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 TAMBIÉN VIVIMOS MIENTRAS SOÑAMOS - 2ª parte



Marzo 10, 2013, 06:07:40 am
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TAMBIÉN VIVIMOS MIENTRAS SOÑAMOS - 2ª parte
« en: Marzo 10, 2013, 06:07:40 am »
LA AVENTURA DE LA NOCHE

Considerar tanto nuestra vida sobre la Tierra como seres encarnados, nuestra vida en otras dimensiones como desencarnados, y también los estados de vigilia y de sueño como meras facetas de una existencia única, resulta muy sabio y facilita el contacto, a través de los sueños, con los mundos superiores. Tanto desencarnados como en sueños, si nos mantenemos limitados al plano astral o emocional, podemos encontrar amigos y conocidos, y recrear los ambientes donde vivimos en el plano físico.
El sonambulismo es causado por la atracción que el cuerpo físico siente hacia alguno de los cuerpos sutiles del individuo. Por sentirse atraído con tanta fuerza el físico lo sigue cuando éstos se desprenden durante el sueño. Si antes de dormirse, él mismo diera una orden mental decidida y clara a su físico para que éste no se levante y no siga a los otros cuerpos, su sonambulismo puede terminar.
El insomnio es causado por el miedo de volvernos conscientes de ciertas revelaciones que nos puede hacer el sueño. Es como una defensa infantil de la personalidad. La solución para el insomnio aparece cuando la persona se decide a buscar la verdad, sin ningún temor. Un insomnio esporádico, si es ocasional, puede ser resuelto de manera simple: basta no insistir en dormir y procurar hacer algo práctico y útil.
El hablar mientras dormimos puede ser explicado como una negativa del cuerpo mental del individuo a dejar adormecer el cerebro. La mente, al continuar ligada a los acontecimientos del plano físico, se habla y transmite parte de lo que ocurre. Se debe enviar una orden precisa al cuerpo mental, de que no continúe trabajando mecánicamente.
Respecto al proceso del sueño, son necesarias, por lo menos, siete horas para que se vivencie correctamente. Si estuviésemos en estado de vigilia, normalmente conectados con los niveles más profundos del ser, dormiríamos menos sin perjudicar la salud por eso. Esto debe darse de un modo espontáneo, nunca provocado. Es común que algunas personas digan que no tienen tiempo de dormir de siete a ocho horas por causa de tareas más serias. No perciben que el sueño es una parte de la vida, tan importante como estar despiertos: a través de él entramos en contacto con otras vibraciones y mejoramos la tónica de la vida, con muchas secuencias benéficas.
El crepúsculo representa un momento de relajación general y esa sería la hora de irnos entregando a la necesaria soltura. Hasta las 22:30 horas, todavía no es de noche, pero sí un período intermedio. Desde esta hora hasta las 02:30 horas, estamos en la noche profunda. En ella están presentes, al contrario que las horas diurnas, energías que conducen a un mayor recogimiento. Si podemos ya estar dormidos entre las 22:30 horas y las 02:30 horas de la madrugada, estaremos más armonizados con las circunstancias energéticas de esas horas. Estas no sólo facilitan el sueño profundo sino también la vivencia correcta de todas las etapas del sueño.


ALGUNOS CUIDADOS

Usar la candidez con los otros, y la simplicidad de corazón son actitudes necesarias del comportamiento para permanecer conscientes durante el sueño. El espíritu crítico carga la mente de tensiones, que endurecen al cerebro y afectan su sensibilidad. La generosidad es otra cualidad importante a desarrollar para que la vida de los sueños se vuelva útil. Ella nos vincula con los niveles superiores de existencia y disuelve el egocentrismo, uno de los mayores obstáculos para la claridad de visión frente a los sueños. Cuando eliminamos en la vida de vigilia nuestras tendencias a la posesión, a la agresividad y al egoísmo, las pesadillas no pueden darse más. Esas tendencias son las puertas abiertas para la entrada de fuerzas astrales que producen este tipo de sueños.


CONSECUENCIAS DE LOS SUEÑOS

El yo superior puede continuar trabajando a través de los vehículos sutiles durante la noche, mientras el físico duerme. Estos trabajos constituyen un “servicio”, regulado por el yo superior del individuo, que tiene su propia vida en niveles elevados de conciencia, pero cuyos cuerpos astral y mental pueden salir a voluntad para la ejecución de determinada tarea. Los tipos de ayuda que podemos dar y recibir a través de actividades emprendidas en otras dimensiones son varios.
En general no damos importancia a los detalles, pero algunos aspectos del sueño precisan ser advertidos. Por ejemplo, para las personas que conocí, el lado derecho en el que una persona u objeto se encuentra tenía un valor positivo, mientras que el izquierdo tenía implicancias negativas.
Los sueños de naturaleza mental, son más útiles que los del mundo astral emocional. En ellos quedamos más en contacto con ideas e ideales y no tanto con las emociones y los sentimientos humanos. Estos sueños mentales implican, de parte de cada individuo, un trabajo de desarrollo de la propia mente, a través del contacto con ideas amplias y altruistas. Cada mente superior tiene su método de hacer contacto con el consciente. Cuando el mensaje es incomprensible para la mente normal, significa que la comprensión o la síntesis ocurrieron en otro nivel. Ideas creativas y figuras geométricas también forman parte del mundo mental y de ellas proviene mucha energía. Así se puede percibir la diferencia entre un sueño mental, que trae energía evolutiva más pura, y el común, mera prolongación de la vida diaria.


