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 DIOS



Noviembre 22, 2013, 07:22:08 pm
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Desconectado Francisco de Sales

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DIOS
« en: Noviembre 22, 2013, 07:22:08 pm »
DIOS


De lo poco que pienso
Tú ocupas muchos de esos pensamientos.

Tanta literatura sobre ti…

Tanta filosofía, tanta teoría,
tanta idealización, tanta palabrería…

El caso es que si Te saco de la palabra,
de esas cuatro letras que pretenden hablar de Ti,
Definirte,
Contarte,
Encerrarte,
Enaltecerte,
Resumirte,
Nombrarte…
ya no sé por dónde seguir.

Y si lo que pretendo
-que tal vez sea lo adecuado-
es Sentirte
-que posiblemente sea mejor que pensar en Ti-
los sentimientos
-que tengo muchos y muy dispares-
no saben por dónde seguir,
y están confundidos,
enmarañados,
empachados de opiniones ajenas,
carentes de un criterio sin contaminar.

Todavía a muchos nos pasa
que pensamos que dudar es un pecado,
y negamos nuestras dudas,
y nos obligamos a verdades dubitativas
que se tambalean.

Son verdades que mienten
intencionadamente.

Miento si digo que Eres amor
porque no le pongo la mayúscula
y entonces se queda en amor descafeinado,
amor sin la mayoría de ingredientes,
amor de segunda mano,
o de segunda categoría,
un mal sucedáneo del amor.

Y si digo padre,
y no le pongo la mayúscula,
porque no soy capaz de
pensar sentir captar embriagarme
de Padre
mío
que debieras estar en mi Cielo
-Ser mi Cielo-
que santificado sea Tu nombre
-que no sea padre sin Amor-
ya que si solo digo padre
como se dice clavija, candado, o membrillo,
y no alabo Su Grandeza
porque la dejo en la tierra de la Tierra
-padre de carne y sueldo, huesos y problemas-
padre casi sin hijo,
sin autoridad ni magnificencia,
entonces falto a Tu esencia
-vuelven a acapararme las dudas y el amor sin mayúscula-
y entonces pienso siento noto
“Señor no soy digno…”
y me retiro, decepcionado de mí,
al rincón de los ateos,
de los infames,
de los que te perdieron.

Tengo aún más dudas que preguntas
y más preguntas que respuestas.

Cuando dudo me duele dudar.
Quisiera tener una fe inquebrantable
y Verte más y más a menudo
o Verte ya para siempre,
y estar tranquilo en ese terreno,
porque las dudas me hacen acusaciones graves
de ser un impío pre-condenado por eso:
tengo un barullo caótico en la mente
y una necesidad implacable de claridad o confianza,
de poder respirar tranquilamente
sin esa quemazón en el alma;
necesidad de no Necesitarte
y sí Desearte.

A veces intuyo que tengo más miedo que deseo.
Es el momento duro que siempre pilla a la fe ausente
y no encuentro argumentos serios
capaces de defenderme del enemigo invisible
que habita en mi casa interna.

Te veo.
Pero no sé dónde.
Te siento.
Pero no sé cómo.
Te añoro.
Pero no sé por qué.

Eres el amigo imprescindible
aún pendiente de conocer.
Y eso es lo que quisiera:
que fuéramos uno –Uno-
inseparables –carne y huesos-
ineludibles –sed y hambre-.

Pero, de momento,
sólo vives en mi ambición de Ti
que desea sentirte de un modo innegable,
ser más Tú que Tú,
que seas yo y no me queden dudas,
porque sé pocas cosas pero sé que eres yo.
O algo más importante: que soy Tú.

Sólo me queda esperar,
pero no quiero esperar.
No quiero perder el tiempo,
ser un tiempo sin Ti.

Deseo que se produzca ya el encuentro
donde quiera que sea que ahora nos encontremos.

Así sea.



 

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