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 LA AUTOESTIMA - 1ª parte



Agosto 19, 2012, 11:42:37 am
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Desconectado Francisco de Sales

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LA AUTOESTIMA - 1ª parte
« en: Agosto 19, 2012, 11:42:37 am »
LA AUTOESTIMA


LA AUTOESTIMA es el valor o afecto que depositamos sobre nosotros mismos. A partir de mi autoestima determinamos mi valor como ser humano. A mayor autoestima, mas creo en mi valor como individuo. A menor autoestima, menos creo en mi valor como individuo y mas derrotado, fuera de la normalidad, abandonado e inútil me siento.
( Raimon Gaja Jaumeandreu, escritor de el libro Bienestar, Autoestima y Felicidad )

LA AUTOESTIMA es la valoración que tenemos de nosotros mismos, es decir cuanto apreciamos nuestra forma de vivir y si es necesario cambiarla para mejora y no ser un mediocre. La Autoestima de una persona muchas veces depende de la educación y/o de los que los padres enseñen y del cariño y el amor que ellos muestren.

LA AUTOESTIMA es el autoconcepto que tenemos de nosotros mismos, es la forma de apoyarnos a nosotros mismos en los momentos de depresión, la forma en que vemos la vida, en forma científica, la Autoestima tiene como base el auto concepto, en forma juvenil, es el “no me importa que me diga” mientras uno mismo sea feliz, no importa los que nos digan, siempre y cuando respetemos a los demás y sobre todo a nosotros mismos, la autoestima es la base del éxito en una persona, ya que si una persona no tiene autoestima, no podrá tener éxito en la vida. (Benjamín Alejandro Castro Loera)

LA AUTOESTIMA es la valoración que damos a nuestros pensamientos, actos, palabras en todos los aspectos de nuestra vida. Es la manera como nos vemos a nosotros mismos y que valor le damos. (Juanita Zavala)

LA AUTOESTIMA es querernos a nosotros mismos tanto como quisiéramos querer a quien amamos de verdad y así construir cada día nuestro verdadero yo. (Ppsainz)

LA AUTOESTIMA es la valoración que tiene una persona de si misma. Esta valoración puede desglosarse en ámbitos o dimensiones (académica, afectiva, social, ética, laboral, etc.) La autoestima se genera a partir del juicio de los demás, es decir, son percepciones internalizadas y mediadas por el lenguaje, herramienta cultural por excelencia. Esta determina el aprendizaje más que la capacidad intelectual y contexto sociocultural del cual proviene el alumno. (Paolas, Umce-Chile)

LA AUTOESTIMA el resultado de parte de las pulsaciones dirigida hacia el si mismo o hacia el yo, no es lo mismo que autoconcepto que seria el aspecto cognitivo que constituye ese “si mismo”, la autoestima es parte afectiva del autoconcepto. (Marcelo Coronel)

LA AUTOESTIMA es la imagen que tenemos de nosotros mismo. La baja autoestima es muchas veces el mal pensamiento que tenemos acerca de nosotros mismos y que no necesariamente es cierto. Una alta autoestima implica darse valor sin necesidad de halagos o piropos, puede ser fastidiosa cuando se abusa de la misma. (Yeniffer Silfa Janice Hernández)

LA AUTOESTIMA es el conocimiento de nosotros mismos, la aceptación de nuestro cuerpo, ideas, personalidad, capacidad intelectual y afectiva, el autorespeto, echarse, “porras “uno mismo y decir siempre “yo puedo, tengo la capacidad física y mental para realizar las cosas”. La valoración como persona integra y potencialmente activa con sentimientos, capacidad para realizar los trabajos, tareas o cosas con amor, entrega y paciencia.

En la medida en que una persona desprenda energía positiva de uno mismo, mucho mayor será el nivel de autoestima y con gran facilidad entablara Relaciones Humanas y podrá comunicarse con los demás.

Nunca lastimarse o despreciarse por errores porque, al fin y al cabo, quedan en el pasado. (Jesús Amador (Xalapa- Veracruz- México))

La autoestima es la suma de juicios que una persona tiene de si misma; es la dimensión afectiva de la imagen personal, La autoestima es el grado de satisfacción consigo mismo, la valoración de uno mismo por acto de introspección y autocontemplacion del yo espiritual, de nuestras realizaciones y de nuestras sinceras e intimas proyecciones de futuro, así como un poderoso autoanálisis del pasado.

