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 GRACIAS - 1ª parte



Octubre 06, 2012, 07:17:44 am
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GRACIAS - 1ª parte
« en: Octubre 06, 2012, 07:17:44 am »
¡GRACIAS!
(Robert A. Emmons)


Editorial: Ediciones B
Tema: AUTOAYUDA
Idioma: Español


“No puedo contarte nada que, en unos minutos, te diga cómo ser rico. Pero puedo contarte cómo puedes sentirte rico, que es mucho mejor que ser rico, si me permites que te lo diga. Sé agradecido: es el único método totalmente fiable para llegar a ser rico” (Ben Stein)

Tal y como yo veo la gratitud, me ha sido muy útil concebirla en dos fases.

Primero, la gratitud es el reconocimiento de la bondad en nuestra vida. En la gratitud decimos que sí a la vida. Afirmamos que, en rasgos generales, la vida es buena y tiene elementos que hacen que valga la pena vivirla.

Segundo, la gratitud es conocimiento de que la fuente de esta generosidad se encuentra fuera del yo. El objeto de la gratitud va dirigido al otro; podemos estar agradecidos a otras personas, a Dios, a animales, pero nunca a nosotros mismos. Ésta es una manera significativa en la que la gratitud se diferencia de otras inclinaciones emocionales. Una persona puede enfadarse consigo misma, sentirse complacida consigo misma, orgullosa de si misma o sentirse culpable por haber hecho algo mal, pero sonaría extraño decir que se siente agradecida a sí misma.

Las gracias están dirigidas al exterior, al donante de un regalo.

La gratitud es una disciplina que implica una elección consciente. Puedo elegir sentirme agradecido incluso cuando mis emociones y sentimientos son exagerados, dolorosos o de resentimiento. Es increíble el número de ocasiones que se presentan en las que puedo elegir la gratitud en lugar de la queja. Puedo elegir sentirme agradecido cuando me critican, incluso si mi corazón responde con amargura. Puedo elegir escuchar las voces que perdonan y mirar las caras que sonríen, incluso mientras sigo oyendo las palabras de venganza y veo gestos de odio.

¿Qué significa decir que la gratitud es una elección?

Significa que agudizamos nuestra habilidad para reconocer y dar gracias por el don de la vida. Significa que adoptamos una decisión consciente de ver atenciones en lugar de maldiciones. Significa que nuestras reacciones internas no están determinadas por fuerzas externas. La gratitud es una decisión consciente, lo que no implica que sea una decisión fácil. Tenemos que trabajarla. Debe cultivarse de manera consciente. Un número de cargas personales y de obstáculos externos bloquean nuestra voluntad de agradecimiento. Un número de actitudes son incompatibles con una visión agradecida de la vida, incluidas las percepciones de victimismo, la falta de habilidad para admitir los defectos propios, el sentirse con derechos y la incapacidad de admitir que no nos bastamos a nosotros mismos.

Nunca nos faltan oportunidades de ser felices, según Chesterton, porque a la vuelta de cada esquina hay otro regalo esperando sorprendernos, y nos sorprenderá si dominamos nuestra tendencia natural a hacer comparaciones, dar cosas por sentado y sentirnos con derechos.

Los investigadores sugieren que cada individuo nace con un nivel de felicidad, crónico o característico. Según esta idea, las personas tenemos una disposición a la felicidad a la que inevitablemente volvemos después de los hechos que alteran nuestra vida. Todo lo que sube, baja. Este proceso, en el que regresamos a nuestro nivel de felicidad característico poco después de haber  experimentado sucesos inusuales, ya sean buenos o malos, se conoce como adaptación. Mientras que las circunstancias tienen un efecto temporal al que nos adaptamos, los psicólogos han identificado un grupo de actividades intencionales que pueden funcionar para desplazar la disposición dentro de su escala, genéticamente condicionada, hacia arriba o hacia abajo. Estas actividades exigen cierto esfuerzo del individuo, no ocurren por sí solas. Hay buenas razones para pensar que la actividad intencional puede influir en el bienestar. De hecho, las llevamos a cabo todo el tiempo (hacer vida social, la jardinería, ir de compras), para elevar, al menos temporalmente, el humor.

