive falta de comprensión con la mujer por los cambios que ésta experimenta, pero que terminan siendo padres excelentes, así como hay hombres que nunca llegan a sentir ese lazo paternal y mucho menos si él bebe nace con los rasgos físicos de la mamá. Cuando el bebe se parece físicamente al papá, es mas fácil para él identificarse con su hijo(a). Entender esto es importantísimo para nuestro bienestar, porque desde mi punto de vista éste es el motivo de muchos de nuestros problemas.
De todas las cualidades que nos puede aportar papá la más importante es la seguridad. ¿Sabías que las religiones se fundaron por culpa de nuestras inseguridades?
Si crees que esto es irrelevante para ti, te diré que estas equivocado. Todo el sistema social colectivo, todos los miedos, la culpa, la sensación de soledad que sentimos, la consciencia de separación que tenemos, etc. es culpa de las religiones.
Sin importar si somos practicantes religiones o no, creyentes o no, las religiones nos han vendido a un Dios que está totalmente muerto, nos han vendido a un verdugo que nos hace débiles, asustadizos y frágiles. Quizás en este momento te preguntes: ¿qué tiene que ver esto con los padres? y la respuesta que te daré es que está totalmente relacionado. Si de nuestro padre depende nuestra estabilidad, nuestra firmeza y nuestra seguridad, pregúntate como afecta tu vida la imagen que tienes de Dios porque esta proviene de la imagen que tienes de tu padre.
Para completar, nos han vendido a un Dios que es solamente hombre, cosa que es nada fácil de sobrellevar dada la relación que tenemos con el molde Dios-papá. Para explicarme más claramente: Es imposible tener una buena relación con tu padre y tener una mala relación con Dios, porque lo que se moviliza en tu psiquis es el arquetipo masculino, sea Dios, sea papá, sea esposo (en el caso de una mujer), sea figura de autoridad (en el caso de un hombre o de una mujer) o sea hijo. El arquetipo masculino que afectará tu vida siempre tomará la forma de la creencia que tu tengas sobre lo que es el hombre.
Como nuestro padre es el primer y más importante contacto que tenemos de masculino, eso determinará psicológicamente lo que pensamos de Dios y a la vez lo que es el hombre o la mujer ideal.
Esto es fundamental porque en el fondo en la pareja lo que buscamos es al hombre o lo más parecido al Dios que hasta ahora hemos conocido. Lamentablemente el hombre ideal para nosotros no es el hombre o la mujer perfecta, el hombre o la mujer ideal es aquel que perfectamente se parezca a nuestro papá o a nuestra mamá.
Es decir, por ejemplo: que si papá es irresponsable, maltratador o algo parecido, nuestra psiquis busca como hombre ideal la persona que repita el mismo patrón que tienes grabado de papá y por consiguiente ese mismo hombre es la imagen que tienes de Dios.
Para la mujer, en general, tener a un bebe en su vientre es una experiencia extraordinaria, lo cual le da una motivación adicional de sentido de pertenencia con los hijos. Es decir, ya por el simple hecho de que él bebe se formo dentro de la mujer, es más fácil ser buena madre, porque sentimos que el hijo nos pertenece, que para un hombre ser buen padre. Eso es algo lógico.
Luego, después de esa bella etapa del nacimiento, viene la función más importante para la mujer, que es lograr que el hombre tenga el mismo sentido de pertenencia con los hijos, que tenemos nosotras las mujeres. Condenamos y juzgamos duramente a los hombres que no logran identificarse con los hijos al ciento por ciento, pero resulta que a veces no tomamos en cuenta que somos nosotras las mujeres, las que muchas veces interferimos entre los hijos y su padre. Somos las mismas mujeres las que les inculcamos a nuestros hijos la imagen que tienen de su padre, que no necesariamente es la verdadera imagen. Y somos nosotras las mujeres la que les inculcamos a nuestros hijos la necesidad de defenderse de su padre, o los criamos machistas o feministas.
En fin, mi propósito no es atacar a mi gremio. Por favor, nada más lejos de la verdad. Yo creo que la mujer es en su esencia una madre extraordinaria y que tiene una gran capacidad de diversificar todas las áreas de su vida, cosa que muchísimas veces el hombre no puede hacer.
La idea es que comprendamos que cada uno, tanto la mamá como el papá, tienen un rol insustituible en la vida de los hijos.
La mamá es la que nutre, la que organiza, la que pone las reglas y la que enseña. La mamá es la que inculca en los hijos la capacidad de tolerancia y de aceptación. Esto es muy importante para el desarrollo y el desenvolvimiento de los hijos en la sociedad y de sus relaciones personales.
La capacidad de dar de una persona depende de lo que vio en su madre durante su crecimiento, y esa capacidad de dar se traduce en la capacidad de recibir de la vida y de todo lo que nos rodea, ya que no recibes ni más ni menos que lo que das.
Tus creencias personales están íntimamente ligadas a las creencias que te inculcó tu madre, incluyendo las supersticiones. Por eso es tan importante la preparación intelectual, personal y espiritual de una madre, porque instantáneamente, casi que sin quererlo, los hijos graban eso como sus propias creencias.
Así que mi propósito con este artículo, es que tú como padre o como madre, como mujer o como hombre te evalúes para ver si estas cumpliendo el rol que te corresponde o si es que estás sustituyendo el rol de otro.