Una persona con buena autoestima se sabe importante, competente y responsable, no se siente disminuida cuando necesita ayuda, porque al reconocer su propio valor le es fácil conocer el valor de los demás.

Se encontró que la autoestima esta altamente relacionada con la responsabilidad por el éxito en una empresa o profesión, pero muy débilmente con la responsabilidad por el fracaso: este produce sentimientos de falta de competencia y trae depresión.

Las personas con autoconcepto negativo prefieren las respuestas que ellas esperan, aunque sea negativas, de modo de poder desarrollar en mejor sus interacciones.


1.2 Dimensiones de la Autoestima

El orgullo, es el sentimiento de haber realizado algo bien. En la autoestima existe una valoración global acerca de si mismo y del comportamiento de su yo. Hay dimensiones de la misma:

Dimensión física: La de sentir atractivo

Dimensión Social: Sentimiento de sentirse aceptado y de pertenecer a un grupo, ya sea empresarial, de servicio, etc.

Dimensión Afectiva: Autopercepcion de diferentes características de la personalidad

Dimensión Académica: Enfrentar con éxito los estudios, carreras y la autovaloración de las capacidades intelectuales, inteligente, creativo, constante.

Dimensión Ética: Es la autorrealización de los valores y normas.


II

IMPORTANCIA DE LA AUTOESTIMA.

El modo en que nos sentimos con respecto a nosotros mismos afecta virtualmente en forma decisiva todos los aspectos de nuestra experiencia, desde la manera en que funcionamos en el trabajo, el amor o el sexo, hasta nuestro proceder como padres y las posibilidades que tenemos de progresar en la vida. Nuestras respuestas ante los acontecimientos dependen de quién y qué pensamos que somos. Los dramas de nuestra vida son los reflejos de la visión íntima que poseemos de nosotros mismos. Por lo tanto, la autoestima es la clave del éxito o del fracaso.

También es la clave para comprendernos y comprender a los demás. Aparte de los problemas de origen biológico, no se conoce una sola dificultad psicológica - desde la angustia y la depresión, el miedo a la intimidad o al éxito, el abuso del alcohol o de las drogas, el bajo rendimiento en el estudio o en el trabajo, hasta los malos tratos a las mujeres o la violación de menores, las disyunciones sexuales o la inmadurez emocional, pasando por el suicidio o los crímenes violentos- que no sea atribuye a una estima deficiente. De todos los juicios a que nos sometemos, ninguno es tan importante como el nuestro propio. La autoestima positiva es el requisito fundamental para una vida plena.

¿Qué es la autoestima? Tiene dos componentes:

    Un sentimiento de capacidad personal y un sentimiento de valía personal. La autoestima es la suma de la confianza y el respeto por uno mismo. Refleja el juicio implícito que cada uno hace de su habilidad para enfrentar los desafíos de la vida y de su derecho a ser feliz.

Tener una alta autoestima es sentirse confiadamente apto para la vida, es decir, capaz y valioso. Tener una autoestima baja es sentirse inútil para la vida: equivocado, no con respecto a tal o cual asunto, sino equivocado como persona. Tener un término medio de autoestima es fluctuar entre sentirse apto e inútil, acertado y equivocado como persona, y manifestar estas incoherencias en la conducta- actuar a veces con sensatez, a veces tontamente-, reforzando, así, la inseguridad.

La capacidad de desarrollar una confianza y un respeto saludables por nosotros mismos es inherente a nuestra naturaleza, ya que la capacidad de pensar es la fuente básica de nuestra idoneidad, y el hecho de que estemos vivos es la fuente básica de nuestro derecho a esforzarnos para conseguir felicidad.

Desarrollar la autoestima es desarrollar la convicción de que uno es competente para vivir y merece la felicidad, y por lo tanto enfrentar a la vida con mayor confianza, benevolencia y optimismo, lo cual nos ayuda a alcanzar nuestras metas y experimentar la plenitud. Desarrollar la autoestima es ampliar nuestra capacidad de ser felices.

Cuanto más alta sea nuestra autoestima, mejor preparados estaremos para afrontar las adversidades: cuanto más flexibles seamos, más resistiremos las presiones que nos hacen sucumbir a la desesperación o a la derrota.

Cuanto más alta se nuestra autoestima, más posibilidades tendremos de ser creativos en nuestro trabajo, lo que significa que también tendremos más posibilidades de lograr el éxito.

