APRENDER DEL KARMA
(Amelia Lamaignere Badias)
LA HERENCIA DE ORIENTE
Occidente ha adquirido muchos vocablos de oriente y ha intentado a adaptarlos a su vocabulario dándole un simbolismo más europeizado, con lo que en muchos casos el sentido metafísico de la palabra original se ha desvirtuado.
Uno de los más distorsionados es el vocablo y significado de Karma.
Escuchamos términos tales como: acto kármico, pareja kármica, enfermedad kármica, astrología kármica, herencia kármica, y otros múltiples y variados conceptos a fin de relacionarlo con la Ley de Causa y efecto Hermética, y hacerlo más comprensible a nuestra precipitada mente occidental y de paso darle un “aire nueva era”, que está más de moda…pero en realidad esto no tiene equiparación posible con el concepto original.
Debemos admitir que es fácil concretar en una sola palabra la ley hermética de causa y efecto, y además en la otra cara de la moneda, también es una demostración tangible que en cuestiones espirituales no hay fronteras y que todos los caminos llevan a un destino universal, por más recovecos y desvíos que le queramos encontrar; procedemos de la Luz (somos Luz de Dios, y nos movemos en la Luz. Nota de Alonso) y a Ella retornamos, y al igual que en el “alumbramiento físico” somos portadores de un ADN que es nuestra raíz física y tangible, nuestro espíritu una vez efectuado su tiempo vital, regresa a la casa del Padre, no importa que le llamemos Nirvana, Allah, Budeidad, Dios, Tezcatlipoca, o Oduduwa. Ese es nuestro ADN espiritual creado a través de una cadena de interminables reencarnaciones.
Etimológicamente la palabra karma en sánscrito significa “acción” y este acto ya sea físico, mental o emocional incluye efecto kármico. Budha lo definía “como el acto mental de la voluntad que genera el deseo y es seguido de la acción ya sea con cuerpo, palabra (o emoción) o el pensamiento”. Así pues según esta definición y contrariamente a lo que algunos occidentales creen, el karma abarca no solo al acto volitivo sino a toda acción ya sea ejecutada con la mente, la palabra o las obras, cosa por otra parte muy lógica, ya que sería absurdo aplicar la ley solamente cuando ponemos deseo en lograr algo aun a sabiendas que eso signifique contravenir las normas divinas.
¿CÓMO SE GENERA EL KARMA?
En realidad, viviendo. Cada uno de nuestros actos del presente momento es una consecuencia del pasado y una causa de futuro, y así esto pasa día atrás día y vida tras vida hasta que se pierde en el principio de los tiempos. , pero, que no cunda el pánico, porque lo analizaremos de una manera más gráfica para comprenderlo y veremos que tiene una lógica aplastante, y además, es escuela de crecimiento, pero antes, deberemos comenzar borrando de nuestro chip mental el programa-idea de Bueno y Malo.
Veamos. Cada acto que realizamos en nuestra vida tiene una consecuencia, no hay uno que se escape por mas ínfimo que sea. Buda decía: “aquello que no esté sujeto a causas y condiciones no existe” en el sentido de que todo está interrelacionado en el Universo y en nosotros mismos. La consecuencia de la acción se mantiene hasta que los efectos quedan cumplidos, igual que cuando tiramos una piedra al estanque las ondas del impacto se extienden por todo el lago hasta el agotamiento de la onda. Lo duro de la situación es que los efectos del karma pueden extenderse más allá de una sola vida con lo que no es posible definir la secuencia de causas en este presente y desconocemos que acciones de vidas anteriores originaron las consecuencias que vivimos ahora.
La mente no para nunca de proyectar permanentemente, es como un mono en perpetua gesticulación. De esos pensamientos, deseos y hechos se genera una cadena de manifestaciones que conforman nuestra vida física. Ese continuo pensamiento-acción es la trayectoria de esta vida. Vamos a relacionar en términos simbólicos la parábola del administrador y los talentos recibidos de su señor con respecto a un negocio cualquiera. Al llegar a la vida, nuestro Superior, ha puesto a nuestra disposición, una “franquicia con un capital energético de 5000 talentos (por ejemplo)”, con lo cual deberé mediante mi gestión fructificarlo y sacarle un buen beneficio.
De cómo me ocupe de esa inversión, dependiendo de la forma en que controle los acontecimientos y favorezca los momentos más propicios para un buen resultado comercial, dependerá que al cumplir el tiempo marcado haya logrado el éxito dando rentabilidad suma a mi “franquicia kármica” y tenga un gran potencial acumulado o que sea un pobre y miserable dilapidador de recursos, e incluso ¿porque no?, un anodino ser que no hizo sino enterrar en el jardín de su casa los talentos otorgados, y solo se ocupó de sobrevivir, sin ninguna rentabilidad, pero no de crecer y mejorar. (Parábola de los Talentos).
Si llegado mi tiempo término mi carrera vital con un gran capital acumulado en el banco mediante el ejercicio de mis talentos proyectados a realizar acciones que beneficien a la humanidad, podré regresar a la casa de mi Padre en primera clase con buen servicio a bordo y jet especial, porque me lo he ganado. En una micronesia de segundo me hallaré en La Luz. No es un premio, no es un castigo es la justa consecuencia de mi esfuerzo.
