CHAMANES Y EL CHAMANISMO
(de Revista Atenea 33)
PREÁMBULO
El único chamán que conozco en persona es el peruano Juan Ruiz Naupari, con quien trabajo desde hace algunos años. Además de él, don Ramón Iván, un sanador mexicano, don Miguel Ruiz, autor de Los Cuatro Acuerdos de la sabiduría tolteca, Josep María Fericgla, un especialista catalán a quien entrevisté en Barcelona y Christian Salado, un médico cubano con quien tomé un curso de visión aural, me han enseñado y aclarado muchas cosas respecto a este tema.
Ahora sé que no se puede hablar de chamán ni de chamanismo en términos genéricos, ya que hoy en día coexisten distintos tipos de chamanes y de chamanismos en nuestro planeta.
Lo que diferencia a unos de otros es, en primer lugar, su propósito y en segundo lugar la tradición a la que pertenecen y la formación que han recibido.
Según nos ha contado Juan Ruiz Naupari, el propósito original de chamanismo era el autoconocimiento y como tal, constituye uno de los caminos más antiguos hacia el despertar del ser humano o la iluminación, como se le llama en otras doctrinas. A éste tipo de chamanismo Juan lo llama chamanismo esencial para diferenciarlo de los propósitos ulteriores que, al paso del tiempo, fueron adquiriendo los herederos de la tradición que se separaron cada vez más del antiguo conocimiento.
Entre estos propósitos ulteriores, el más difundido en la actualidad es la sanación, principalmente de síntomas y enfermedades psíquicas y físicas; pero también hay quienes utilizan los llamados "poderes chamánicos" para el ataque y la defensa, o simplemente para ganar dinero propiciando una especie de "chamanismo turístico" que responde a la demanda de "viajes" utilizando las llamadas plantas de poder, como bien advierte Josep María Fericgla.
Para entrar en contacto con un "chamán auténtico", lo primero es pues, definir qué es lo que queremos para saber qué tipo de chamán nos interesa. Puede ser que únicamente queramos tener una experiencia con una planta sagrada y un "chamán turístico" nos puede facilitar la oportunidad; puede ser que queramos adquirir "poderes" para explorar nuestras capacidades psíquicas y busquemos un "chamán brujo"; puede ser que estemos enfermos y necesitemos un "chamán sanador" que nos ayude a deshacernos de los síntomas que nos aquejan; o quizá estemos listos para entrar en la recta final del viaje de regreso a nuestra esencia y podamos comprometernos con la senda del chamanismo esencial.
Por regla general, cuando definimos claramente lo que deseamos y no deseamos nada más, o sea cuando logramos unificar nuestra voluntad en un solo sentido, es cuando encontramos lo que buscamos. Es por esto que en el argot chamánico se dice que "cuando el alumno está listo, aparece el maestro".
Siempre vibramos a una frecuencia determinada a la que el Universo responde emparejándonos con aquellas personas, situaciones o cosas cuya frecuencia es similar a la nuestra. Las dudas, los miedos y los objetivos contradictorios alejan de nuestro campo de experiencia aquello que aún no deseamos con nuestra voluntad unificada. Así es que, definir exactamente qué es lo que deseamos es el primer paso para conseguirlo; el segundo es unificar nuestra voluntad; y el tercero, permanecer relajadamente atentos para percibir las señales de su inminente aparición.
Esto no necesariamente quiere decir que debamos sentarnos a esperar que el chamán adecuado a nuestros propósitos se materialice delante de nosotros, simplemente quiere decir que nuestras averiguaciones, nuestros intentos y esfuerzos por conseguir lo que buscamos, sólo tendrán éxito cuando nuestra voluntad esté unificada en un único sentido, lo cual nos hace sentir relajados y seguros de que eventualmente lo conseguiremos. La mayoría de las veces este proceso es totalmente inconsciente.
Tiempo antes de encontrarme con Juan Ruiz, ya había decidido que el autoconocimiento era lo que más me importaba y ya había dado mis primeros pasos en ese sentido. Un día entrevisté a dos amigos sobre sus experiencias con ayahuasca y poco después, éstos mismos amigos me invitaron a una charla sobre "Cosmología Inca" donde conocí a Juan Ruiz. A partir de entonces comencé a trabajar con él y a recibir sus enseñanzas como parte de mi camino personal que incluye el estudio no sólo del chamanismo esencial, sino de todo lo que Aldous Huxley dio en llamar "filosofía perenne", o sea, todas las fuentes de sabiduría ancestral que nos llevan de regreso al amor, enseñándonos a abrir y mantener abierto el corazón. (Ver más al respecto en la web de Mind-Surf)
A continuación encontrarás una síntesis bibliográfica de los autores que he consultado respecto al tema del chamanismo y extractos de las principales ideas de Josep María Fericgla y Juan Ruiz al respecto.
