Cuando seamos grandes
no nos olvidemos que para las noches se hicieron los cuentos,
las hadas, y los duendes buenos;
que sólo hace falta tener bien a mano la voz de quien se ama cuando llega el sueño.
No nos olvidemos que en una vereda
cabe un mundo entero de besos, de risas,
y también de sueños,
que no hay mar tan nuestro como el de la acequia,
que con dos pedales de una bicicleta
siempre queda cerca lo que lejos queda.
No nos olvidemos de las maravillas que guardan dentro
las cosas sencillas,
los viejos poemas, la flor, la semilla.
La vida es un viaje
y es cuestión de vida sentarnos con alguien en la ventanilla.
Cuando seamos grandes
va a ser muy bonito tener mil amigos,
y contarnos cosas, y entender los sueños,
y emprender con ellos infinitos vuelos.
No nos olvidemos cuando seamos grandes
que un beso es un modo de quedarse en alguien,
que siempre es horario para acariciarse,
que el amor es todo, que ternura es madre,
que hay que estar temprano cuando se hace tarde.
Cuando seamos grandes no nos olvidemos de la fantasía,
ni del sol y los juegos, ni de los cumpleaños,
ni del circo viajero, los payasos tristes, los muñecos buenos...
ni de la hermosa costumbre de decir:
!TE QUIERO¡