Cuanta más alta sea nuestra autoestima, más ambiciosos tenderemos a ser, no necesariamente en nuestra carrera o profesión o en un sentido económico, sino en términos de lo que esperamos experimentar en la vida en el plano emocional, creativo y espiritual.

Cuanta más alta sea nuestra autoestima, más posibilidades tendremos de entablar relaciones enriquecedoras y no destructivas, ya que lo semejante se atrae entre sí, la salud llama a la salud, y la vitalidad y la generosidad de ánimo son más apetecibles que el vacío afectivo y la tendencia a aprovecharse de los demás.

Cuanta más alta sea nuestra autoestima, más inclinados estaremos a tratar a los demás con respeto, benevolencia y buena voluntad, ya que no lo percibiremos como amenaza, y porque el respeto por uno mismo es la base del respeto por los demás.

Cuanta más alta sea nuestra autoestima, más alegría experimentaremos por el solo hecho de ser, de despertarnos por la mañana, de vivir dentro de nuestros cuerpos.

La autoestima en cualquier nivel, es una experiencia íntima: reside en el núcleo de nuestro ser. Es lo que yo pienso y siento sobre mí mismo, no lo que otros piensan o sienten sobre mí.

La mayoría de las personas buscan la autoconfianza y el autorespeto en todas partes menos dentro de sí mismas, y por ello fracasan en su búsqueda. La autoestima positiva se comprende mejor como una serie de logro espiritual, es decir, como una victoria en la evolución de la conciencia. Cuando comenzamos a concebirla de este modo, descubrimos la necesidad de creer que sólo con lograr que los demás se formen una impresión positiva de nosotros disfrutaremos de una consideración positiva por parte de nosotros mismos.

El estado de una persona que no está en guerra ni consigo misma con los demás, es una de las características más significativas de una autoestima sana.

La importancia de una autoestima sana reside en el hecho de que es la base de nuestra capacidad para responder de manera activa y positiva a las oportunidades que se nos presentan en el trabajo, en el trabajo, en el amor y en la diversión. Es también la base de esa serenidad de espíritu que hace posible disfrutar de la vida.


2.1 EL CONCEPTO DE SÍ MISMO COMO DESTINO.

El concepto de que cada uno de nosotros tiene de sí mismo consiste en quién y qué pensamos que somos consciente y subconscientemente: nuestros rasgos físicos y psicológicos, nuestras cualidades y nuestros defectos y, por encima de todo, nuestra autoestima. La autoestima es el componente evaluativo del concepto de sí mismo.

Ese concepto modela nuestro destino; es decir que la visión más profunda que tenemos de nosotros mismos influye sobre todas nuestras elecciones y decisiones más significativas y, por ende, modela el tipo de vida que nos creamos.


2.2 VIVIR CONSCIENTEMENTE

Hay dos palabras que describen inmejorablemente lo que podemos hacer para aumentar nuestra autoestima, es decir, para generar más confianza en nosotros mismos y respetarnos más. Estas son: vivir conscientemente. El problema es que esta frase quizá resulte demasiado abstracta para algunas personas; no se traduce de manera autoevidente en una acción mental y/o física. Y si deseamos crecer, necesitamos saber qué hacer. Necesitamos aprender nuevas conductas. De modo que debemos preguntar: si tratáramos de vivir más conscientemente, ¿cómo y en qué aspectos actuaríamos de manera diferente?

La mente en nuestro medio de supervivencia fundamenta. Todos nuestros logros específicamente humanos son el reflejo de nuestra capacidad de pensar. Una vida llena de éxitos depende del uso adecuado de la inteligencia, es decir, adecuada a las tareas y objetivos que nos proponemos y a los desafíos con que nos enfrentamos. Este es el hecho biológico central de nuestra existencia.

Pero el uso adecuado de nuestra conciencia no es automático; más bien, es una elección. Tenemos libertad de obrar en pro de la ampliación o la limitación de la conciencia. Podemos aspirar a ver más o a ver menos. Podemos luchar para obtener claridad o confusión. Podemos vivir conscientemente o semiconscientemente o inconscientemente.

Vivir conscientemente significa conocer todo lo que afecta a nuestras acciones, objetivos, valores y metas, y comportarnos de acuerdo con ello que vemos y sabemos.

En cualquier situación, vivir conscientemente significa: generar un estado mental adecuado a la tarea que se realiza. En lo referente a cuestiones de funcionamiento mental, el contexto determina qué es lo adecuado. Vivir conscientemente significa hacerse responsable del conocimiento adecuado a la acción que estamos efectuando. Esto, sobre todo, es el fundamento de la autoconfianza y el autorespeto.

