Otorga la ayuda de tu bondad, Oh Dios, a nuestros hermanos enfermos, pues tu único Hijo, al obedecer a tu voluntad de amor, quiso cargar con el peso de nuestra enfermedad y de nuestra debilidad. Haz que gocen del consuelo prometido a los afligidos que unen su propio padecer con el de Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.