DESCONOZCO MI PERDÓN
Aún coletean en mi conciencia
los ecos del último reproche
y ya está otro buscando plaza en la que afincarse,
preferiblemente a perpetuidad.
No me perdonan.
Soy mi más encarnizado verdugo.
Soy persona non grata para mi paz,
que reniega de mí con razón.
Quizás un corazón más condescendiente
sería mejor juez
y sus sentencias más benévolas.
Pero no.
Transito por la vida severamente,
desusando mi perdón,
víctima de mi intransigencia.
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