En cambio, si mis inversiones han sido realizadas con error quizá llegue al final justo con un billete de autobús y sujeto a las inclemencias del viaje, porque mi rentabilidad no da para más, e incluso, a lo mejor ni siquiera puedo elegir y el viaje debo hacerlo en transporte colectivo o a pie….he arruinado mi capital, y estoy agotada y sin recursos, mi equipajes es pesado y me dificulta el caminar, así que hasta sufro el riesgo de perderme por esos mundos de Dios y “soñar que estoy en casa” cuando en realidad lo que hago es dar vueltas a una noria de agua …las consecuencias varían mucho de un tipo de negocio a otro ¿no?. Pues exactamente así es como nos organizamos la vida que recibimos como don preciado para crecer, para evolucionar para trascender la materia y retornar a la casa del Padre convertidos en luz.
El saldo a nuestro favor o en contra en nuestra cuenta corriente cósmica no es más que el karma. Y como consecuencia, cuando llegue la hora de regresar de nuevo a la vida vendremos vestidos de ricos y opulentos, con posibilidades de logros y de una vida ecuánime y beneficiosa para todos los seres o por el contrario, deberemos comenzar desde cero trabajando duramente nuestro ego, nuestros apegos, nuestra falta de generosidad, a fin de superar las dificultades y crear un medio beneficioso para la experiencia que se nos vino encima. Además deberemos pagar deudas acumuladas, sanear nuestros haberes cósmicos, y generar nuestros propios dividendos para hacer una inversión rentable y mejorar nuestra conexión espiritual. Es la única salida libre del agujero que nuestros actos nos han conducido.
EL KARMA Y LA ENFERMEDAD
Ahora podremos comprender que una enfermedad de origen kármico procede de una mala gestión en administración de otras vidas, y un mal hereditario procede de un karma grupal en el que quedan afectados varios miembros de un clan. Si retomamos de nuevo el evangelio como referencia, leeremos que en un pasaje los fariseos acudieron a Jesús a presentarle un niño ciego y le preguntaron: “¿Quien cometió el pecado, el niño o sus antepasados?”. Esa puede ser una explicación de que en el ADN físico no solo se encuentra la información biológica de un ser, sino que influyen además en el otras causas que vinculan a determinados miembros de un grupo. ¿Alguna vez hemos oído hablar de una familia en la que sistemáticamente cada x periodo de tiempo aparece una persona con unas actuaciones idénticas? Por ejemplo cáncer, ahogarse, o suicidio, o accidentes de coche y de repente uno de los miembros herederos del karma, toma conciencia del hecho y voluntariamente interrumpe la cadena; se niega actuar de la misma forma que aquel antecesor, al saberse portador de ese karma y a partir de ahí el vínculo determinante de ese acontecimiento kármico se termina en ese grupo familiar. Sin embargo esa no es una gestión puramente física de la cadena del ADN. Las actuaciones, los vicios y las virtudes, también crean pauta en los descendientes acumulándose en la cadena kármica incluida en los genes de nuestro ADN.
La ley kármica es el resultado de acciones que pueden ser cambiadas por la acción de la libertad humana. Así pues, no desesperemos, creo sinceramente que si un karma se puede purificar y así cambiar el rumbo de la vida de un ser humano, igualmente un ADN que muta hacia el deterioro puede ser mutado hacia el equilibrio (Sino preguntémosle a Kryon). Todo depende del acto kármico y el esfuerzo realizado. Incluso, a veces venimos a la vida con la misión de generar en nosotros mismos esa enfermedad para agotar con nuestro esfuerzo la onda expansiva kármica de la familia afectada. No seriamos el primer caso ¿no?
Quise decir con esto que en las familias estamos unidos por vínculos no solamente físicos sino también mediante actuaciones o comportamientos espirituales. Al fin de cuentas la familia es la fundadora del espíritu de clan de los primitivos habitantes de la tierra (Y ni hablar del Karma de todo un pueblo, o una nación). Esto es aplicable, a todas las situaciones de la vida, incluida a la pareja. Después hablaremos de la alma gemela, que es otro punto que nos afecta a todos mucho.
DISOLVER KARMA, SANAR ENFERMEDADES
Por otro lado no podemos olvidar, que no es igual curar que sanar. Podemos sanar las causas de la enfermedad siempre, de hecho esa es la función de la propia enfermedad. Cuando comprendemos los errores admitidos en nosotros como pauta de conducta y rectificamos nuestros hábitos, estamos sanando, al tiempo que disolvemos karma. Pero muchas veces la enfermedad es el camino elegido por nuestro Ser para evolucionar, y eso no siempre implica curar el mal físico. Una enfermedad kármica puede significar también una misión aceptada como camino de evolución y de enseñanza para la propia medicina y para otros enfermos y eso no significa que No estemos sanando emociones ni que no estemos disolviendo karma, sino que por el contrario en muchos casos es la misma enfermedad la que nos lleva a niveles de realización muy altos y a ser baluarte para otros compañeros de camino con menos visión trascendental. El aceptar la ayuda de otros, el estar “disminuidos” o estéticamente deformes, suelen ser motivos de transformación y aceptación de karma duro y es, en la mayoría de los casos una prueba de humildad que a los humanos nos cuesta aceptar, pero que una vez que hemos conseguido entrar en esa rueda descubriremos un mundo de posibilidades y de realizaciones muy superiores a las que hubiéramos logrado en caso de no vivir este problema. Y esto si lo puedo decir por experiencia propia.