¿Quiénes son los chamanes y cómo utilizan las plantas y sustancias visionarias?
La palabra chamán proviene de un vocablo de origen siberiano shaman que identifica hombre-dios-medicina. El vocablo tungu original xaman contiene la raíz scha, "saber", por lo que chamán significa "alguien que sabe, sabedor, que es un sabio". Algunas investigaciones etimológicas explican que la palabra proviene del sánscrito por mediación chino-budista al manchú-tungu. En Pali es schamana, en sánscrito sramana es algo así como "monje budista, asceta". El término chino intermedio es scha-men. (10)
Ese conocimiento o sabiduría que nos refiere la etimología, implica de una manera o de otra, un contacto con el mundo de los "espíritus", contacto que el que chamán utiliza en su propio interés y particularmente para ayudar a otros que sufren, e incluye en su actividad lo que seria propio de un psiquiatra o psicoterapeuta contemporáneo. Especialmente si se considera que "la psicoterapia es un camino para la expansión de la conciencia. Es una actividad en el desarrollo de nuestra vida con la cual nos ayudamos a nosotros mismos y a los otros, para despertar del estupor de la inconsciencia y la ignorancia conociendo quien nosotros somos realmente." (10)
Mircea Eliade, investigador rumano que realizó la primera recopilación sobre el chamanismo y cuyos libros son textos clásicos obligados para su estudio, define al chamanismo como la técnica del éxtasis o trance, y al chamán como el gran especialista del alma humana que tiene la capacidad de realizar viajes hacia la región de los espíritus y desde allí puede armonizar la realidad.
Según sintetiza Eliade:
El chamán, cuya vocación es señalada por alguna circunstancia extraña (un sueño, una enfermedad, un rayo) inicia su difícil aprendizaje, que puede durar muchos años y que se caracteriza por la experiencia iniciática de sufrimiento, muerte y resurrección ritual, vivida particularmente a través de rigores como el ayuno, dietas estrictas, veladas interminables, abstinencia sexual, dominio de la caza, la pesca y las artes cotidianas, conocimiento de las plantas medicinales y consumo de plantas psicotrópicas. En este tiempo, el iniciado aprende cantos, bailes, rezos, mitos y, en general, la cosmogonía y la historia de su pueblo. (9)
En la visión de este investigador pionero, el chamán es al mismo tiempo, el portador y hacedor de mitos, el místico extático, el guía espiritual y el curandero de un grupo social. De tal forma que la sesión chamánica viene a ser un evento de carácter público en el que la comunidad se reúne para realizar un ritual según una intención particular: la curación de un enfermo, la celebración de una fiesta religiosa, el entrenamiento de un nuevo chamán, el inicio de la época de caza, siembra o recolección, el agradecimiento o el apaciguamiento de la ira de los espíritus, el combate de una plaga o una epidemia y sin sinnúmero de justificaciones más. Bajo esta óptica, el chamán cura, sostiene la coherencia social y cultural de su pueblo, tiene un conocimiento extraordinario de las plantas medicinales y ha conservado, en muchos casos, un sorprendente manejo ecológico del medio ambiente.
De acuerdo al mismo Eliade, entre las actitudes o paradigmas perceptuales de los chamanes que utilizan plantas o brebajes visionarios se incluyen los siguientes:
1) las plantas se consideran sagradas;
2) son utilizadas en ceremonias o rituales específicos que sostienen y renuevan la cosmovisión del grupo cultural;
3) existe un mundo distinto a éste al cual se tiene acceso por medio de las plantas, en ese ámbito secreto de la existencia tienen lugar experiencias provechosas y se adquieren valiosos conocimientos;
4) el empleo de estas sustancias forma parte reconocida de la membresía del grupo, o algún subgrupo significativo;
5) estas plantas pueden ser utilizadas por quienes tienen la habilidad para curar y para producir otros cambios en el mundo ordinario mediante su aplicación. (9)
No obstante, en opinión de otro reputado investigador del tema del chamanismo, Michael Harner, "la idea de que todos (o incluso la mayoría) de los chamanes deben usar drogas psicodélicas para viajar es falsa". En un ensayo incluido en la recopilación El viaje del Chamán (19), asegura que las partes del mundo en las que los chamanes usan plantas psicoactivas como herramientas de poder para provocar "el viaje chamánico", en realidad "son mucho menos numerosas de lo que uno pudiera imaginar".
