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 LOS TIPOS DE SERES HUMANOS - 2ª parte - Osho



Octubre 20, 2012, 06:48:10 am
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LOS TIPOS DE SERES HUMANOS - 2ª parte - Osho
« en: Octubre 20, 2012, 06:48:10 am »
Por eso sea cual sea tu reacción, tu acción, descubre por dónde comienza. El inicio determinará qué predomina. Uno que pertenece a la emoción empezará primero por sentir y luego agrupará todos los razonamientos. El razonar será secundario. Empezará primero por sentir. El te ve y decide en su corazón si eres bueno o malo. Esta es una decisión emocional. No sabe nada sobre ti, pero a primera vista decidirá. Percibirá si eres bueno o si eres malo y luego irá acumulando las razones por las que ha decidido de antemano. El tipo sensitivo decide primero, luego viene el razonar; luego racionaliza. Observa en ti si decides primero con sólo ver a una persona, si te sientes convencido de que es bueno, malo, amoroso, no amoroso, y luego creas razones, luego intentas convencerte a ti mismo de tus propios sentimientos: «Sí, estaba en lo cierto. Es bueno y esas son las razones. Lo sabía. Lo he verificado. He hablado con los demás. Ahora puedo afirmar que es bueno». Pero este «es bueno» fue una primera conclusión.
Por eso con un tipo emocional el silogismo de la lógica es totalmente inverso: la conclusión llega primero, luego el proceso. Con el tipo argumentativo, la conclusión nunca va en primer lugar. Primero va el proceso, y al final la conclusión. Sigue pues indagando sobre ti mismo. ¿Cuál es tu forma de decidir las cosas? Con el tipo activo, la acción es lo primero. El decide actuar al instante, luego comienza a sentir y por último crea las razones.

Dije que Gandhi es del tipo activo. El decide primero. Por eso es por lo que afirma, «Esta no es mi decisión. Dios ha decidido por mí» En realidad, la acción se le presenta tan de súbito, sin ningún proceso, que no puede más que preguntarse, «¿He decidido yo?» Uno del tipo cognitivo siempre dirá, «Yo lo he decidido». Uno del tipo emocional dirá siempre, «Siento que es así». Pero un tipo activo, un Mahoma, un Gandhi, dirá siempre, «Ni lo he sentido, ni lo he pensado. Esta decisión me ha llegado». ¿De dónde? ¡De ninguna parte! Si no cree en Dios dirá, «¡De ninguna parte! Esta decisión ha surgido en mí. No sé de dónde procede».
Si cree en Dios, entonces Dios se convierte en el que toma las decisiones. Entonces El es el que lo dice todo y Gandhi lo ejecuta. Por eso Gandhi sólo puede decir, «Me equivoqué, pero la decisión no fue mía». Puede afirmar, «Puede que no lo haya seguido al pie de la letra, puede que no haya comprendido el mensaje correctamente, puede que no haya perseverado tanto como debiera, pero la decisión fue Divina. Yo únicamente tuve que seguirla. Sólo tuve que entregarme y seguirla». Para Mahoma, para Gandhi, ese es el sistema.

Dije que Hitler era de un cierto tipo aunque equivocado, pero él también habla en esos términos. También dice, «No es Adolfo Hitler el que está hablando. Es el auténtico espíritu de la historia. Es la totalidad de la mente Aria. Es la mente de la raza la que habla a través mío». Y, en verdad, muchos lo sintieron así. Aquellos que escucharon a Adolfo Hitler sintieron que el que estaba hablando no era en absoluto Adolfo Hitler. Era como si él fuese el vehículo de una fuerza superior. El hombre activo siempre aparece así. Debido a que actúa tan rápidamente no puedes decir que sea él el que decide, el que piensa, el que siente. ¡No! ¡El actúa! Y la decisión es tan espontánea que ¿cómo vas a imaginarte de dónde proviene? Viene o bien de Dios o bien del Diablo, pero viene de algún lugar. Y posteriormente tanto Hitler como Gandhi podrán razonar sobre ello, pero primero actuarán. Por ejemplo, Gandhi decidió hacer un largo ayuno. A media noche se despertó y entonces lo decidió. Luego, por la mañana, les dijo a sus amigos, «Voy a iniciar un largo ayuno». Nadie podía comprender lo que estaba diciendo. Le dijeron, «Hemos estado a tu lado, nunca nos informaste, nunca nos hablaste de esto. Por la noche estuvimos hablando de muchas cosas y no mencionaste para nada este tema».
Pero Gandhi dijo, «No dependía de mí, la decisión no dependía de mí. Por la noche el sueño desapareció. De repente me encontré despierto y con un mensaje Divino de que debía iniciar un largo ayuno». Pero, ¿para qué? Luego Gandhi descubre todas las razones. Esas razones son añadidas con posterioridad.

