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 AFRONTAR EL CÁNCER DE FORMA HOLÍSTICA - 3ª parte



Octubre 28, 2012, 06:28:38 am
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AFRONTAR EL CÁNCER DE FORMA HOLÍSTICA - 3ª parte
« en: Octubre 28, 2012, 06:28:38 am »
LA BAÑERA, UNA AUTÉNTICO BALNEARIO CASERO



-El segundo pilar básico de su protocolo para una buena desintoxicación y alcalinización son los baños de agua caliente con sal marina. ¿Puede explicarlo con más detalle?



-En un principio me planteé seriamente cómo conseguir un sistema terapéutico eficaz y simple para ayudar al paciente, porque éste ya tiene bastantes problemas con su enfermedad para que nosotros le generemos más. Y a ello me ayudaron los trabajos de la doctora Josefina San Martín Bacaicoa -catedrática de Hidrología Médica en la Universidad Complutense de Madrid- y de Schneider, sobre el mundo del termalismo.



Con ellos comencé a comprender que los baños termales son una excelente solución terapéutica. ¿Por qué son útiles los balnearios? Porque sus aguas son minerales y termales. Es decir, se trata de agua caliente que contiene cloruro sódico y cloruro potásico en una concentración superior a 20 gramos por litro. Y es agua salina en una concentración superior a la del mar y a la de nuestro plasma ya que éste tiene 9’4 gramos de sal por litro y la de los balnearios anda por los 20 gramos por litro. Pues bien, cuando uno se sumerge en un lugar donde el agua está caliente enseguida se le dilatan los poros de la piel. Pero como además está muy salada y nuestros cuerpos son en un 70%-80% agua, resulta que al meternos en ella se produce el fenómeno que conocemos como ósmosis, de forma que el agua de nuestro cuerpo sale arrastrando toda clase de toxinas y sales minerales a través de los poros hacia el exterior. Con lo que también la sal sale fuera del núcleo de las células y éstas se alcalinizan. Esto me hizo entender el concepto de las “sales de baño”. Siempre me pregunté qué sentido tenía echar sal al baño. Entonces lo entendí. Bueno, pues las bañeras que la mayoría tenemos en el hogar pueden convertirse en balnearios caseros de alto rendimiento y bajo costo. De hecho ¿quiénes fueron los primeros que tuvieron bañera en casa? La gente de clase acomodada. Piénsese que en los años 40 del pasado siglo XX la gente pobre no tenía ni baño. Quienes iban a los balnearios pertenecían a la clase acomodada porque un balneario ni era ni es barato. Una estancia de un mes puede costar más de 3.000 euros en la actualidad. Algo que ni un rico paga con gusto ya que éste suele ser alguien que lo que busca es cómo obtener lo que quiere sin pagar por ello. Así que cuando los ricos se dieron cuenta de que los balnearios curan -aunque ignoraran por qué- se decidieron a estudiar cómo tener alguno siempre a su disposición pero sin pagar tanto por ello. Entonces les contaron que el agua de los balnearios cura porque sus aguas son termales. A lo que el rico responde: “¡Que me pongan una terma en casa”. Es que las aguas de balneario son minerales, les dicen luego. Y entonces preguntan qué minerales llevan, hablan con algún químico y éste les explica que en las aguas de balneario hay 20 gramos de sales por litro de agua. Así que los ricos, aleccionados, encargan bañeras sabiendo que deben llenarlas hasta la mitad -para que haya unos 100 litros de agua- y luego agreguen dos kilos de sal marina. De esa forma la proporción de sal será también de 20 gramos por litro. Y ya tienen un gradiente osmótico. Resumiendo, las bañeras caseras son en realidad artilugios terapéuticos muy eficaces que nadie nos ha enseñado a utilizar. Porque cuando el agua caliente dilata los poros de la piel y éstos se abren el organismo transpira eliminando anhídrido carbónico (CO2) a la vez que expulsa grasas, amoníaco y ácido úrico. Y todas esas fracciones ácidas que eliminamos a través de la piel en la bañera ya no necesitan ser desechadas por los pulmones, los riñones y el hígado con lo que les evitamos que tengan que filtrarlas ellos. Basta en suma agua caliente –no hace falta que queme- y dos kilos de sal marina en la bañera para configurar un mecanismo sencillo de alcalinización rápida –media hora de baño diario bastan- a disposición de cualquiera. Y barato. Tales baños suponen una diálisis percutánea, una especie de pulmones, riñones e hígado artificiales de alto rendimiento y bajo coste que casi nadie usa porque no se lo han explicado.



-Bueno, no todo el mundo -y pienso especialmente en las personas mayores- se puede permitir entrar y salir de la bañera todos los días.



-Siempre hay alternativas. A la gente mayor que no puede o debe entrar en la bañera para evitar riesgos mayores le digo simplemente que no se meta. Basta que se siente en una silla, coja un barreño pequeño donde quepan unos diez litros, eche en él agua caliente y un cuarto de kilo de sal marina para mantener la proporción de la que hablábamos y lo disfrute. Es verdad que la superficie corporal expuesta es menor pero tres baños de pies al día equivalen a un baño completo. Puede hacer por tanto diez minutos por la mañana, diez al mediodía y diez por la tarde-noche. Y respecto a la temperatura siempre les digo a los pacientes que deben sentirse a gusto. Hay personas a las que les va bien 25 grados y otras a las que les van 30. Con 30 grados a la sombra ya se suda… y la cuestión es sudar. Redescubramos a Galeno, o si se quiere, a nuestras abuelas que curaban siempre con cuatro elementos. Lo primero que hacían nuestras abuelas en cuánto decías ¡ay! -y daba igual lo que te ocurriera- era prepararte una lavativa. Y luego nos daban un caldo de pollo o gallina, o un caldo de verduras, o una compota de manzana o pera, o un arroz caldoso, y con eso -la lavativa y el caldo- ya tenían su cura de aguas. El tercer pilar que proponían era una buena sudada. Todo lo arreglaban con una buena sudada. Cuando las abuelas no tenían bañera -lo comprobé cuando ejercí la medicina rural en la comarca de la Segarra en Barcelona- ponían agua a hervir, llenaban botellas de cristal con el líquido a 70-80º, las envolvían con toallas -para que el cristal no quemara la piel- y colocaban luego tres botellas a cada lado del enfermo añadiendo cuatro mantas encima. ¡Y no veas tú qué sudada! Bueno, también usaban hierbas medicinales porque a diferencia de la generación actual conocían bien sus propiedades terapéuticas.



-¿Cuál es el fin primordial de una lavativa?



-Desintoxicarse, y por tanto, proteger el hígado. Un colon tóxico a quien más afecta es al hígado. Y voy a explicarlo de una forma muy expresiva: al lado de cada inodoro hay en todas las casas una escobilla porque la suciedad se pega y cuando activas la cisterna los restos fecales quedan a menudo adheridos. Bueno, pues en nuestro intestino pasa lo mismo: por él transitan todos los días restos fecales y siempre quedan restos adheridos a la mucosa. Al punto de que con el tiempo puede llegar a formarse una auténtica carcasa de restos fecales pegados a la mucosa intestinal. Lo sabemos pero no lo valoramos. Y sin embargo tiene mucha importancia. Una de las funciones primarias del colon es recuperar el agua de la digestión y cursar el bolo fecal en estado sólido. Para hacer la digestión utilizamos de hecho casi cinco litros de agua que obtenemos con la que ingerimos al beber pero también con el agua presente en la comida -especialmente en frutas y verduras ya que en un 90-95% son agua- y en los jugos gástricos (hasta dos litros y medio). Todo ello sirve para hacer una gran sopa, emulsionar las grasas y micronizar los minerales y oligoelementos para que el intestino delgado lo absorba luego todo. Lo que llega pues al colon son sólo los restos no nutritivos, los restos fecales, si bien el organismo -que todo lo aprovecha- recupera el agua deshidratando para ello el bolo fecal. Y esa agua que se absorbe en el colon va a la sangre; es más, va primero directamente al hígado. Luego, si nosotros no hacemos una limpieza periódica del colon cada vez que éste recupera agua, ésta tiene que atravesar la carcasa de restos fecales antes de llegar a la mucosa, atravesarla y llegar al hígado y posteriormente a la sangre. Con lo que acabamos llevando a ésta una auténtica infusión de aguas fecales. En otras palabras, cuando el colon está muy sucio nos intoxicamos inevitablemente. Así que uno debe plantearse hacerse una limpieza de colon cada cierto tiempo. Si se puede, una buena hidroterapia de colon. Si económicamente no se puede, mediante la lavativa de toda la vida. Muchas veces lo que yo sugiero a mis pacientes es combinar la ingesta de aloe vera con la lavativa. La idea es que el enfermo ingiera durante una semana zumo de aloe vera para ayudar a desprender los restos adheridos y luego se aplique la lavativa. Basta entonces meterse un par de litros de agua templada/caliente para que el colon quede limpio.


HERRAMIENTAS DE ASALTO



-Luego en su teoría del asedio las distintas terapias que sabemos también utiliza -como la Hipertermia, la Ozonoterapia, la Biorresonancia, etc.- jugarían entonces el papel de las antiguas herramientas de asedio: escalas, arietes, catapultas…



-Se trata de herramientas terapéuticas útiles que al no producir además efectos secundarios negativos pueden agregarse al tratamiento. Ayudan a que la respuesta sea mucho más rápida. Dicho esto debo reconocer que para mí, en particular, hay un antes y un después en los resultados que obtenía hasta noviembre del 2008 y los que observo desde entonces cuando empecé a aplicar los protocolos de los doctores Banerji. Estos dos médicos hindúes, a los que he tenido la fortuna de poder acompañar durante nueve días enteros en su hospital de Calcuta viéndoles trabajar, tienen el mérito de haber simplificado la Homeopatía. Sencillamente, atienden en ese centro junto a sus ayudantes a tal cantidad de personas al día –¡unas 3.000!- que han podido constatar en poco tiempo que hay remedios realmente universales con campos de acción muy concretos según la dilución que se utilice. Y eso facilita mucho elegir el remedio homeopático.



Por ejemplo, han observado que el Arsenicoalbum a la 3 CH tiene un tropismo y una acción concreta sobre la mucosa gástrica, a la 6 CH la acción la tiene sobre las mucosas de las vías respiratorias altas, y a la 200 CH actúa sobre la piel. Y que la gente responde siempre; en mayor o menor grado pero responde. Por mi parte, antes de conocer a los Banerji utilizaba la Homeopatía simplemente para tratar de que el paciente respondiera lo más rápido posible a los tratamientos. Y me ponía muy contento al ver que gracias a ello no sufrían anemia y los vómitos eran escasos o no los tenían. Muchos no necesitaron transfusiones de sangre, se levantaban bien por la mañana, se sometían a sus sesiones de quimio, llegaban a casa, se tomaban un baño y hacían vida normal por la tarde sin apenas deterioro físico. Y encima remitían más rápido de lo esperado. Pero ahora lo que estamos viendo con los protocolos de los Banerji no es que remitan rápido sino que remiten rapidísimo. La acción antitumoral es tan espectacular que algunos casos se han publicado hasta en Oncology y se han interesado ya por sus trabajos y protocolos desde el Anderson Cancer Center de Houston (Texas, EEUU) y la Universidad de Texas hasta el Hospital Presbiteriano de Nueva York. Hoy estos centros reconocen que sus protocolos funcionan y actúan al nivel del ADN en la célula tumoral. Es un avance importantísimo. En fin, toda herramienta que ayude a afrontar una enfermedad como el cáncer es buena, pero es que además ninguna de las que yo utilizo obliga al paciente a elegir, a tener que dejar algo. Son todas complementarias.



-¿Y cuál es el papel de las vitaminas, minerales y oligoelementos en su protocolo?



-Básico. Pero elegimos las que vamos a suministrar al paciente -para mejorar el rendimiento de su organismo- no tanto por el tipo de tumor sino por la respuesta que se obtiene, porque no todos los enfermos responden igual a los mismos productos. Para el riñón, por ejemplo, sabemos que es bueno el complejo de vitaminas B que es además diurético. Cuando uno toma vitamina B la orina se vuelve inmediatamente muy amarilla ya que activa la función renal y se excreta por el riñón. Las vitaminas del complejo B son sobre todo hepatoprotectoras y mejoran la coleresis o secreción de bilis hepática además de ser antianémicas, antineuríticas y mejorar la conducción a nivel de la placa motora del corazón. Sabemos asimismo que el sistema inmune del paciente oncológico está muy deprimido porque en un medio ácido no trabaja bien. El pH de la sangre en condiciones normales es de 7’4, es decir, ligeramente alcalino, y, por tanto, si se recupera la alcalinidad el sistema inmune volverá a trabajar adecuadamente. Y es que nada funciona de forma aislada. Por ejemplo, para que pueda haber unión entre una inmunoglobulina y un virus se necesita el concurso sinérgico de las vitaminas A, C y E. Así que lo suyo es añadir tales elementos para conseguir que los sistemas inmunitarios sean también competentes. Y otro tanto pasa con otras sustancias ortomoleculares. Sabemos que hay minerales como el selenio o el germanio 132 que tienen una gran potencia antioxidante y por eso los añadimos. En definitiva, la idea fundamental de nuestro tratamiento es la de potenciar los sistemas de defensa del cuerpo. Se consiguen unas respuestas terapéuticas extraordinarias dejando que sea el propio organismo el que resuelva la enfermedad. Nosotros nos limitamos a señalar al enfermo la ruta y a sugerirle luego -si procede- pequeñas modificaciones según sea su evolución. A fin de cuentas cada paciente es un mundo.



-¿Cree usted que ha cambiado algo la mentalidad de los oncólogos respecto de la medicina natural en los últimos años?



-Poco a poco… pero sí. Puedo decirle que hay ya bastantes oncólogos y radiólogos de distintos lugares de España que llevan tiempo enviándome pacientes para que les desintoxique porque reconocen abiertamente que haciéndolo sus tratamientos van mejor. Otra cosa es que lo pidan aún con la boca pequeña y que su petición siempre vaya acompañada de la coletilla “Mira, Alberto, esto que se quede entre nosotros”. Pero la apertura es cada vez mayor. Claro que hay una especie de run-run entre los pacientes en las salas de espera sobre la eficacia de lo que hacemos y al final todo se sabe. Bueno, no es menos cierto que quienes más pacientes nos mandan son los enfermeros/as porque también son quienes tienen más contacto directo con los pacientes. Como es cierto que cada vez más médicos entienden que la Medicina Biológica o Naturista no es una “medicina complementaria” ni una “medicina de confrontación”. Es simplemente Medicina.



Antonio F. Muro



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