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 LAO TSÉ - EL TAOÍSMO - 2ª parte



Febrero 18, 2013, 06:20:02 am
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LAO TSÉ - EL TAOÍSMO - 2ª parte
« en: Febrero 18, 2013, 06:20:02 am »
XI La utilidad de la nada.

Treinta rayos convergen hacia el centro de una rueda, pero es el vacío del centro el que hace útil a la rueda.

Con arcilla se moldea un recipiente, pero es precisamente el espacio que no contiene arcilla el que utilizamos como recipiente.

Abrimos puertas y ventanas en una casa, pero es por sus espacios vacíos que podemos utilizarla.

Así, de la existencia provienen las cosas y de la no existencia su utilidad.

 

XII Represión del deseo.

Los cinco colores ciegan la vista del hombre.

Los cinco sonidos ensordecen el oído del hombre.

Los cinco sabores dañan el paladar del hombre.

La caza vuelve feroz la mente del hombre.

Las cosas difíciles de obtener lo vuelven cruel.

Luego el sabio alimenta su vida interior y no sus sentidos.

Excluye lo uno y persiste en lo primero.

 

XIII Evitar la vergüenza.

La honra y la deshonra son cosas que dan miedo.

La gloria y la desgracia son como nuestro cuerpo.

¿Qué significa esto?

La honra es un privilegio, la deshonra un mal.

Si se alcanza hay que tener temor, si se los pierde hay que tener temor.

De un modo u otro permanecemos en el temor.

Luego, la honra y la deshonra son cosas que dan miedo.

Además, al cuerpo debemos nuestra gloria y nuestra desgracia.

Si no lo tuviéramos, ¿cómo nos podrían sobrevenir?

Luego, aquel que considera las cosas del mundo como considera la gloria de su propio cuerpo, puede gobernarlas.

Y sólo a quien ama el mundo como a su propio cuerpo se le puede confiar el mundo.

 

XIV Alabanza del misterio.

Aquello que miramos y no podemos ver es lo simple.

Lo que escuchamos sin poder oír, lo tenue.

Lo que tocamos sin asir, lo mínimo.

Lo simple, lo tenue y lo mínimo no pueden indagarse.

Juntos se conjugan en lo uno.

Revelado, no deslumbra.

Oculto, no pierde su luz.

Infinito, ni puede ser definido.

Se esfuma en la no existencia.

Es la forma de lo que no tiene forma, es la imagen de la no existencia.

Es lo esquivo y misterioso.

Lo puedes mirar de frente, pero no verás su rostro.

Lo puedes seguir, pero no lograrás ver su espalda.

Quien se apega con fuerza al Tao primordial, gobierna la existencia de cada día y puede adquirir la sabiduría primordial.

Esta es la iniciación al Tao.

 

XV Manifestación de la virtud.

Antiguamente, el perfecto hombre del Tao era sutil, penetrante y tan profundo, que difícilmente podía ser comprendido. Por eso trataré de describirlo:

Era prudente, como quien cruza un río en invierno.

Cauto, como quien se sabe rodeado de peligros.

Reservado, como quien se siente huésped.

Desprendido, como el hielo mientras se derrite.

Auténtico, como un trozo de madera no trabajado.

Amplio como un valle.

Oscuro como el agua turbia.

¿Quién es capaz de aclarar lo oscuro, cuando ello deviene lentamente luz?

¿Quién es capaz de aquietar lo turbio, cuando ello se aclara con lentitud?

¿Quién es capaz de impulsar lo estancado, cuando ello progresa pausadamente?

Quien abraza el Tao no desea la plenitud.

Precisamente porque no ha alcanzado la plenitud, al declinar se renueva.

 

XVI Volver a la raíz.

Sea tu meta el máximo de vacío.

Conserva la firmeza de la paz.

Nacen las cosas y entran en la existencia, pero desde allí la vemos regresar a su reposo.

Mira todas las flores que florecen: cada una vuelve a su raíz.

Volver a la raíz es encontrar el descanso.

Este descanso significa regresión al destino.

Regresar al destino significa durar constantemente.

Conocer lo constante es estar iluminado.

Pero no conocer lo constante es caer en la ceguera y el desastre.

Quien conoce lo constante, lo abarca todo.

El que todo lo abarca es justo con todos.

Lo universal es el ritmo del cielo.

Y lo que está en ritmo con el cielo, lo está con el Tao.

Y lo que está en ritmo con el Tao perdura eternamente.

Aunque su cuerpo muera, nunca perecerá.

 

XVII Costumbres puras.

Acerca de los antiguos, todo lo que se sabe es que existían.

Sus sucesores fueron amados y alabados, y los siguientes fueron temidos.

Los que vinieron después, aborrecidos.

Si no tienes plena confianza, otros te serán infieles.

Entonces las palabras rituales estaban medidas.

El mérito de las obras tenía plenitud.

Todo el mundo decía: "Estamos en armonía con nosotros mismos".

 

XVIII Decadencia de las costumbres.

Al declinar el gran Tao, surgen la rectitud y la bondad.

Cuando nacen el conocimiento y la astucia, aparecen los grandes hipócritas.

Cuando las relaciones familiares no son armoniosas, aparecen la "piedad filial" y el "amor".

Cuando la confusión y el desorden reinan en los pueblos, se habla de patriotismo.

Sólo donde reina el Tao reina el equilibrio.

Cuando el Tao se pierde, todo se vuelve falso.

 

XIX Retorno a la espontaneidad.

Renuncia al conocimiento y no sufrirás.

Renuncia a la sabiduría y deja de lado la erudición, y el pueblo será largamente beneficiado.

Renuncia a la benevolencia y rechaza la rectitud, y los hombres retornarán al deber filial y al amor paterno.

Renuncia al engaño y arroja la ganancia, y no habrá más bandido ni ladrones.

Sin embargo, estas normas son externas e insuficientes.

Mejor es que el hombre actúe libremente.

Muéstrate sencillo y guarda tu naturaleza primordial.

Haz que tu "yo" sea más pequeño y limita tus deseos.

 

XX Diferente de los demás.

Entre el sí y el no, ¿qué diferencia existe?

Entre el bien y el mal, ¿qué diferencia existe?

¿Es verdaderamente temible eso que los hombres tanto temen?

Todo lo que puede verse es como un desierto sin límites.

Los hombres están de fiesta como en los días de los grandes sacrificios.

O cuando en primavera se asoman a las terrazas.

Sólo yo permanezco tranquilo, sin tareas que cumplir, como un niño que todavía es incapaz de sonreír, siempre desamparado, como si no tuviese hogar.

Los demás viven en la abundancia, sólo yo parezco pobre.

Es posible que mi mente sea la de un loco, tan oscurecido y confuso me siento.

La gente vulgar da la impresión de ser clara y brillante, sólo yo me muevo como una sombra.

Ellos son agudos, seguros de sí mismos.

Yo estoy decaído y me muevo como se mueve el océano.

Voy a la deriva, sin asidero alguno.

Todo el mundo parece tener algo que cumplir.

Sólo yo soy torpe y estoy fuera de lugar.

Soy diferente, yo encuentro paz y soporte en la madre que me nutre.

« Última modificación: Febrero 18, 2013, 06:21:33 am por adonis »

 

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