La autoestima, pues, depende, no de las características con las que nacemos, sino del modo en que usemos nuestra conciencia, de las elecciones que hagamos con respecto al conocimiento, la honestidad de nuestra relación con la realidad y el nivel de nuestra integridad. Una persona de gran inteligencia y gran autoestima no se sentirá más adecuada a la vida o más merecedora de felicidad que otra persona con gran autoestima y una inteligencia modesta.

Vivir conscientemente implica: respeto por los hechos de la realidad - los hechos de nuestro mundo interior así como los del mundo exterior - Vivir conscientemente es vivir responsablemente para con la realidad. Lo cual no significa que tenga que gustarnos lo que vemos, sino que debemos reconocer lo que es y lo que no es, y que los deseos o los miedos o los rechazos no alteren los hechos.


2.3- APRENDER A ACEPTARSE

Si la esencia de vivir conscientemente es el respeto por los hechos y la realidad, la autoaceptación es la prueba definitiva. Cuando los hechos que debemos afrontar tienen que ver con nosotros mismos, vivir conscientemente puede volverse muy difícil. Aquí es donde entra en juego cl desafío de la autoaceptación.

La autoaceptación pide que enfoquemos nuestra experiencia con una actitud que vuelva irrelevantes los conceptos de aprobación o desaprobación: el deseo de ver, de saber, de conocer.

Ahora bien, aceptarnos a nosotros mismos no significa carecer del afán de cambiar, mejorar o evolucionar. Lo cierto es que la autoaceptación es la condición previa del cambio. Si aceptamos lo que sentimos y lo que somos, en cualquier momento de nuestra existencia, podemos permitirnos ser plenamente conscientes de la naturaleza de nuestras elecciones y acciones, y nuestro desarrollo no se bloquea.


2.4 VIVIR DE UN MODO AUTENTICO

Las mentiras más devastadoras para nuestra autoestima no son tanto las que decimos como las que vivimos.

Vivimos en una mentira cuando desfiguramos la realidad de nuestra experiencia o la verdad de nuestro ser.

Así, vivo una mentira cuando finjo un amor que no siento; cuando simulo una indiferencia que no siento; cuando me presento como más de lo que soy, o como menos de lo que soy; cuando digo que estoy irritado y lo cierto es que tengo miedo' cuando me muestro indefenso y lo cierto es que soy un manipulador: cuando niego y oculto mi entusiasmo por la vida; cuando finjo una ceguera que niega mi comprensión; cuando pretendo poseer una información que no tengo; cuando me río y en realidad necesito llorar; cuando paso un tiempo Innecesario con gente que no me gusta: cuando me presento como la personificación de valores que no siento ni poseo: cuando soy amable con todos menos con las personas que digo amar: cuando me adhiero falsamente a ciertas creencias para gozar de aceptación; cuando finjo modestia; cuando finjo arrogancia; cuando permito que mi silencio implique asentimiento con respecto a convicciones que no comparto; cuando digo que admiro a una clase de persona pero duermo siempre con otra.

La buena autoestima exige coherencia, lo cual significa que el sí-mismo interior y el sí-mismo que se ofrece al mundo deben concordar.

Sí elijo falsear la realidad de mi persona, lo hago para engañar la conciencia de los otros (y también a la mía propia). Lo hago porque considero Inaceptable lo que soy. Valoro cualquier idea de otro por encima de mi propio conocimiento de la verdad. Mi castigo es que atravieso la vida con la atormentada sensación de ser un Impostor. Esto significa, entre otras cosas, que me condeno a la angustia de preguntarme eternamente cuándo me descubrirán.

Primero, me rechazo a mí mismo; esto está implícito en el hecho de vivir mentiras, en el de falsear la verdad de mi persona. Después, me siento rechazado por los demás, o busco posibles signos de rechazo, para lo cual soy general mente rápido. Imagino que el problema se plantea entre los demás y yo. No se me ocurre que lo que más temo de los otros ya me lo he hecho a mí mismo.

La honestidad consiste en respetar la diferencia entre lo real y lo irreal, y no en buscar la adquisición de valores mediante el falseamiento de la realidad. Ni la consecución de objetivos pretendiendo que la verdad es distinta de lo que es.

Cuando intentamos vivir de una manera poco auténtica, siempre somos nuestra primera víctima, ya que, en definitiva, el fraude va dirigido contra nosotros mismos.

 

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