Esos son los tres tipos. Si la acción es lo que se presenta en primer lugar y luego el sentir y luego el pensar, puedes determinar cuál es tu factor predominante. Y determinar ese factor predominante es de gran ayuda porque entonces puedes proceder directamente, de otra forma tu progreso siempre será zigzagueante. Cuando no sabes a qué tipo perteneces sigues innecesariamente direcciones, dimensiones en las que no deberías ir. Cuando conoces tu tipo, sabes lo que tienes que hacer contigo mismo, como hacerlo, por dónde empezar. Lo primero es: recuerda qué es lo que surge primero y qué es lo que surge en segundo lugar.
Lo segundo te parecerá muy extraño. Por ejemplo, el tipo activo puede ejecutar lo opuesto muy fácilmente, eso es, puede relajarse fácilmente. ¡El tipo activo es capaz de relajarse muy fácilmente! La relajación de Gandhi era milagrosa. Era capaz de relajarse en cualquier parte. Parece paradójico. Un tipo activo debe de estar tan tenso que debe de ser incapaz de relajarse. Pero este no es el caso. Únicamente un tipo activo es capaz de relajarse con mucha facilidad. Un tipo cognitivo no puede relajarse tan fácilmente, un tipo emocional encuentra todavía más difícil el relajarse, pero un tipo activo es capaz de relajarse muy fácilmente.
De modo que el segundo criterio es que sea cual sea el tipo al que pertenezcas, serás capaz de moverte hacia el opuesto muy fácilmente. Recuerda pues: si puedes irte al opuesto, éste es tu tipo predominante. Si eres capaz de relajarte muy fácilmente, perteneces al tipo activo. Si puedes dejar de pensar, quedarte sin pensamientos con facilidad, perteneces al tipo cognitivo. Si puedes sentirte ausente de sentimientos muy fácilmente, perteneces al tipo emocional.
Y esto es extraño porque por lo común pensamos, «Un tipo emocional, ¿cómo va a poder permanecer sin emociones? Un tipo cognitivo, ¿cómo va a poder quedarse sin pensar? Un tipo activo, ¿cómo va a poder dejar de actuar?» Pero sólo parece paradójico. No lo es. Es una de las leyes fundamentales la de que los opuestos se corresponden, los dos extremos se juntan, tal como un péndulo de un gran reloj, tal y como el péndulo va hacia el extremo izquierdo, luego se dirige al derecho. Y cuando ha llegado al extremo derecho empieza a dirigirse hacia el izquierdo. Cuando está yendo hacia la derecha está acumulando inercia para ir luego a la izquierda. Cuando está yendo a la derecha está acumulando inercia para ir después hacia la izquierda. Cuando está desplazándose a la izquierda, cuando parece que se está yendo a la izquierda, está preparándose para ir hacia la derecha. Así que lo opuesto es fácil.

Recuerda: si eres capaz de relajarte con facilidad, perteneces al tipo activo. Si eres capaz de meditar con facilidad, perteneces al tipo cognitivo. Por eso es que un Buda puede meditar con tanta facilidad. Por eso es que un Gandhi es capaz de relajarse con tanta facilidad, incluso en un accidente de circulación. Ocurre un accidente de circulación y es la hora en que Gandhi se suele relajar en su siesta. Pero el coche no puede llegar al lugar de destino de modo que los que están en el coche han de esperar. Es un accidente mortal; todos están asustados y tienen miedo, pero, junto a la carretera, él se echa a dormir. ¡No puede esperar! Es la hora de su siesta, así que se echa a dormir. Cuando otro coche llega para recogerle le encuentra profundamente dormido.
El tipo activo puede relajarse muy fácilmente. Un Nehru no puede concebir como puede suceder este milagro, es algo milagroso para él. El no es del tipo activo, es incapaz de relajarse. Gandhi puede relajarse varias veces al día. Descansaba en multitud de ocasiones. Siempre que encontraba el momento, se dormía. El dormirse le era fácil. Un Buda puede quedarse sin pensar, un Sócrates puede estar sin pensar con mucha facilidad. De ordinario, parece algo difícil. Una persona que es capaz de pensar en tal grado, ¿cómo va a disolver el pensar? ¿Cómo va a entrar en el estado sin pensamientos? Todo el mensaje de Buda se centra en el no pensar, y él era del tipo cognitivo. El pensó tanto que, en realidad, su pensamiento se mantiene aún actual. Han pasado veintiséis siglos, pero Buda pertenece aún a la mente contemporánea. Nadie pertenece durante tanto tiempo a la mente contemporánea. Incluso un pensador de los tiempos actuales no puede afirmar que Buda sea anticuado. Pensó con tal profundidad, con una antelación de siglos, que todavía tiene atractivo. Para quienquiera que sea pensador Buda posee un atractivo porque es el tipo puro. Pero su mensaje es: introdúcete en el no pensar. Aquellos que han pensado en profundidad siempre han dicho, «Penetra en el no-pensar». ¿Por qué es tan fácil para ellos? Simplemente lo hacen.