ENSEÑANZAS A TRAVÉS DE LOS SUEÑOS

No podemos conocer fácilmente la identidad que manifestamos en el sueño profundo. Esto nos induce a que busquemos desidentificarnos de la personalidad externa y de sus reflejos, que acostumbran a aparecer en los sueños. Vemos así, que nuestra existencia externa y personal es una especie de construcción. Es como si el ser que vive en nuestro nivel más profundo, del que no tenemos conciencia, buscando manifestarse, se fuera construyendo en esas figuras más exteriores. En los sueños o nuestro sueño profundo, es como si esa identidad jamás hubiera existido en alguna de sus formas condicionadas. Durante los sueños, por lo tanto, podemos ser más fieles a nuestro ser más profundo.
Aprendí que si un sueño viene de un nivel superior, y muestra lo que debe ser hecho, lo que él trae es generalmente opuesto de lo que humanamente yo haría. A pesar de que sea un hecho extraño para la personalidad común, junto con esa concientización viene el coraje y la fuerza para hacer lo que se debe, de acuerdo a lo que vimos en los sueños.


LA CALIDAD DE LA VIDA ONÍRICA

Al comienzo de su sueño, mientras todo era colorido y semejante a la vida física, estábamos en el plano astral. Si la conciencia está excesivamente polarizada en el mundo material denso, nos cuesta salir del cuerpo físico mientras éste duerme; si las emociones de la vigilia nos aprisionan, no conseguimos durante el sueño superar el plano astral emocional. Los olores, sonidos y todo lo que es percibido por los sentidos físicos está mucho más próximo del plano astral. En el plano mental, los sueños no tienen color. A medida que vamos subiendo de nivel de conciencia, los sueños van perdiendo cada vez más, la semejanza con lo que pasa aquí, en el físico.


LA FUNCIÓN ESPIRITUAL DE LOS SUEÑOS

A cierta altura, desencarnamos para que nuevos cuerpos se constituyan y retornen, más aptos para las situaciones en las que van a actuar. El yo superior también necesita quedar fuera de la encarnación, a fin de hacer una síntesis y preparar condiciones futuras más favorables, dentro de las posibilidades creadas por el karma tejido por el ego humano durante la vida en la Tierra. Si la conciencia no se retirase del cuerpo físico y no buceara en niveles más profundos, dejando así de recibir influencia externa, no sería posible continuar la vida aquí.
La sustancia astral-emocional que regresa al cuerpo físico-etérico después del sueño, lo revitaliza todo, porque pasó algunas horas en el reservorio general planetario y, tal vez, en el extraplanetario, aún más saludable. El yo superior necesita volver a sus propios niveles, donde encuentra la vitalidad básica que transmite a la conciencia física.
La vida humana toma fácilmente rumbos distintos de los reales. Si cada vez que nos enfrentamos con un problema físico, emocional o mental pudiéramos mantener abiertas las puertas a la conciencia superior, desde ahí nos llegarían soluciones.
Un tipo de obstáculo que nos impide relacionarnos correctamente con nuestro mundo interior, es considerarnos demasiado importantes. Cuando juzgamos necesario buscar en la superconciencia apenas aquello que seleccionamos, incurrimos en una falla técnica, porque, en una realidad más profunda, todo es esencial.
Otra actitud que nos impide recibir luz de estos niveles es el hecho de vivir según fórmulas, esquemas que conocemos muy bien y a los cuales ya estamos habituados. En el fondo, nuestros sentidos preferirían permanecer con lo obvio y lo conocido, pero esta actitud nos aleja del contacto superior que, por su parte, no se ajusta a lo antiguo y conocido. Entre tanto, nada hay más necesario y vital que saber lo que somos y lo que tenemos que hacer en el momento en que vivimos.


LOS SUEÑOS COMO MENSAJES DEL ALMA

El mensaje del alma no contiene juicios. La forma de actuar del alma es diferente de la utilizada por la personalidad. Por eso considero fundamental “no juzgar”. La personalidad aquilata a partir de su propia experiencia, a veces limitada a los hechos por los cuales pasó en la presente encarnación. El alma, por traer consigo la experiencia de todas las encarnaciones anteriores y la sabiduría de sus propios niveles, muestra un cuadro, tomando en cuenta una parte mucho más amplia y abarcadora de la creación y de los mundos que nuestra mente puede concebir. Siendo la vida una totalidad, no hay acto ajeno que no nos diga algo al respecto, tanto como no hay actos nuestros, físicos, emocionales o mentales, que no influyan positiva o negativamente sobre otra persona, o sobre otros seres. Este es el punto de vista del alma, amplio y universal. Si estamos abiertos a él, aprenderemos a ser más abarcadores y compasivos.
Cuanto menos nos dejamos influenciar por nuestros sentidos, más nos aproximamos a la realidad del alma, que abarca otros tipos de sentidos, o sea, los internos y los suyos propios.

Constantemente los egos humanos, a través de sus vehículos, son puestos a prueba por el yo superior que los mueve, en el trabajo de volverlos ágiles y alertas, aptos para una vida más amplia.

 

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