COMUNÍCATE ASERTIVAMENTE Y DESDE EL AMOR
Una de las características principales que nos diferencia a los seres humanos del resto de formas de vida es la capacidad de hablar, de expresarnos creativamente y permitir que nuestro ser y luz interior fluyan en armonía.
La manera como vivimos y nos comunicamos está directamente relacionada con la cantidad de energía con la que contamos para lograr nuestros propósitos de vida. Una excelente habilidad comunicadora es el peldaño para la consecución de nuestros sueños, en la medida que aprendamos a dar y recibir, siendo verdaderos, íntegros, y congruentes en lo que pensamos, decimos y mostramos al mundo.
El centro energético de la expresión se encuentra localizado en la garganta. De ahí, que cuando no hablamos nuestra verdad y reprimimos nuestras emociones por miedo, culpa, vergüenza, rabia o dolor entre otros, sentimos que se nos hace un nudo. ¿A cuántos les ha sucedido que en medio de un susto, quedan en shock y simplemente no pueden pronunciar palabra?, ¿O
cuando se sienten disminuidos por haber cedido el control a otra persona, no son capaces de expresar su verdad?
Honestamente reflexiona sobre los siguientes interrogantes:
¿te cuesta expresar tus necesidades?,
¿sientes que tienes las ideas en tu mente pero no puedes ponerlas en palabras?,
¿te dicen con frecuencia que no te entienden o que envías mensajes contradictorios?,
¿te sucede que durante una conversación te quedas mudo, te frustras y al rato piensas en lo de debiste haber dicho pero que en el momento no pudiste?,
¿emites un “sí”, cuando en realidad lo que querías decir era “no”?,
¿evitas confrontar y prefieres quedarte callado o darle la razón al otro? .
O ¿eres tú al que todo el mundo le teme a la hora de hablar?;
¿el que cree tener siempre la respuesta correcta y la última palabra para todo?,
¿el que calla a los demás y no admite ser confrontado?,
¿en tu casa, trabajo y entorno en general, se hace lo que tú dices y punto?
Somos seres sociables; la mayor parte del tiempo interactuamos con otras personas. Además, todos tenemos derecho a hablar y a ser escuchados, a preguntar y a ser interrogados. Así que es vital hacer conciencia de lo importante que es la comunicación para mantener la paz interior y que la convivencia sea placentera.
Ciertamente nuestras habilidades para comunicarnos con claridad afectan la calidad de nuestras experiencias de vida. No es hablar por hablar, ni ir cantándole la tabla a todo el que se cruce, ni mucho menos quedarse callado por decencia y buenos modales porque es lo que nos han enseñado. Es, con respeto y bondad, comunicar solo aquello que sea cierto y necesario decir, y amorosamente también estar dispuesto a escuchar con compasión.
Si de alguna manera sientes que has limitado tu vida por miedo a expresarte, es hora de comenzar a trabajar en ello, entrenándote para hacer valer tu voz con firmeza y amor. Paradójicamente, es desde el miedo también desde donde actúan aquellos que ponen barreras a su alrededor (a través del enojo, por ejemplo) y que no permiten a otros pronunciarse.
Empieza por ser genuino contigo mismo. Sé paciente y amoroso con tu ser. Ámate, trátate bien. No puedes ir hablándoles bonito a los demás y ser tu más cruel verdugo al mismo tiempo.
La manera como te sientes contigo mismo, así es tu vibración y la forma como te perciben. Nota la sensación de paz que se produce cuando te honras y te respetas. Escucha tus sentimientos y elije lo que resuena como verdadero para ti. Reconoce tu valor y permite que los demás también lo hagan.
Establece límites al relacionarte con otros para impedir ser manipulado. Sé claro y expresa tus necesidades sin culpa ni ambigüedades para que no haya espacio a los supuestos. Al hablar sé literal y no uses términos confusos, sarcásticos, ni metafóricos, esperando que tu interlocutor entienda tus claves. Además, sé congruente con tu lenguaje no verbal: con tus gestos y actitudes.
Comparte tus diferencias sin atacar o actuar a la defensiva y sé muy cauteloso al referirte a otras personas. El ruido hace poco bien, el bien hace poco ruido. Así que no te involucres en chismes, injurias ni críticas ya que en realidad al que agredes es a ti mismo. En lo posible sé portador de noticias buenas y felices y atraerás todo lo mejor a tu vida. Además no seas condescendiente por el deseo de agradar, permítete ser tu mismo.
Aprende a poner en palabras concretas tus necesidades y sentimientos y no acumules emociones negativas sin comunicar, ya que tarde o temprano se liberan de sus jaulas, haciendo mucho daño.
Practica decir NO a aquello y aquellos que no resuenen con tu verdad. Algunas personas creen que deben sacrificar su voluntad con tal de mantener a otros felices o por compromiso; lo cual es completamente errado.
Por otro lado, no te tomes nada personal; las opiniones de los demás constituyen reflejo de sus propias creencias y percepciones y no tienen nada que ver contigo.
Muy importante: jamás hables desde el pasado.
No saques a relucir asuntos que ya ocurrieron ni los relaciones con el presente.
Si te equivocas, asume tus errores y ofrece disculpas.
En caso de una discusión acalorada, lo más conveniente es posponerla y retirarse.
Los gritos, el orgullo y el mal genio no conducen a nada bueno.
Comunícate de alma a alma, honrando el ser divino que mora en ti y reconociendo en el otro ese mismo lugar de luz, amor y verdad.
Sé leal con tus acuerdos, reconoce las fortalezas y dale mérito a tus seres amados, haciéndoles saber cuánto significan para ti.
Para terminar: permanece alerta con lo que piensas. Cuando se llena uno de basura mental y se sumerge en los ecos de sus propios miedos, nos perdemos la posibilidad de escuchar la voz de los ángeles, de nuestro Ser Superior y en últimas de la Divinidad.
Bendiciones de amor y luz.
Martha Muñoz Losada.
Terapeuta en Sanación y Canalización con Arcángeles
Contacto: correoangelical8@gmail.com
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