Y el tipo emocional puede introducirse en el no-sentir. Por ejemplo, Meera, ella es del tipo emotivo; Chaitanya, él es un tipo emotivo. Su sentimiento es tal que no pueden permanecer sintiendo amor hacia unas pocas personas u objetos. Han de amar al mundo entero. Este es su tipo. No pueden sentirse satisfechos con un amor limitado, el amor no ha de tener límites, ha de esparcirse hasta el infinito. Un día Chaitanya acudió a un Maestro. El había alcanzado la Iluminación por propio derecho. Su nombre era conocido en toda Bengala, y entonces, un día, acudió a un Maestro, a un Maestro del Vedanta. Puso su cabeza a sus pies. El Maestro se sintió asustado, atemorizado, porque respetaba a Chaitanya en grado sumo. Y le dijo, «¿Por qué has acudido a mí? ¿Qué es lo que quieres? Te has realizado. No puedo enseñarte nada». Chaitanya dijo, «Ahora quiero penetra en el vairagya, el desapego. He vivido una vida de sentimiento, quiero penetrar ahora en el no-sentir. Así que, ayúdame».
Un tipo emotivo es capaz de cambiar, Chaitanya cambió. Ramakrishna era del tipo emotivo. Al final se introdujo en el Vedanta. Toda su vida fue un devoto, un adorador de la Madre, y al final se convirtió en un discípulo de un Maestro de Vedanta, Totapuri, y fue iniciado en el mundo de la ausencia de sentimiento. Y muchos le dijeron a Totapuri, «¿Cómo puedes iniciar a ese hombre, Ramakrishna? ¡Es del tipo emocional! Para él el amor es lo único. Puede rezar, puede adorar, puede bailar, puede entrar en éxtasis. No es capaz de introducirse en el desapego, no puede trascender el reino de lo sentimientos».
Totapuri dijo, «Por eso él puede hacerlo, y le voy a iniciar. Vosotros no podéis; él lo hará».
Así que el segundo criterio para decidir es: si eres capaz de situarte en el opuesto, eres de este tipo. Observa que hay al principio y luego el movimiento hacia el opuesto; esos son los dos factores. Y busca en ti constantemente. Durante veintiún días, continuamente nota esas dos cosas: primero cómo reaccionas, cuál es el comienzo, la semilla, el inicio, y luego a qué opuesto puedes irte con facilidad. ¿Al no-pensar? ¿Al no-sentir? ¿A la no-acción? Y a los veintiún días alcanzarás la comprensión de tu tipo; del predominante, desde luego.

Los otros dos estarán presentes como sombras, porque los tipos puros no existen. No pueden existir. Los tres son parte de ti, sólo que uno es más significativo que el resto. Y una vez conoces qué tipo eres, tu camino se vuelve muy cómodo y fácil. Entonces no desperdicias tu energía. Entonces no disipas tu energía en caminos equivocados que no te corresponden. Por eso, descubrir el tipo de uno mismo es un requisito básico en la búsqueda espiritual. De no hacerlo así seguirás haciendo infinidad de cosas y crearás únicamente confusión, crearás sólo desintegración.
Eso es lo que Krishna quiere decir en el Gita con swabhav, el tipo que conforma tu naturaleza. Por eso dice que es mejor morir sin tener éxito permaneciendo en el propio tipo que tener éxito con el tipo de otro. Es mejor ser un fracasado, incluso ser un fracasado según el propio tipo, que ser un triunfador de acuerdo con el tipo de otro, porque este éxito se convertirá en una carga, un fardo, un peso muerto. Incluso el fallar según tu propia naturaleza es algo bueno, porque este fallo te enriquecerá. Madurarás con él, aprenderás con él, te desarrollarás con él. Por eso un fracaso es algo bueno si concuerda con el tipo de uno.

Descubre a qué tipo perteneces o cuál es tu tipo predominante. Luego, de acuerdo con este tipo, empieza a trabajar. La tarea será más llevadera y la meta más cercana.

(Osho)

 

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