OCHO PASOS PARA ENAMORARSE
Luz Rodríguez
Los seres humanos nos preparamos para salir a la calle, o para adquirir una propiedad o encontrar un trabajo. Sin embargo para el tener una relación de pareja no se planifica, por el contrario es trabajo de “cupido” o del “azar” y luego nos quejamos de terminar en una relación que nos llena de sufrimiento y de dolor, forjando la creencia de que las relaciones son complicadas y este proceso ocurre una y otra vez. Paradójicamente pocas veces nos detenemos a reflexionar lo que estamos dejando de hacer para prepararnos para una relación, entiendo que puedo herir susceptibilidades de corazones románticos que le fascina la idea de que no son responsables de “enamorarse”, que el único responsable es “un niño con los ojos vendados (cupido)”.
Como cualquier otro acto de nuestra vida el enamorarse implica ante todo estar preparado y para ello es indispensable que realicemos 8 pasos fundamentales para emprender el viaje de enamorarse:
1) Soñar: Es preciso tener una actitud de la mente disponible, preguntarse ¿Qué es lo que realmente quiero? ¿Cuál es mi verdadero deseo? Para ello es indispensable ser honestos con nosotros mismos porque en ocasiones se quiere una relación de pareja pero no se está dispuesto a asumir las responsabilidades que ello implica. Por ejemplo quiero tener una relación de pareja pero me gusta mucho dormir solo, o me gusta salir todas las noches con mis amistades, etc. Los verdaderos deseos de nuestro corazón sólo lo sabemos nosotros, es por eso que nadie más que nosotros mismos puede responder a estas preguntas.
2) Encuentro con tu esencia: Ir al centro de sí mismo y allí encontrar el amor propio, contar nuestros dones y agradecerlos. Preguntarse ¿quién soy? ¿Por qué merezco ser amado? ¿Qué tengo que dar? De esta manera profundizamos en nosotros y nos vamos apropiando de lo que somos y no intentar encontrarnos a través de otra persona. Al encontrar el amor en nosotros mismos nos ayuda a estar mucho más receptivos para identificarlo en todas nuestras situaciones exteriores. Cuando logramos ver destellos de lo que realmente somos, salimos a la calle emanando la seguridad de habernos encontrados a nosotros mismos, de irradiar amor porque emana como fuente de aguas vivas de nuestro interior.
3) Vivenciar la noche oscura del alma: Al ir al encuentro de nuestra esencia podemos encontrar que existe un niño o una niña herida, o verificar en todas las relaciones en que se ha sufrido, amores perdidos, situaciones aún no cerradas, etc. Sentimientos que inhibimos, por miedo a sufrir o al no saber gestionar la pérdida. Es tomar consciencia de las relaciones anteriores y cerrarlas agradeciendo el regalo que nos otorgaron, teniendo la seguridad que si aún seguimos viendo a esa ex pareja con dolor, rabia o rencor, de seguro aún es necesario adentrarnos en esa situación y descargar la emocionalidad que está allí contenida, con la finalidad de no proyectarla en otra relación. Es algo que ocurre normalmente cuando se empieza una nueva relación sin antes haber cerrado completamente las anteriores.
4) Ir al encuentro de la sombra: Una vez que se ha logrado vivenciar la noche oscura, aparece inevitablemente la sombra, todo aquello que hasta ahora queríamos ocultar de nosotros mismos (la posesividad, las inseguridades, los miedos), se toma consciencia de que el otro no fue el culpable de que las cosas no salieran como queríamos, sino que por el contrario nosotros fuimos responsable de al menos la mitad de la situación. El observarse a través del espejo que nos refleja el otro, nos devuelve los “monstruos” que intentamos ocultar y que se hacen evidentes cuando damos espacio a reconciliar y domar esas “fieras” que permanecen perdidas en el misterio de nuestra psiquis. La idea es prestarles atención, domarlas y dejar que se transformen con la luz de nuestra paz mental.
5) Cambiar de roles: Lo que llevamos dentro se empieza a transformar luego de reconocer nuestra propia sombra, comenzando a unificarse con aquellos aspectos de luz para que emerja un nuevo Ser con mayor capacidad de entrega. Empezando a hacerse visible nuestra verdadera esencia, dejando de posicionarnos como víctimas o como perpetradores, más bien como una persona que está aprendiendo a caminar en el arte de amar.
6) Purificar: Cuando algo permanece oculto es difícil que sane, más cuando se hace visible, la percepción de que era algo inmenso cambia y se va transformando poco a poco en algo cada vez más pequeño y por ende en menos temible. Dejando ante sí la ferocidad que en apariencia parecía tener.
7) Fluir: Dejar de intentar “hacer algo”, empezar a confiar en que todo acontece por sí mismo, dejando de luchar por conseguir tus sueños. Luego de realizar un trabajo interior es necesario que se asiente el aprendizaje y para ello es preciso que el tiempo haga lo suyo y que esa transformación se arraigue en tu mente, en tu cuerpo y en tu corazón.
Rencuentro: Luego de pensar que habías perdido tu alma, reconocerla dentro de ti, al saber que tu esencia es por naturaleza amorosa y que en tu interior posees todo lo que requieres para ser feliz. De esta manera puedes identificar que tu alma gemela permanece en tu interior y que estás dispuesto a compartir esa plenitud con otra persona como tu igual.
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