Siete pasos para vivir “la vida lo mejor posible, ahora”:

AMPLÍA TU VISIÓN
CULTIVA UNA IMAGEN SANA DE TI MISM0

DESCUBRE EL PODER DE TUS PENSAMIENTOS Y PALABRAS

NO TE AFERRES AL PASADO

ENCUENTRA FUERZAS EN LA ADVERSIDAD

VIVE PARA DAR

ELIGE SER FELIZ

Desarrollar un afecto más profundo por la vida y no dar nada por sentado son recomendaciones concretas y repetidas que hace para progresar a través de estos estados.
“Medita sobre tus dichas presentes, de las que todos los hombres tienen muchas, y no sobre tus desgracias pasadas, de las que todos los hombres tienen algunas”
CHARLES DICKENS

“La vida es el primer regalo, el amor es el segundo y la comprensión el tercero”
MARGE PIERCY


Comprender que la vida es un regalo podría ser un requisito previo de la salud emocional. Varios estudios han demostrado que la depresión es el reverso de la moneda de la gratitud. Cuanto más agradecido estás, menos deprimido te sientes. Cuando más deprimido estás, menos probable es que vayas por ahí sintiéndote agradecido a la vida. Cuando nos sentimos agradecidos somos más propensos a fijarnos en los aspectos positivos de nuestra vida, y esto aumenta la formación (o la codificación) de estas experiencias en la memoria. De esta manera, los individuos agradecidos tendrían más probabilidades de recordar los beneficios pasados de su vida y sentir gratitud en respuesta a esos dones. Mientras que, históricamente, los enfoques del tratamiento de la depresión se han centrado en corregir los aspectos negativos, recientemente, algunos han puesto más énfasis en aumentar los pensamientos positivos. Practicar la gratitud podría ayudar a desarrollar una manera más positiva de pensar en los sucesos de la vida y, de paso, ayudar a la prevención de la depresión.


¿Si somos tan ricos, por qué no somos felices?

Investigaciones sobre el bienestar indican que la felicidad no se puede comprar. En nuestra cultura, cada vez más próspera, no parece que la gente sea más feliz, y hay quien afirma que, de hecho, el índice de sufrimiento se eleva. Investigaciones de un número de áreas diferentes en psicología han coincidido en que los seres humanos tenemos una increíble habilidad para adaptarnos a las circunstancias. Pero uno no necesita ser un esclavo de la ley de aclimatación. Acostumbrarse a la satisfacción se puede contrarrestar siendo conscientes a toda hora de lo afortunado de nuestra condición. Eso es precisamente lo que la práctica de la gratitud debería conseguir, recordarnos constantemente lo buena que es realmente la vida. Observaciones realizadas en nuestro propio laboratorio indican que las personas agradecidas son menos propensas a basar su felicidad en posesiones materiales, son menos envidiosas, y menos inclinadas a medir el éxito desde el punto de vista de las ganancias materiales. Las personas agradecidas son materialistas conscientes. La apreciación deliberada reduce la tendencia a menospreciar lo que uno tiene, lo que hace menos probable que salgamos y remplacemos lo que tenemos por alternativas más nuevas, más brillantes, más rápidas y mejores. La habilidad que tienen las personas agradecidas para obtener de la vida la máxima satisfacción se extiende a las posesiones materiales.

“Cuando una pareja se pelea, rara vez se trata de quién hace qué. Mucho más a menudo la cuestión gira en torno al toma y da de la  gratitud. La lucha por salvar el matrimonio en la sociedad contemporánea es la lucha por cultivar la gratitud entre hombres y mujeres”
(ARLIE HOCHSCHILD)


La gratitud tiene efectos inmediatos y a largo plazo en el funcionamiento psicológico positivo. Al cultivar la emoción positiva de la gratitud, es posible que nuestros hijos experimenten una espiral ascendente de resultados positivos, que cree una interacción recíproca y les proporcione más razones aún para contar las cosas buenas.
La gratitud exige, sin embargo, que afirmemos nuestra dependencia de otros y reconozcamos que necesitamos recibir lo que no podemos procurarnos nosotros mismos. Hasta que esta dependencia no se reconoce, la gratitud subsiste, en el mejor de los casos, como posibilidad.
Es la gratitud la que nos permite recibir y es la gratitud la que nos motiva a devolver la bondad que hemos recibido. Es la gratitud la que nos permite convertirnos en seres totalmente humanos.

Aunque asociamos las lágrimas con el dolor, las emociones positivas también pueden dar paso al llanto. Las lágrimas son una respuesta común a la gratitud profunda. Y a ellas se ha aludido como la “más sustancial y sin embargo la más fugaz, la más obvia y en cambio la prueba más evidente de nuestra vida emocional”.