Desde su perspectiva:
El sonido simple y monótono de los golpes del tambor constituye el vehículo más común del viaje chamánico, y no los productos psicodélicos [...] en mis investigaciones en la Unión Soviética descubrí que los auténticos chamanes no suelen utilizar la seta Amanita muscaria y emplean únicamente el tambor. Su uso está reservado únicamente a aquellos que son incapaces de viajar con el tambor. [...]
En la antropología moderna se ha subestimado enormemente la importancia del tambor. [...] realizando trabajos de campo con los indios de la costa noroeste, que se sirven exclusivamente del tambor para su experiencia chamánica, descubrí que el tambor por sí solo puede llevarle a uno tan lejos como las sustancias psicodélicas. (19)
Es por ello que para este investigador, el corazón del chamanismo lo constituye el "viaje chamánico" que puede alcanzarse con o sin la utilización de sustancias psicoactivas.
En "Éxtasis y sacrificio", otro de los ensayos contenidos en el citado libro de El viaje del chamán, Rowena Patte asegura que lo que se describe como "viaje chamánico" o "vuelo mágico" es "un viaje del alma a través de la experiencia estática", que puede tener muchos nombres y métodos, "pero en esencia es una apertura hacia la totalidad de los mundos del espíritu, lo humano y la naturaleza":
El éxtasis chamánico, al igual que el de ciertas tradiciones religiosas, como el samadhi budista, el fana sufí y el "estado beatífico" cristiano, es un estado de "viaje" o vuelo mágico. En el éxtasis chamánico el énfasis radica en los viajes místicos al mundo superior o inferior, para encontrarse cara a cara con los espíritus, los dioses y los demonios [...] incluye fenómenos clarividentes como voces y visiones, que facilitan la orientación o información para alguna curación, o para el crecimiento espiritual y la solidaridad en la comunidad. (19)
¿Qué son los chamanismos?
El antropólogo catalán Josep María Fericgla, otro investigador entusiasta del tema, autor de Los chamanismos a revisión (3), asegura que no se puede hablar de chamanismo, sino de chamanismos, ya que los distintos chamanes difieren de la imagen clásica en función de su origen, su inclinación y sus objetivos; además de que en la actualidad se ha desvirtuado su función ancestral y hay toda una serie de impostores respondiendo a las demandas del mercado "new age".
De acuerdo con Fericgla, habría dos fenómenos con sus respectivas subdivisiones: el chamanismo clásico y el chamanismo de consumo. De este último dice que llena las carencias y aspiraciones de los Occidentales ávidos de escapes y dispuestos a pagar por una experiencia exótica, "pues se ha convertido en un simple producto más para ser vendido en el mercado de creencias y espectáculos en que hemos convertido la Tierra".
Por contraposición, asegura que "hay que entender el chamanismo clásico como un campo específico en el que se dan profundas experiencias estructurantes, que tanto afectan el mundo individual como el social". (3)
Desde su punto de vista las prácticas chamánicas clásicas habitualmente actúan como fuente de revelación interior que ofrece alguna respuesta a las grandes incógnitas humanas de tipo ¿para qué existimos?, ¿cuál es el sentido del dolor y el sufrimiento?, ¿hacia dónde me dirijo?, ¿qué hay antes y después de esta forma de vida que nos es dado experimentar? ¿Qué soy? ¿Quién soy? Dice que estas respuestas, en el contexto del chamanismo clásico, se obtiene por medio de "los estados disociados de la mente", estados generalmente inducidos por el consumo de drogas enteogéas y/o por trances rítmicos o de otro origen, como las alteraciones en el ritmo respiratorio: "Con ello, pues, el chamanismo se convierte en el primer sistema histórico organizado para buscar el equilibrio psíquico y físico del ser humano." (3)
De acuerdo a esta visión, Fericgla da su propia definición de lo que sería un chamán clásico: