A veces tú eres tu mayor enemigo
Siempre me ha resultado curioso que muchas personas, a la hora de calificar y medir sus resultados, mantienen un enfoque casi exclusivamente centrado en detectar sus fallos y las cosas que han hecho mal. Llevan en su cabeza un registro exacto de todas las veces que se equivocaron y que no actuaron con la efectividad que deseaban. Y desde luego, cuando se tiene ese enfoque, lo único que se está logrando es ir acumulando un lastre que mina poco a poco nuestra actitud positiva y nos limita cada vez más a la hora de tomar una acción poderosa en pos de nuestros objetivos. Es como tratar de subir una montaña, pero cada vez cargados con un mayor número de piedras en nuestra mochila.
A la hora de calificarnos y medir, hemos de tener siempre un enfoque positivo. Utiliza aquello que ha salido mal simplemente para aprender y como una valiosa lección. Pero trata de enfocar siempre que sea posible en las pequeñas mejoras que hayas conseguido. Procura establecer en todas las áreas de tu vida que estimes importantes, un sencillo plan de superación basado en pequeñas acciones que te permita ir acumulando pequeñas mejoras cada día. Y enfócate en esas mejoras, celebrando cada centímetro de avance.
Es algo tan sencillo como tomar conciencia de que una simple mejora de un uno por ciento cada día, aumentará nuestra capacidad en esa área un 365 por ciento al final de un año. Y lo habremos hecho casi sin darnos cuenta, de manera progresiva. De este modo es bien fácil tener algo positivo que celebrar al final de cada día. Y esto sumado día tras día termina generando una inercia de éxito y de acción imparable.
Deja de ser tu peor enemigo. No utilices las cosas que salen mal como un lastre, sino simplemente como lo que son: oportunidades de mejora. Te animo a dar esos pequeños pasos, y a evaluar de manera positiva esas pequeñas mejoras que vas a conseguir cada día.
Y después , juzga tu mismo por los resultados.
© 2012 José María Vicedo –
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