Un corazón sano es un corazón agradecido

Siempre que ocurre un suceso inesperado, intentamos encontrarle una explicación. ¿Por qué mi esposa, que nunca mencionó que se sentía insatisfecha, me abandonó? ¿Por qué fui elegido como víctima de un fraude? ¿Por qué me despidieron después de prestar 30 años de fieles servicios? Los pacientes de ataques cardíacos que culparon a otros de su infarto tenían más posibilidades de sufrir otro fallo cardíaco en los siguientes ocho años. Por otro lado, percibir beneficios y ganancias del infarto inicial, incluido ser capaz de valorar más la vida, se relacionó con un riesgo reducido de un ataque posterior. Un considerable número de pacientes dijo que el infarto les había hecho reconsiderar valores y prioridades de su vida, y que creían que tenían más capacidad para no dar las cosas por hecho. Las personas propensas a la rabia tienen el triple de posibilidades de sufrir un infarto que los individuos emocionalmente más tranquilos. La gratitud expulsa las emociones tóxicas de resentimiento, rabia y envidia, y se puede asociar con la salud física y emocional a largo plazo en pacientes trasplantados.

Una vida agradecida, una vida larga

Aunque los genes desempeñan un factor importante (si se tiene una tía que vivió hasta los 99 años, entonces las probabilidades de vivir más tiempo aumentan) los expertos afirman que la longevidad se asocia hasta un 75 por ciento con factores psicológicos y de comportamiento. Un número de estudios recientes ha puesto de manifiesto que las actitudes y las predisposiciones emocionales se asocian con una variedad de indicadores de mala salud, incluido el envejecimiento acelerado, el aumento de enfermedades e incluso la muerte prematura.
La desesperanza y el desaliento pueden tener un impacto negativo en los sistemas endocrino e inmunitario. A la inversa, ser optimista puede ayudar a reducir el riesgo de morir de una enfermedad cardíaca y de otras causas.
“Cierre los ojos y relájese. Aleje la atención de la mente y concéntrela en la zona del corazón. Si le ayuda a conseguirlo, ponga la mano sobre el corazón. Visualice su respiración entrando y saliendo del corazón, y respire lenta y profundamente. Ahora concéntrese en crear un sentimiento de verdadero agradecimiento y afecto hacia alguien o algo positivo en su vida. Esfuércese por sentir la emoción del agradecimiento, no sólo el pensamiento. Trate de mantener, sinceramente, esos sentimientos de amor y agradecimiento tanto como pueda”. Lo llaman la técnica de “bloquear el corazón”. Consiste en desconectarse de manera consciente de las emociones desagradables desviando nuestra atención al corazón físico, que la mayoría de las personas asocia con emociones positivas, y concentrándose en sentimientos de agradecimiento hacia alguien, entendiendo la apreciación como un estado emocional activo en el que uno se detiene o contempla la bondad de alguien.
Cuando experimentamos reacciones emocionales como la rabia, la frustración, la ansiedad y la inseguridad, el ritmo cardíaco se vuelve incoherente o irregular, interfiriendo en la comunicación entre el corazón y el cerebro. Las emociones negativas crean una reacción en cadena en el cuerpo, los vasos sanguíneos se estrechan, la presión arterial se eleva y el sistema inmunitario se debilita. Este tipo de desequilibrio constante puede crear tensión en el corazón y en otros órganos, y finalmente, llevar a serios problemas de salud.
Por otro lado, cuando experimentamos emociones positivas como amor, cariño, apreciación y compasión, el corazón produce ritmos afines o suaves que mejoran la comunicación entre el corazón y el cerebro. Las cualidades positivas del corazón producen ritmos armoniosos que se consideran indicadores de la eficacia cardiovascular y del equilibrio del sistema nervioso. También se ha comprobado que producen efectos beneficiosos entre los que se incluyen una renovada inmunidad y un equilibrio hormonal. Cuando los individuos experimentan apreciación y gratitud, de forma consciente, restablecen los ritmos de su corazón.

Desanudar las emociones

Las emociones positivas son psicológicamente beneficiosas porque deshacen o desanudan los efectos dañinos de las emociones negativas. Deshacer significa remplazar un grupo de emociones (normalmente estados negativos o desagradables que nos hacen sentir mal) con emociones contrarias (agradables o positivas que nos hacen sentir bien). Así pues, las emociones positivas corrigen los efectos de las emociones negativas restableciendo el equilibrio emocional y psicológico.
Buda dijo: “El odio no puede coexistir con el amor universal; el uno se disipa si se suplanta con pensamientos basados en el otro”. No se puede estar agradecido y resentido a la vez, ni ser comprensivo y vengativo. Mientras saboreamos el momento, no podemos estar arrepintiéndonos del pasado. Nuestro cerebro está configurado para evitar la confusión emocional que resultaría de la activación simultánea de estados emocionales opuestos. Las partes del cerebro que se activan cuando se experimentan emociones positivas no son las partes del cerebro que se activan cuando la persona se siente deprimida o ansiosa o viceversa. Más bien, cada tipo de emoción es controlada por diferentes hemisferios, el lóbulo pre-frontal izquierdo reacciona más a la felicidad, mientras que el lóbulo pre-frontal derecho reacciona más a las emociones negativas.

 

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