DEL ARTE DEL PERDÓN.
¿Cómo lo hacemos para perdonar?
Sabemos que abrigar sentimientos de rencor o rabia es cómo desear que otra muera y tomar tú mismo el veneno. Nuestros deudores no sufren la inmensa amargura que supone arrastrar por la vida un sentimiento de injusticia.
Si, queremos y nos proponemos perdonar porque además de haber sido víctimas no queremos continuar siendo victimistas en el presente, pero a veces el perdón cuesta de encontrar. Lo encuentra quién lo busca, pero no siempre fácil y rápidamente, como el enamoramiento, la intuición y otros movimientos del corazón.
Cuando lo encontramos al fin , hacemos borrón y cuenta nueva limpiando nuestro interior de resentimiento pero eso es posible si ....
1.- Aceptamos.
Reconocemos el daño padecido con precisión. Pues nadie puede perdonar aquello que no ha asumido que ocurrió.
2.- Aprendemos algo.
Procesamos las heridas que nos fueron infringidas como parte de nuestra experiencia existencial. Pues nadie puede emprender algo útil a base de simple dolor, destrucción y sinsentido.
3.- Comprendemos.
Nos percatamos de que la situación que padecimos tuvo lugar por la inconsciencia de uno o más seres y por tanto en ese momento fue ineludible. Pues nadie puede perdonar algo que no entiende cómo ni cuando puede repetirse.
4.- Superamos.
Abrazamos el dolor sufrido como parte de lo que nos constituye en alguien más fuerte de lo que éramos. Pues aquello a lo que hemos sobrevivido nos ha fortalecido y hecho quienes ahora somos.
5.- Recordamos.
Contextualizando dentro de una historia que protagonizamos aquel daño que entonces nos afectó y ahora revivimos cómo algo superado. Quién no recuerda su pasado está condenado a repetirlo.
6.- Nunca más.
Nos retamos a nosotros mismos. Si es cierto que somos lo que fuimos, padecemos cierta predisposición probablemente a que esa situación de perjuicio hacia nosotros se repita, aunque sea en otra circunstancia. Quién traza conclusiones sentimentales del daño que le marcó, convierte las secuelas en poder personal.
7.- Reconvertimos el ansia de venganza en compasión.
Las revanchas a lo Montecristo pueden dar lugar a preciosa literatura, pero como orden de vida son una pesada losa. El mejor resarcimiento vendrá dado por transformar la rabia, el miedo y la pena, en conmiseración y luego en comprensión. Quién alcanza la comprensión de su agresor, puede compadecerlo, liberándose del odio.
8.- Experiencia de perdón.
La vivencia de este sentimiento resulta un cambio cualitativo en los propios sentimientos, que por una misteriosa alquimia, de pronto se transforman de destructivos y desagradables (odio) en constructivos y liberadores (compasión y perdón).
9.- Crecimiento.
Al perdón conduce la propia mejora. Quién avanza en el crecimiento interior no hace otra cosa que dar pasos hacia el dominio del perdón.
10. - Búsqueda.
Si todavía no has logrado encontrar el perdón en algún recodo de tu interior, es solo que todavía no has buscado suficiente. Quién busca, y deja de inventar distracciones, evasiones o excusas... por fin algún día encuentra y en este caso se encuentra a si mismo lleno de paz interior.
Publicado por Paz Torrabadella